21 de septiembre de 1985. Angola está inmersa aún en la guerra civil que estalla un mes antes de que se realice el traspaso de poderes a la nueva República de Angola por su colonizador: el gobierno portugués y que se prolongaría hasta el año 2008, tras breves episodios de suspensión de las acciones bélicas de los distintos bandos.
Ese día, el 21 de septiembre de 1985, nace en una Luanda devastada por la guerra civil Nelson Joao Ebo. Sus hermanos mayores han muerto, bien desaparecidos en la guerra, ejecutados en las calles o víctimas de la tuberculosis. Sus padres Francisco y María eran muy pobres y apenas podían proporcionar a sus hijos más alimento al día que un tazón de arroz con azúcar y café (granos tostados de cualquier cereal).
Son muy religiosos y María intenta alejar a su hijo menor de la calle enviándole a la iglesia, donde se integra en el coro y destaca pronto por la extraordinaria calidad de su voz y sus dotes para el canto.
Es en esa iglesia donde ocurre algo que va a ser clave en su futuro. El sacerdote les entrega una cinta en la que está grabado el concierto de 'Los Tres Tenores'. Nelson es analfabeto; pero tiene un excelente oído, con lo que aprende a vocalizar las palabras de aquellos idiomas desconocidos y a interpretar, a golpe de fuerza vocal, esos temas en los que encuentra una belleza sublime a la edad de trece años.
Esas arias le permiten colaborar en el sostén económico de su familia cantando en restaurantes, clubes e iglesias.
21 de septiembre de 2000. Es su decimosexto cumpleaños; pero puede que no lo recordara cuando el joven delgado, alto, de sonrisa abierta y personalidad subyugante en que se había transformado, va a cantar a un club, como de costumbre, sin imaginar que camina hacia un futuro sorprendente.
Entre los clientes del club, esa noche está Alfonso Barragues, treinta y cuatro años, miembro de la Oficina Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, gran aficionado a la ópera. Quedó tan impresionado con la actuación del adolescente que pocos días después le invitó a su casa, le mostró unas escenas de Turandot en la televisión y luego le puso una cinta con un aria: 'Una Furtiva Lácrima'. Nelson comenta extasiado que es muy hermosa y sorprende a su anfitrión tarareando unas notas, primero y luego arrancándose en una interpretación completa del aria que acababa de escuchar que Barragues calificó como la más hermosa versión de Donizetti que hubiera escuchado nunca.
A partir de ese momento, le invita a comer con frecuencia y le presenta a todos sus conocidos del mundo de la diplomacia y las altas esferas de la sociedad. En el cumpleaños de Barragues en 2001, es invitado por su protector a incorporarse a la pequeña fiesta que le organizaron sus amigos en un restaurante local. Vio, avergonzado, que todos habían traído un detalle para Alfonso y él no tiene nada. Cuando acaba la entrega de presentes, él improvisa la suya y canta para él 'Recóndita Armonía' de Tosca. Las conversaciones se detuvieron, los camareros dejaron de servir y el Alto Comisionado recuerda como memorable aquel regalo de cumpleaños que le hizo un genio del canto poco antes de que regresara a España por motivos personales.
Otro golpe de suerte para Nelson. Alfonso no le olvida y aprovecha su estancia en España para mover contactos y conseguir que le admitan a una prueba, tanto en el Real Conservatorio de Música como en la Universidad Carlos III. Le avisa de antemano para que no se haga demasiadas ilusiones. Es una oportunidad y debe aprovecharla; pero competirá con cantantes de todo el mundo por las escasas plazas.
En el mes de junio de 2001, Nelson aterriza en Madrid. Alfonso apenas puede reconocerlo. Aún no ha cumplido dieciocho años; pero tiene el aspecto de un anciano, la cabeza rapada, el rostro cadavérico.
Le lleva de inmediato al médico. Descubren que tiene una grave desnutrición agravada por la tuberculosis, aún en fase de desarrollo, amén de una infección en las piezas dentarias que exige una intervención inmediata. Necesita tratamiento; pero sobre todo, una buena alimentación y ante ese panorama, Alfonso lo ve todo perdido. Están a una semana de las pruebas. Es imposible que Nelson las supere en ese estado.
Contra todo pronóstico, Nelson se presenta a las pruebas, arranca aplausos en el tribunal cuando terminó la ejecución de su pieza y logra su objetivo. Es el primer paso de un sueño.
Plácido Domingo está en esos días en Madrid para interpretar 'La Valquiria' de Wagner. Los amigos de Barragues se han movido y consiguen una audición especial para Nelson. Cuando entra en la sala, se tropieza, incrédulo, con Plácido Domingo sentado al piano, para acompañarle en su interpretación de 'Una Furtiva Lacrima'. Cuando terminó, Plácido le dijo: «Tienes una voz preciosa, hay que trabajar mucho para su desarrollo» y a partir de ese momento, tuvo todo el apoyo del tenor, que firmó todas las cartas de recomendación que necesitaba para prepararse, no sólo como cantante, sino para aprender los idiomas y adquirir la cultura que necesitaba para asegurar su futuro.
Apenas dos años más tarde, Barragues le llamó por teléfono para comunicarle la muerte de su madre. Fue un golpe muy duro para él, que tuvo que acudir al Rector de la Universidad para obtener el dinero necesario para viajar a su país y pagar el entierro de su madre.
En el año 2004 Julián Rodescu le oyó cantar en Génova y en sus propias palabras, «se cayó de la silla». «A veces llegas a través de esa voz, ese talento, esa honestidad a la gran bondad de un sonido». Se convierte en su mentor y consigue para él una audición en la Academia de Arte Vocal de Filadelfia; pero ese día Nelson estaba acatarrado y no consiguió un buen resultado. Se incorpora al estudio en el Westmister Choir College de Princenton, en Nueva Jersey; pero su visado caducó y tuvo que volver a España.
12360 REAL DECRETO 759/2006, de 16 de junio, por el que se
concede la nacionalidad española por carta de naturaleza
a don Nelson Joao Ebo.
A propuesta del Ministro de Justicia en atención a las circunstancias
excepcionales que concurren en don Nelson Joao Ebo y previa deliberación del Consejo de Ministros en su reunión del día 16 de junio de 2006,
Vengo en conceder la nacionalidad española por carta de naturaleza a
don Nelson Joao Ebo, con vecindad civil de derecho común.
Esta concesión producirá efectos con los requisitos, las condiciones y
los plazos previstos en el Código Civil.
Dado en Madrid, el 16 de junio de 2006.
JUAN CARLOS R.
El Ministro de Justicia,
JUAN FERNANDO LÓPEZ AGUILAR
Fueron dos años duros, de frustraciones y fracasos, en los que su confianza en sí mismo, acostumbrado a deslumbrar siempre, sufrió un duro varapalo. Capeó la sensación de fracaso, el temor de que su voz no fuera tan buena como decían, la posibilidad de olvidar su sueño de convertirse en cantante de ópera y dedicarse al jazz. Su profunda formación religiosa y el apoyo de sus amigos le llevó a sortear esa etapa oscura, confortado por el afecto de cuantos le rodeaban y la confianza en que Dios le ayudaría.
Y Dios, o tal vez su personalidad bondadosa y fascinante, pusieron fin a la mala racha. Recibe una llamada de EEUU: tiene concertada una audición en la 'Hart School of Music de la Universidad de Hartford en Connecticut, que le paga el pasaje de avión para que pueda asistir a la prueba.
Vuelve a una vida feliz, a hacer amigos, a cosechar éxitos clamorosos con sus interpretaciones. En 2010 fue invitado a actuar en el 'Día de los Derechos Humanos en Ginebra'.
Cuando le preguntaron a 'La voz que viene de Dios' de dónde sacaba tanta pasión para sus interpretaciones tras participar en un concierto en Lambertville (NJ), respondió: «Vengo de Angola»
3 comentarios:
Fantástica historia, Carmen. Enhorabuena. Vengo de Angola, hum, sensacional
Maravillosa voz y preciosa historia. Afortunadamente el mundo está lleno de gente buena y su relato nos lo ha recordado.
Muchas gracias por ello, Dª Carmen
Muchas gracias a los dos por sus palabras. José Antonio, supongo que viniendo de ese país, la historia de Nelson cobra una fuerza especial.
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