9/7/11

El aprendiz de brujo









Hoy hemos tenido dos noticias. Una nos ha confortado; por cuanto tras treinta y tantos años de identificación de don Alfredo Pérez, como Rubalcaba, resultaba muy desconcertante la petición de que le llamáramos Alfredo, sustituida por el P. (era muy raro eso de Alfredo Pepunto y nos llenaba de zozobra), por fin, hoy, nos devuelve el aliento con su cartel electoral. Ha reunido todas las propuestas y por fin es Alfredo P. Rubalcaba. Creo que podemos seguir llamándole Rubalcaba, para abreviar, porque no es nada cómodo el alfredopepuntorubalcaba. Seguro que lo entenderá y no se enfadará.








La otra resulta una muestra admirable de sacrificio y lealtad. Ha visto que, pese a su inmensa capacidad de trabajo, no puede compaginar la labor de gobierno con la campaña y en aras al interés común, ha optado por concentrarse en la segunda y dejar que otro ministro ocupe su puesto, para que la excelente marcha de la política de nuestro país no sufra. Es usted grande, don Alfredo.

Es muy importante, por otro lado, esa entrega. Todo el mundo sabe que es un gran estratega, un infatigable trabajador, un hombre muy preparado para regir los destinos de nuestro país. Por eso ha sido elegido por su partido para reconducir la opinión de los españoles, no muy contentos con el estado de cosas (somos muy desagradecidos) y que el PSOE vuelva a gobernar en 2012.

No es nada rara esta fe en él por parte del Partido. Su currículum es difícil de superar. Primero en el cargo de Secretario de Estado para la Educación y luego como Ministro de Educación, fue artífice de la Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo Español que convirtió a numerosas generaciones en analfabetos funcionales, un logro que aún conmueve nuestra existencia. 

Nombrado en el año 1993 ministro de la Presidencia y las Relaciones con las Cortes, ejerce de portavoz del Ejecutivo en los duros tiempos en los que el famoso 'Caso GAL', asunto de tanta gravedad que requiere un hombre de la talla de don Alfredo para convencer a los españoles de que el Gobierno no estaba involucrado en el asunto, le dio ocasión de demostrar que él podía capear cualquier galerna. En 1996, el PSOE perdería las elecciones; pero por culpa del PP, no porque el Ministro de la Presidencia no actuara con brillantez.

Vuelve a la política activa en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Se cuenta en los mentideros que él fue quien diseñó la política de 'agit pro' que devastó España en los últimos tiempos del aznarismo y que resultó clave para que el PSOE lograra dar vuelta a las encuestas tras los atentados del 11M, acusando al Gobierno de mentir sobre la autoría.

Participa de forma activa en las imaginativas políticas del Gobierno Zapatero desde el año 2008, malogradas tras la coacción de otros dirigentes que no fueron capaces de entender la importancia de la labor de ingeniería social acometida por el Gobierno español y, ante el agotamiento del Presidente Zapatero, desgastado por el esfuerzo de salvar a España de la voracidad de los mercados, asume con valentía y honor el cargo de candidato a las próximas elecciones dispuesto a usar toda su capacidad para dar un vuelco a las encuestas y mantenerse en el poder o para ocupar la oposición de forma transitoria antes de que el trabajo de movilización de la sociedad en el que ya trabaja les devuelva al poder como ocurrió en 2004.

Nadie más podría hacer esa travesía con el éxito que él puede alcanzar. Ya ha lanzado su mensaje a los indignados, para que sepan que ellos están en sus pensamientos y no le tiembla el pulso a la hora de acusar a los bancos de todos los males de este país. 

Con ese ejército tras él, más pronto que tarde alcanzará el poder, si no en las próximas elecciones, en las siguientes, si es que la voz implacable de la sociedad indignada no termina por hundirnos en aras de una visión de un mundo en el que nadie tiene derecho a gobernar España si no es socialista y si se llama Alfredo P. Rubalcaba, con más motivo; porque es el elegido por el dios laico que tantas cosas buenas nos ha traído.

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