31/1/12

Asturias convocada




Asturias volverá a las urnas para elegir presidente el 25 de marzo
Álvarez-Cascos arropado por su gobierno. (Jesús Díaz para El Comercio)


Era imposible. El 'Pacto de la Zoreda' podía pasar por una leyenda urbana cuando sus protagonistas detentaban el poder y tenían un control pleno del escenario que les permitía representar la ilusión de que estaban enfrentados ante los votantes, mientras se repartían cuotas de poder y prebendas entre bastidores.

Cascos vino a trastornar ese paraje idílico. Se enfrentó con su candidatura a su propio partido; pero también a los poderes fácticos del Principado, nada interesados en una quiebra de los equilibrios alcanzados, perfectos para sus intereses, nefastos para los asturianos, esos siervos de la gleba modernos. 

Le hicieron la vida imposible, impidieron cualquier pacto, unos y otros, aunque ahora, el señor Fernández, lamente el trastorno que supone la cerrazón del PP y se desmarque de ella diciendo que fue insensata, que debieron pactar con Foro los presupuestos. Si esto es así, si quiso evitar este problema, debería aclararnos por qué no medió en el enfrentamiento entre la jaca teledirigida del PP, esa persona de perfil tan perfecto como chigrera, dando el apoyo de su partido a los presupuestos. No se moleste, señor Fernández. Lo entendemos de maravilla los asturianos.

Sumido en un callejón sin salida, nuestro Presidente ha decidido convocarnos. Dice que no ha hecho ningún cálculo electoral, que optó por convocarnos sin un sondeo previo sobre nuestro respaldo, por pura decencia y honestidad.

Confío en que sea un brindis al sol, una de esas mentiras estratégicas de los políticos; porque ese salto al vacío sin red, sería una irresponsabilidad que no nos merecemos. Una campaña electoral es cara, la pagamos todos y nuestra región está exhausta tras tantos años de desgobierno y saqueo inmisericorde. Si esa llamada no tiene seguro, si corremos riesgos de caer en manos de la tabernera o del gris Fernández, que nunca nos sacarán de la postración, aunque les dirigiera el Espíritu Santo en persona; porque de donde no hay no se pude sacar, nos habría llevado al abismo sin remedio.

Sea como sea: un salto sin red o un cálculo basado en perspectivas favorables para los objetivos que persigue el Presidente, lo que me queda es ir a poner velas en la Balesquida para que la Virgen de la Esperanza y la Santina nos ayuden; porque el panorama no puede ser más desolador y nos jugamos todo a una carta. 

28/1/12

Orgullo y dolor



Playa de Orzán, La Coruña. (foto: turgalicia.es)

En la madrugada de ayer, un grupo de estudiantes eslovenos celebró una fiesta que terminó en un baño en la playa de Orzán a altas horas de la madrugada. Ellos ignoraban que es un playa peligrosa, con mucha mar de fondo, que, aunque parezca calma, tiene corrientes que te arrastran con mucha frecuencia. 

Hay quien dice que el estado de la mar y del tiempo, por otro lado,  no era bueno. Lo cierto es que unos policías observaron que había gente bañándose y algunos parecían tener dificultades.

Fueron a salvarlos. Uno de ellos sacó a uno de los tres estudiantes en peligro y volvió por el otro. No salió él ni el estudiante al que fue a salvar, ni otros dos compañeros suyos que entraron a ayudar y fueron arrastrados por las aguas. 

Ha sido localizado el cadáver de uno de ellos: Javier López López. Continúa la búsqueda de los otros dos, Rodrigo Maseda y José Antonio Villamor

Es muy doloroso que haya ocurrido esto por una tontería, una juerga juvenil que terminó en desgracia. Cuando las desgracias acaecen por razones tan estúpidas, aún son más dramáticas. Pero, por otro lado, aunque es un sentimiento al que renunciaría gustosa si ello evitara la muerte de estos tres hombres de treinta y ocho, treinta y cinco y treinta y cuatro años y el joven de veinte, quiero dejar constancia de que siento un gran orgullo y una admiración sin reservas hacia estos servidores públicos que no dudaron en poner en riesgo su vida para salvar a unos imprudentes. 

Mi más sentido pésame a sus familias.

26/1/12

Toque a silencio



Camps celebra el fallo con Ricardo Costa al fondo. | Efe MÁS IMÁGENES
Camps y Costa (EFE para 'El Mundo')


Nadie podrá alegar que el Tribunal que juzgó el caso de los trajes sentía simpatía por Camps, que se le hayan facilitado las cosas en ningún extremo; pero hoy, el jurado les declaró inocentes a él y a Costa; porque consideran que no ha quedado acreditado que hayan recibido regalos.

Es bueno recordar el bombardeo mediático que sufrimos con este asunto, la publicación diaria de noticias que parecían demostrar que el entonces Presidente de la Generalidad Valenciana recibía costosos regalos y trajes cutres de un empresario.

Y digo que es bueno recordarlo; porque hay otras dos personas en el candelero que han sufrido la pena de telediario: José Blanco e Iñaki Urdangarín. Sorprende, en todos los casos, que siendo delito la violación del secreto del sumario no pase nada y se consientan estas filtraciones. Los jueces deberían meter mano a degüello para detectar las fuentes de las filtraciones y perseguir a los culpables.

Al margen de este asunto, el juicio paralelo de Camps nos demuestra que la filtración de documentos muy concretos, de grabaciones mutiladas o manipuladas, de declaraciones de supuestos testigos, no tienen ninguna credibilidad; porque luego llega el juicio, sale a la luz el contenido completo de la investigación y se demuestra que esos indicios de apariencia tan sólida, no son más que cotilleos que no van a ninguna parte, terminan en absolución por falta de pruebas y lo único real es que nos cuesta muchísimo dinero la celebración del juicio.

Las campanas deben sonar hoy a silencio, para que los Medios reflexionen con toda seriedad sobre la ética de esos juicios paralelos; porque cuando llega la sentencia declarando inocente al acusado, no hay forma de devolverle el honor perdido ni de compensar la amargura que vivió como víctima indefensa de una cacería de la que ha salido indemne; pero destrozado para siempre.

25/1/12

La mejor noticia



La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, durante su comparecencia ante la Comisión Constitucional del Congreso
Soraya Sáenz de Santa María en su comparecencia ante la Comisión Constitucional del Congreso.
(EFE para 'La Razón')


Hoy anunció la vicepresidenta del Gobierno en su comparecencia, cuando ya estaba dando fin a la sesión, que el Gobierno modificará el sistema de elección del órgano de gobierno del Consejo General de Poder Judicial para que doce de los veinte jueces que la componen sean elegidos por la propia magistratura y se rebaje a ocho el número de los elegidos por el Congreso.

Jáuregui protestó por la forma (y eso que no les insultó, ni nada, como solía hacer la anterior vicepresidenta), porque la noticia había sido filtrada a la prensa, ellos se enteraron porque en lugar de estar a lo que tienen que estar, estaban vigilando Twitter y Pedro J. había adelantado la noticia en uno de sus mensajes y porque lo contó a última hora, en la despedida, cuando ya no disponían del uso de la palabra, porque estaba cerrada la sesión y era un trámite de despedida.

No sólo  hizo constar su enérgica protesta para que constara en acta, sino que luego entró en directo en el programa de Alsina para explicar que es un escándalo, que cómo van a permitir que los Jueces puedan elegir sus órganos, que hasta ahí podíamos llegar, que esa designación tiene que hacerse en el seno de la soberanía nacional.

Bueno... Todos sabemos que a la sede de la soberanía nacional le interesan bastante más sus comisiones, sus prebendas y sus sillones, que el bienestar de España y la limpieza de la democracia. La realidad es mucho más espuria y sonrojante.

El Consejo General del Poder Judicial no es un mero órgano de Gobierno de los Jueces. Es el órgano de Gobierno de los Jueces.

No se me queden ojipláticos, se lo explico. Tenemos un poder ejecutivo, un poder legislativo y un poder judicial. La cúpula del ejecutivo es el Gobierno. Se elige un Presidente en el Congreso y él elige a su equipo. En las cámaras, se elige a un Presidente, una vicepresidencia y otra serie de órganos, de acuerdo con lo establecido en sus respectivos reglamentos, que rigen ese proceso, siempre entre diputados o senadores electos, que han tomado posesión de su escaño. ¿Qué dirían si les exigiéramos que el Poder Judicial interviniera en la elección designando a los miembros del Gobierno o a los de las cámaras entre los miembros de una lista? Les parecerá una locura y me dirán que es inadmisible. Pasen y vean:

En el Poder Judicial, los jueces tienen que elevar una lista al Congreso,  formada por treinta y seis miembros del Poder Judicial elegidos mediante votación por las asociaciones profesionales. De esa lista, el Congreso designará a seis y el senado a otros seis, por mayoría de tres quintos. Los otros ocho, serán elegidos por las cámaras entre juristas de reconocido prestigio, Abogados (Gay, por ejemplo, o María Teresa Fernández de la Vega, si se tercia) o juristas procedentes, por ejemplo, de la Universidad. 

Este sistema garantiza la no independencia del Poder Judicial; puesto que sólo serán designados aquellos jueces que garanticen que no darán guerra o que la darán solo cuando le interese al partido que ostenta el Gobierno, como hemos visto estos años. Todo magistrado que muestre un perfil inclinado a la defensa a ultranza del tercer poder será eliminado, por perniciosa que resulte esta política para el prestigio de la Justicia.

Aún está por ver cómo articulan esta normativa; pero por lo que le he escuchado a la excma. sra. Sáenz de Santa María, se tratará de regular que esos doce jueces sean elegidos por el propio Poder Judicial y se reserve a las Cámaras la designación de los ocho restantes.

Si se hiciera así, no digo que quedaría garantizada la independencia del  Poder Judicial, porque hay muchos  otros factores; pero sería más viable que en el sistema actual la aparición de una cúpula fuerte que no tolerara la injerencia de los políticos y preservara la esencia de la institución.

No es raro que el Partido Socialista, que tanta aplicación puso en el control de Poder Judicial y celebró la quiebra con las exultantes palabras de Alfonso Guerra: «Montesquieu ha muerto», se resista como gato panza arriba a que le desmonten la bolera. Esperemos que la mayoría absoluta se use y no se caiga en cantos de sirena de consensos, para eliminar unos vicios que tanto daño hacen al órgano más valioso del Estado; porque podemos tener un buen gobierno sin cámaras. De hecho las leyes las elaboran juristas expertos. Podríamos vivir sin Gobierno, bastaría un Jefe de Estado que usara la cúpula de la Administración para evaluar las necesidades, invertir los recursos con orden y sacar adelante el país. De hecho Italia y Bélgica han estado sin Gobierno durante largos periodos y no pasó nada. 

Pero sin Poder Judicial, que dirima las contiendas entre particulares, controle la actividad de los poderes públicos, protegiendo al ciudadano de sus atropellos y juzgando si una ley o una disposición se ajustan o no a la Constitución, no podemos mantener una civilización.

Ese es el miedo que les inspiran los jueces a los políticos. Su poder es inmenso, si lo ejercen y la jugada es tenerles domesticados para que no cumplan las funciones que la ley les otorga y exige y les dejen campar por sus respetos a placer. Confiemos que esto sea el principio del fin de esa oscura etapa.

20/1/12

Embarguemos a los políticos, señor Montoro



Antigua cárcel de Oviedo. (Fotografía Google Earth)


Don Cristóbal Montoro dio uno de los titulares del día de hoy en la prensa, al anunciar sanciones penales para los malos gestores políticos.

Ni que decir tiene que la idea gustó tan poco entre los miembros de la casta como mucho entre los ciudadanos de a pie.

Es muy larga la trayectoria de los políticos (por no remontarnos a los reyes) que han arruinado a un país y en España tenemos una larga experiencia de malos gobernantes que nos llevan a la ruina. 

Vamos a prescindir de las patochadas de Patxi López, por poner un ejemplo y centrarnos en la cuestión. Hoy sufrimos el desastre de obras faraónicas, de aeropuertos fantasmas, de obras públicas y edificios públicos que dispararon sus costes. Si lleváramos a los tribunales esos actos, aparte de una barrera que lo impide en este momento que mencionaré luego, en principio, las posibilidades de llevar a buen puerto la querella son escasas, salvo que se demostrara que el político se embolsó fondos públicos. 

Para promover el desarrollo o atraer turismo, un político tiene que poner en marcha ideas que apuesten por abrir canales favorables para la gestión privada. La idea puede salir bien o no; pero si el Gobierno de una Comunidad o de España, deciden invertir en un aeropuerto, encargan estudios de mercado y reciben informes que muestran un razonable índice de probabilidades de que el aeropuerto favorezca el desarrollo, atrayendo compañías, turistas, favoreciendo el comercio de la Comunidad con una flota de carga, por ejemplo, que transporte con ventaja sus productos, no podrá ser encausado por el hecho de que fallaran las previsiones. Ningún juez condenaría al Presidente de Castilla-La Mancha, por poner un ejemplo, por el aeropuerto de Ciudad Real. 

Sí existirían muchas posibilidades de encausar a políticos que donan grandes sumas a proyectos que en nada favorecen a nuestro país y no ofrecen un sesgo claro de luchar contra un azote como el hambre o las enfermedades en un área geopolítica concreta. Pienso, por ejemplo, en la famosa y reciente donación de la señora Jimenez para resolver los conflictos con los hipopótamos en Guinea Bisau por importe (en números redondos) de 300.000 €.

En cualquier circunstancia; pero más en las actuales, la lista de donaciones y la fecha en que se aprueban, presentan indicios muy razonables de malversación de caudales públicos. En este caso la querella podría prosperar.

¿Por qué no la he presentado ya? Porque hay una ley, la 30/92 que complica mucho las cosas. En la regulación de la Responsabilidad Patrimonial de la Administración Pública, se establece que todo daño que sufra un particular en sus bienes o derechos, que no se vea obligado a soportar por imperativo legal con motivo del funcionamiento normal o anormal de la Administración Pública, genera una acción para él de resarcimiento y la Administración causante del daño estará obligado a indemnizarlo, incluyendo los daños morales, siempre que sea evaluable económicamente. Pero...

Están excluidos de la acción de responsabilidad los actos políticos y de gobierno

Y en virtud de esta norma, como el Ordenamiento Jurídico es único, los políticos no pueden ser demandados por los daños que causen, no sólo en la vía contencioso-administrativa, sino tampoco en la penal, cuando su actuación sea un acto político y de gobierno

¿Qué pretende Montoro? Dado que se ha elevado a rango constitucional la norma de respetar la Ley de Presupuestos, introduzcamos un artículo en la Ley de Transparencia que declare delito el incumplimiento de esa Ley. Luego se traslada ese precepto al Código Penal y a partir de ese momento, los políticos responderán, si se incurre en el tipo penal, cárcel para el manirroto.

Eso está muy bien; pero a mí me gustaría más que esa reforma alcanzara también la eliminación de la exclusión de los actos políticos y de gobierno en la 30/92; porque eso nos abriría, por ejemplo, un campo inmenso para fiscalizar las actuaciones políticas que incurran en desviación o abuso de poder, tan frecuentes en el anterior Gobierno.

Así pues, ojalá lo hagan y lo hagan pronto y bien, para poder demandar a Doña Trini, al señor Sebastián y al resto de la camarilla por los desmanes del final del ejercicio, la disposición rayana en lo ilegal de fondos que no tenemos; porque lo bueno de la RPAP es que aunque el Estado pague, se puede interponer una acción posterior de resarcimiento que obligue al causante del daño, cuando incurrió en negligencia o ilegalidad, a resarcir al Estado de lo pagado. 

¿No sería maravilloso embargar al anterior Gobierno?

19/1/12

Schiettino y el naufragio común




El crucero Costa Concordia, hundido en aguas de la región de Toscana. | Efe
El crucero Costa Concordia hundido en las costa toscana. (EFE para 'El Mundo')


Todas las lecturas de infancia, el cine, el conjunto de la narrativa sobre el mar, incluso la gran tragedia más reciente: el desastre del Prestige, nos muestran al capitán, comandante o almirante del barco firme en su puesto, ocupado en la tarea de ordenar la evacuación: «las mujeres y los niños primero», luchando contra la catástrofe hasta el final rematado por su muerte siguiendo la suerte de su barco camino de los fondos abisales o evacuado in extremis, como el capitán Apóstolus Magadouras, en el caso del Prestige.

El comandante Schiettino nos ha enfrentado a lo inconcebible. Las noticias que van saliendo demuestran que la maniobra que provocó la tragedia era el antecedente de la «crónica de una muerte anunciada», que era frecuente que se acercara de modo peligroso a la costa, que manejaba su crucero como un coche de carreras. Y cuando lo embarrancó y lo llevó a pique, hizo lo que nadie podía esperar: huir abandonando a su suerte a miles de personas en plena noche, sin más norte que ponerse a salvo en la seguridad de su casa.

Él es el villano. El héroe es el comandante Gregorio Falco, que, por otro lado, no hizo nada más que desempeñar su labor aplicando con rigor los protocolos, consciente de que su conversación con el capitán Schietino era una comunicación relevante que exigía seguir unos pasos: informarle de que grababa, pedirle que se identificara con nombre, apellido y cargo, interrogarle sobre su situación, asumir el control cuando comprobó que había abandonado el barco y ordenarle que volviera a ocupar su puesto.


Esta secuencia, de todo punto rutinaria en las comunicaciones entre la Capitanía de Liborno o cualquier otra en el mundo y los barcos que transitan por la zona, se eleva a heroicidad por el mero hecho de que el Comandante haga bien su trabajo, frente a un capitán que incumple todas las normas que establecen el protocolo que ha de adoptar en caso de accidente o naufragio.

Que el comandante de un barco quiebre de modo tan flagrante la pauta de conducta consagrada como inimaginable, abandonando al pasaje a su suerte mientras él y los altos mandos de la tripulación huyen con el dinero, no es más que una muestra, no por inesperada menos frecuente, de que, en la actualidad, las profesiones están en crisis y las generaciones actuales están trufadas de profesionales que no asimilaron los elementos esenciales del desempeño de su labor que llevaban grabados a sangre y fuego y llevaban al cumplimiento de su deber, poniendo en peligro su vida, a sus colegas de generaciones anteriores.

Quiero creer que Schiettino es la excepción de una norma; pero no es menos cierto que en los tiempos que vivimos, en los que están proscritos los conceptos de honor, abnegación, sacrificio y responsabilidad, son claves para comprender lo ocurrido. 

Y aún es más aterrador pulsar el grado de pérdida de valores, cuando vemos que el mero hecho de adoptar la rutina propia del desempeño de un cargo, cumpliendo a rajatabla los protocolos, transforma a un profesional eficaz, que debería ser la norma en el imaginario colectivo, en héroe.

Eso es lo más inquietante, el gran drama de este naufragio, superado, tan solo, por la lista de vidas segadas por la irresponsabilidad de un mentecato.

18/1/12

Garzón y la Justicia



Baltasar Garzón, durante el juicio
Baltasar Garzón en estrados durante su juicio. (EFE para 'La Razón')


Hoy ha empezado la vista oral ante el Tribunal Supremo en la que los Magistrados han de decidir si fue o no delito que Baltasar Garzón ordenara escuchas en las entrevistas bis a bis entre los acusados por el caso Gurtel y sus abogados.

La norma en la que se apoyó para ordenar esas escuchas dice lo siguiente: Que se podrán intervenir las conversaciones entre los presos y sus abogados en cuestiones de terrorismo y siempre que medie una orden judicial.

Garzón alegó que no eran dos requisitos, sino que la 'y' podía interpretarse como 'o' y que él lo había hecho respaldado en numerosa jurisprudencia.

Les voy a contar un par de cosas para que entiendan esa norma. La garantía más preciosa, la que instauró Roma, se mantuvo en tiempos oscuros y amparó sin fisuras la Ley de Enjuiciamiento Civil alumbrada de 1855, es la protección de las comunicaciones entre un acusado y su abogado. Esa sacralidad es la que inspira secreto profesional que ampara y debe guardar como si fuera un sacerdote, todo abogado sobre lo que pueda conocer sobre su cliente y le exime de la obligación de desvelar cualquier asunto que haya podido conocer sobre un cliente con motivo de su labor de asesoramiento, incluso cuando ese cliente ya no lo es.

La razón es sencilla. Un buen legislador concibe la ley que se le encarga, no como una regulación de conflictos actuales, sino como un marco que ha de regular la vida de los ciudadanos todo el tiempo posible, siga siendo útil dentro de muchos más años de los que abarcan dos vidas; porque toda ley es el guardián de la seguridad jurídica y todos tenemos derecho a que los negocios o disposiciones que hacemos hoy, duren en el tiempo y las previsiones que hemos hecho para que nuestro nieto pueda ejercer un derecho, se mantengan vigentes cuando alcance la edad en la que pueda activar nuestra disposición.

La inviolabilidad de las comunicaciones entre abogado y cliente tiene una transcendencia especial; porque hoy podemos gozar de un régimen de garantías; pero en cierto plazo, las cosas pueden cambiar, la inseguridad jurídica puede cundir y los tiranos no deben disponer en ningún caso de precedentes que les ayuden a vulnerar los más básicos derechos a la Justicia de ciudadanos incómodos, con medidas que violen las comunicaciones entre ellos y los abogados que les defienden. Piensen en los dictadores más sanguinarios, con los medios actuales, frente a los disidentes incómodos. Ahí podemos llegar, no lo olvidemos.

Fue tan clamorosa la utilización por ETA de sus abogados para mantener una correa de transmisión entre los dirigentes presos y los comandos, que fue necesario poner coto a esa corrupción de la función del abogado. Esa anomalía es la madre de ese artículo que se introduce a sabiendas de que es muy peligroso, que vulnera algo sagrado en el marco de las garantías jurídicas de los acusados de un delito. Nace como una solución de emergencia derivada de una doble realidad: unos abogados que violan de modo flagrante la ética profesional y la violencia terrorista, que exime parcialmente de culpa a los letrados defensores, por cuanto la negativa a actuar como se les exige pone en peligro su vida. 

Por eso nace ese artículo y por eso se formula en esos términos: es admisible violar las comunicaciones vis a vis entre abogado y cliente cuando se trate de asuntos de terrorismo [circunstancia que condiciona la capacidad de negativa de los abogados (porque aunque exista constancia de que la mayoría no actúa así por miedo, sino que son cooperantes entusiastas), puede haber casos en los que no es así y un letrado concreto se avenga por temor a las consecuencias de la negativa a prestarse a la función de correo] y, además, un juez, tras analizar las evidencias que le muestran los investigadores, concluya que hay indicios suficientes para concluir que los abogados están ejerciendo como correos, transmitiendo órdenes que ponen en peligro vidas o las condenan directamente y ordena la práctica de las escuchas para evitar males mayores.

Ese artículo fue redactado a ciencia y conciencia para que muriera con el terrorismo. No he podido comprobar las citas jurisprudenciales que ha alegado Garzón para sostener la legitimidad de su decisión; pero estoy segura de que son sesgadas en improcedentes; por pura lógica. Toda la judicatura conoce perfectamente la génesis de ese artículo, el miedo que inspiró desde el principio, los riesgos que entraña, su condición de antinatural esencial en la protección de los derechos del acusado, los más sagrados, porque ponen en peligro el mayor valor: la libertad del individuo.

Lo que hizo Garzón en este caso es sentar el más peligroso de los precedentes en el atentado al derecho de defensa. Por eso le juzgan y no deja de ser paradójico que quienes se presentan ante la sociedad como los grandes defensores de los desfavorecidos, persigan la impunidad para quien, presuntamente, ha violado lo más sagrado en el derecho de defensa abriendo la puerta para la persecución impune de futuros tiranos hacia ciudadanos indefensos. 


17/1/12



El cabecilla de Segi Ekaitz Samaniego
Ekaitz Samaniego (EFE para ABC)


Existe un bucle perverso entre ETA, que necesita publicidad para sus fines y los medios de comunicación que necesitan noticias que vendan

ETA vende como nadie. Es el coco en nuestro imaginario, el enemigo, un morbo en la sociedad española. Durante décadas, hubiera o no motivo, se le dedicó a ETA (y seguimos) todos los días un espacio en cada periódico, noticiario radiofónico y televisivo. 

Si había noticia, se narraba con fruición, se ofrecían las imágenes más crudas y aterradoras que se pudieran obtener. Si no había noticia, se especulaba de un modo que, con el debido respeto, a mí me sonó siempre tal que así: «Fuentes cercanas al monstruo, nos cuentan que a primera hora de la mañana sus caquitas estaban un poco sueltas y presentaban un color parecido al de la mostaza. Consultados los expertos en la banda, consideran que esa deyección puede ser resultado de un consumo excesivo de leche o de la presencia de una patología encubierta aún, que hará crisis en pocas horas en un proceso de gastroenteritis aguda que requerirá un tratamiento hospitalario».

Rara vez me hago eco de las noticias que proporciona ETA. Sus comunicados me suenan a música celestial. Todos son iguales en el fondo y apenas retocan la forma, con lo que me aburren como contar ovejas. Sé de viejo que todo lo que dice esa banda infrahumana tiene un valor nulo, que sus treguas son trampas para reorganizarse, rearmarse y estar en condiciones más ventajosas para matar. Me niego a seguir el juego de la política de los medios de comunicación.

Pantallazo robado del blog de Santiago González

Cuando aparecieron los fantasmas con boina por última vez, escenificando un amago de abandono de las armas para siempre, no creí una sola palabra. Era una estrategia, una campaña de imagen destinada a colaborar con el gobierno de Zapatero para poder concurrir a las elecciones. 

Ni en un rapto de enajenación podría creer que ETA abandonara su gran pasión: matar, secuestrar, torturar a sus secuestrados, planificar atentados, cuanto más crueles mejor, para disfrutar con el dolor y el terror de víctimas y ciudadanos.

Hace un par de días, el simio que aparece en la foto que preside esta segunda parte de la entrada, fue detenido junto a otras dos joyas asesinas, mientras trasladaban en Francia explosivos de reciente adquisición, armas y documentación falsificada recién acuñada. 

Es obvio que, como tantas otras veces (ya he perdido la cuenta de las falsas treguas de ETA) aprovechan la trampa de un cese en sus actividades para captar miembros, formarlos, reforzar la intendencia para atentar y regresar a las primeras planas de los Medios con un atentado que nos sobrecogerá de espanto y hará sus delicias con el eco que le ofrecerán los Medios.

ETA sólo abandonará su lucha a cambio de que se le entregue Navarra y el País Vasco-francés para construir un estado independiente marxista-leninista, en el que ellos serán los amos y asegurarán su supervivencia exigiendo a España fondos derivados de supuestas deudas históricas que, si no se entregan, les legitimarán para atentar en el territorio enemigo.

Las recientes detenciones demuestran que no hay tal tregua y que la única vía para que se consolide una paz duradera y una auténtica democracia en el País Vasco, pasa por una política de Orden Público perfectamente sincronizada entre Francia, España y Portugal, centrada en la localización de los miembros de la banda, sus campos de entrenamiento, sus arsenales y sus proveedores, la desarticulación sistemática de los comandos y la incautación de sus armas, explosivos y resto de los elementos de su infraestructura.

Los únicos que pueden garantizarnos la seguridad son la Policía, la Guardia Civil y los Jueces. Urge, por tanto, garantizar los medios, la eficacia y la independencia de directrices políticas espurias para que los españoles, por fin, podamos disfrutar de la paz y que ese subconjunto de españoles llamados vascos, se vean libres del terror y la amenaza directa que ejercen los esbirros de los asesinos.

No hay otro camino que la destrucción de la banda bajo el mandato de las leyes del Estado de Derecho. Las treguas, lo sabemos de viejo, son meras trampas para matarnos mejor.

16/1/12

El hombre que llevaba el Estado en la cabeza



Manuel Fraga
Don Manuel Fraga (Fotografía Wikipedia)

La generación a la que pertenezco veía a don Manuel como una bestia parda temible, un dictador tan autoritario y odioso, o más, que Franco. Yo no soportaba su habla atropellada, su brusquedad y su agresividad.

Estuve sin votar muchos años; porque el PSOE me había defraudado y antes de darle mi voto a Fraga prefería los siete males.  Aún así, siempre reconocí que era una de las mentes más brillantes, si no la más, de nuestro panorama político y, dadas mis aficiones, la extraordinaria labor que había hecho en su etapa de Ministro de Información y Turismo rescatando viejos monumentos condenados a la ruina para crear la magnífica red de paradores, era un servicio a España que no admitía discusión.

Me sorprendió que le diera paso a Aznar, renunciando a su evidente sueño de ser Presidente del Gobierno. Una vez que se fue a Galicia, desapareció su omnipresencia anterior en los medios de comunicación exasperándome con sus maneras, mi inquina fue aplacándose.

Zapatero fue clave, he de reconocerlo. Desolada ante las barbaridades que perpetraba día a día desde su toma de posesión, acabé añorando una figura como Fraga: con un temperamento salvaje que, sin duda, hubiera hecho que el Gobierno, por lo menos, sufriera mucho con sus intervenciones parlamentarias. Aunque, por otro lado, reconocía que en ese caso, podrían haber logrado lo que parecían perseguir: desencadenar otra guerra civil.

Mi inquina se volvió ternura en los últimos años al verle tan anciano, tan frágil, tan lejos de aquella figura temible de sus mejores tiempos, aunque era consciente de que seguía siendo «genio y figura». Se ganó todo mi respeto cuando se presentó, en contra de la opinión de muchos de su partido, en una de las manifestaciones en las que reclamábamos el esclarecimiento del 11M, manteniendo, como siempre hizo, su sentido de la justicia y sus convicciones por encima de los intereses partidistas.

A partir de esa fecha, repasé con otros ojos su biografía y vi que, con todos los errores, los gestos prepotentes, el ejercicio autoritario del poder que ejerció, también tuvo aciertos, trabajó para abrir las primeras vías de apertura del franquismo, supo fraguar la transición y, lo más admirable tras todos los latrocinios que hemos visto: no sacó provecho económico de sus numerosos cargos. 

Hoy veo el mundo desde otra perspectiva, sé que cada tiempo trae sus afanes, que uno se adapta a las circunstancias, más cuando se ha vivido la anarquía y la guerra posterior, que el hecho de condenar muchas decisiones suyas, no es óbice para reconocer que fue un gran estadista, una mente privilegiada, un hombre leal y honrado de forma absoluta que vivió para España, primero y para su familia, después, sus dos grandes amores.

Ya se ha reunido con Carmen Estévez, su mujer y deseo que esa petición que dijo que elevaba a Dios cada día: que le dejara entrar en el cielo, se haya cumplido. Descanse en paz.

14/1/12

El sentido común y la Justicia



En la imagen miembros de la Armada española integrantes del buque «Patiño»
Miembros de la tripulación del 'Patiño'. (EFE para ABC)

Esta semana está de guardia el Juzgado número 6 de la Audiencia Nacional y su titular, don Eloy Velasco está pensando si manda traer a España a los piratas que atacaron al buque de guerra Patiño o no.

Desde el punto de vista penal, el asunto está bastante claro: un buque español fue atacado. Era un buque de guerra, con lo que está comandado por militares y su capitán (ignoro cuál es el rango, pido perdón si lo estoy degradando) tiene la condición de autoridad, con lo que su testimonio, salvo prueba en contrario, tiene fuerza probatoria.

Según el relato que se supone que emitió él mismo, en torno a las tres de la madrugada del día 13 de enero, un esquife abrió fuego contra la nave. Respondieron al fuego y volvieron a ser tiroteados, con lo que respondieron, ahuyentando a los piratas, que fueron perseguidos por un helicóptero que los localizó y colaboró en su captura. De los cinco piratas detenidos, cuatro estaban heridos y uno tuvo que ser intervenido por el servicio sanitario del buque de combate, de una herida en una pierna. Los piratas aseguran que otro fue muerto y lo echaron al mar.

No cabe duda que los piratas cometieron un delito de atentado contra un bien español y que nuestras leyes reclaman el derecho a juzgarlos. Pero creo que la decisión debe ser bien valorada.

Ya han recibido el castigo más necesario: han fracasado, han perdido mucho armamento, que tuvieron que echar al mar para aliviar la carga e intentar huir. Están heridos y sus «colegas» ya saben que las cosas han cambiado con España.

Traerlos supone unos costes a los que se sumarán los del juicio: abogados y procuradores de oficio, manutención, vestuario, artículos de primera necesidad, atención médica cuando la necesiten... Los mandos y algunos tripulantes del buque tendrán que venir a declarar durante el juicio, dejando a un lado quehaceres mucho más importantes y todo ello supone costes añadidos.

No veo que haya ninguna ventaja objetiva para España ni para la lucha contra la piratería,  el ejercicio de la jurisdicción penal para castigar su delito. Sí supone unos costes para el conjunto de los españoles muy elevados. 

La Audiencia Nacional está saturada, no es bueno sumar asuntos no relevantes para la seguridad interna. Las cárceles también están saturadas. Es posible que los piratas consideren afortunados a sus compañeros, dentro del revés, puesto que no corren peligro de ser condenados a muerte, no serán torturados y sin duda, su estancia en prisión será mucho más agradable aquí de lo que lo sería si les juzgaran y condenaran a prisión en su país.

No dudo de que el Juez Velasco tiene mejor criterio que yo en todo esto. El sentido común del pueblo llano no tiene nada que ver con los altos designios de la Justicia.

10/1/12

El miedo de la ignorancia





Siempre pienso cuando alguien empieza una disertación con la reserva: «yo de esto no sé nada; pero opino...», que lo que debería de hacer tras reconocer que no sabe nada es callarse y no opinar.

Como no sé nada de economía, carezco de mimbres para hacer un análisis de las cosas que leo. Como cuando uno no tiene bases para una opinión, no debe lanzarse al vacío, opto por servirles los datos que me han asustado tanto.

Primer asunto: David Cameron rechazó el pacto fiscal que promovieron Merkel y Sarkozy, afirmando que perjudicaba los intereses de la City londinense. 

Segundo asunto, conectado con el primero: M F Global. Si la  información que da Kike Vázquez en 'El Confidencial' sobre la rehypothecation es cierta y yo lo he entendido bien, estamos ante un nuevo estallido de una estafa piramidal que puede superar las consecuencias de Lehman Brothers, con lo que se sumaría una nueva crisis a la actual. En esta nueva crisis, parece que ha jugado un papel clave la hiper liberalidad normativa de la City, que intenta proteger Cameron. 

Como esto ocurrió el 25 de octubre de 2011, no tengo ninguna duda de que tanto el señor De Guindos como el señor Montoro estarán al corriente de la situación, los riesgos que entraña y el modo en el que va a afectarnos una nueva crisis mundial. 

Me tranquiliza un poco la noticia de que el Ministro está pendiente de los indicadores de recesión y esta vez, si vuelve a estallar la tormenta, no tendremos un Gobierno que diga que se trata de una pequeña desaceleración sin importancia que cambiará pronto.

En medido del temor que me inspira lo que he leído, me tranquiliza que esté el equipo económico actual en el Gobierno. Espero que mi susto se deba a mi ignorancia y todo esto tenga menos importancia de la que le doy. Después de todo, han pasado más de tres meses y aún no ha tenido repercusiones.

9/1/12

Cientos de miles, decenas de millones



La portavoz de la izquierda abertzale, Maribi Ugarteburu. | Mitxi
Marivi Ugarteburu, portavoz de la izquierda aberchale (Mitxi para 'El Mundo')



Ayer se produjo una manifestación a favor de los presos vascos que reunió (según la prensa) varios miles de personas.

Cuarenta y siete millones de habitantes, menos esos miles (imposible saber si fueron 10.000 o 90.000), observaron esa manifestación. Una mayoría los vio como apestados, como la lepra de nuestra democracia, que es lo que son.

Apestados. Ciudadanos malditos aquejados de una patología letal para las personas y las Instituciones. No lo entienden y exigen que el Gobierno se siente con los asesinos para negociar.

Es hora de que asimilen de una vez por todas que son una lacra, unos intocables, seres malditos que no tienen lugar entre los ciudadanos de bien y que sus pretensiones muestran una arrogancia tan afrentosa que no merecen más respuesta que la negativa y la marginación. 

8/1/12

La arrogancia de la prensa y sus (presuntos) delitos


Carla Bruni replica que su fundación no recibió ninguna subvención pública

Carla Bruni (El Mundo)


Ayer y hoy fue objeto de comentarios en todos los periódicos que se hacen eco de  un artículo aparecido en el semanario Marianne, en el que se acusa a la primera dama francesa de un delito a través de una fundación creada por ella para luchar contra el SIDA. El Mundo es el único diario en español que ha publicado un mentís rotundo del Fondo Mundial negando categóricamente los hechos. Es obvia la conexión entre la campaña a las presidenciales francesas y esas informaciones que intentan poner en entredicho a unos y otros contendientes con estas noticias.

En EEUU vemos otro ejemplo: John Huntsman presenta su campaña e inmediatamente se difunde un vídeo que le veja de forma grave, rozando, por lo que parece, las lindes de varios delitos. 

En España, pese a que es delito la vulneración del secreto del sumario, estamos habituados a que se filtren, sin que se tome ninguna medida por parte de los órganos judiciales, el contenido de las investigaciones dando munición para juicios paralelos que condenan ante la opinión pública a determinados personajes, antes de que los tribunales dicten el auto de procesamiento. 

La prensa se ha arrogado tal nivel de superioridad amparado en el derecho a la información, que no ve ningún límite. La ley, la moral, la propia responsabilidad de los mal llamados «creadores de opinión», que con harta frecuencia no son más que intoxicadores de la opinión, no tienen ninguna relevancia con demasiada frecuencia en los Medios.

Se permiten decirle al Gobierno lo que han de hacer, marcar el paso de la política, imponer la tiranía de su capricho o lo que es lo mismo: que se les dé munición para que vapuleen a placer al político que llaman a la palestra.

La realidad es que la composición del Gobierno está tan bien planeada como la de las sociedades anónimas. Existen órganos dedicados de forma expresa a informar sobre las políticas del Gobierno. En este momento, ese órgano, representado por Soraya Sáenz de Santa María, procede a informar de forma exhaustiva de lo que ha acordado el Consejo de Ministros. 

Es cierto que en momentos muy concretos, cuando haya que dar cuenta de asuntos de gran calado, de políticas bien definidas y listas para aplicar, será el Presidente del Gobierno quien tenga que salir a la palestra para explicar a los españoles un plan complejo de actuación política. En otros momentos, corresponderá al ministro,  secretario general o director general, responsable de un área, sustituir a la portavoz, en función de determinadas circunstancias.

Los periodistas conocen muy bien estas estructuras y entienden los riesgos que corre quien no las respeta; porque se arriesga a un vapuleo que va a deteriorar de forma grave su imagen. No solo lo harán por razones ideológicas. Tenemos ejemplos claros, sobre todo en la prensa de derechas, que demuestran que las simpatías o antipatías personales juegan un papel muy importante y que determinados periodistas que odian a determinado político harán lo que sea para destrozarlo, aunque sea «de los suyos».

Asquea un poco esa prepotencia. Que en ocasiones sea muy divertido ver cómo ponen en la picota a alguien, no resta gravedad a unos hechos que muestran que nuestra clase periodística (o tal vez la profesión en general, porque pasa en todas partes) necesita una catarsis urgente que les haga reconsiderar su postura y se doten a sí mismos de unos límites claros en el manejo de la información. 

En tiempos de tanta crisis, son infinidad los medios que están atravesando graves problemas económicos y parte de esos problemas van unidos a la forma en que la sociedad percibe la profesión, el descrédito que acumulan diarios y medios audiovisuales con su tratamiento poco escrupuloso y sensacionalista de la información.

Hay mucho que cambiar en esta sociedad occidental que ha perdido el norte; pero dada su influencia, la prensa debe aplicarse a hacer su refundación de principios; porque la sociedad está tan harta de los desmanes políticos como de los de los Medios.


7/1/12

¡A las barricadas!




Luis de Guindos Jurado
Luis de Guindos (www.lamoncloa.gob.es)


El Consejo de Ministros celebrado ayer aprobó una medida cautelar que aplaudo con las orejas: la revisión previa de la Ley de Presupuestos de las CCAA antes de su presentación en las cámaras autonómicas.

Como no podía ser de otro modo, el País Vasco, Cataluña y Andalucía se han rasgado las vestiduras. ¡Atentado contra la autonomía y los conciertos autonómicos! ¡No pasarán!

Las autonomías gobernadas por el PP se han mostrado conformes. No vamos a entrar en la disciplina de partido y esas cosas. Lo que me interesa es si mi alegría ante la imposición de esa tutela la comparten más españoles o es algo mío derivado de «eso malo de la cabeza» que me aqueja.

Sospecho que no estoy sola. Cabe suponer que muchos catalanes afectados por los recortes suspirarán por la implantación de un mecanismo que impida que su Gobierno gaste una pasta gansa en «embajadas», «normalización del idioma», ayudas al doblaje de las películas al catalán y un sin fin de gastos que parecen suntuosos en estos tiempos de escasez, mientras se recorta en sanidad, educación, servicios sociales, seguridad ciudadana...

Los vascos saben lo suyo, como los demás. Todos vemos en la pequeña taifa que nos gobierna el despilfarro de nuestros califas y trinamos al ver la alegría con que gastan el dinero que tanto nos cuesta gastar. Así que, por lógica, debemos ser muchos los que estamos encantados de que, antes de aprobar, tengan que someter el proyecto de Ley de Presupuestos a estudio por el Gobierno Central para que vete partidas intolerables que venían siendo aprobadas con la mayor desfachatez año tras año.

Hay quien se pregunta si el Gobierno se arrugará; pero yo creo que no. Al final, todas las medidas que se están tomando de un modo que parece precipitado obedecen a un hecho: el nuevo Gobierno no sólo ha tenido acceso a los datos contables y comprobado que la situación es dramática. Junto a esos archivos hay otros, aún más secretos, que esconden un tráfico de comunicaciones entre la UE, la cancillería alemana, tal vez la francesa y el anterior Gobierno de España, en la que se le «aconseja» un marco de medidas a aplicar. 

No habrá detalles, no pueden llegar ahí porque invadirían el territorio sagrado de la «soberanía nacional» que es inviolable, en teoría. Aún así, en la sutileza del lenguaje diplomático, estarán entretejidas directrices insinuadas que marcan el paso que debe seguir el Gobierno y, si Zapatero y sus cuates optaron por ignorarlas, Rajoy ha tomado nota por la cuenta que le trae y se ha apresurado a aplicar las políticas exigidas con la máxima celeridad.

Una de las primeras, sin ninguna duda, es atajar el mayor problema de nuestra economía: la organización autonómica. La deficiente regulación y la irresponsabilidad de los califas locales, ha generado una deuda mostruosa que hay que corregir. 

Cambiar la estructura es muy complicado. Habría que cambiar la Constitución, abordar una tarea legislativa muy compleja y eso exige un tiempo que no podemos permitirnos. 

Hay otro camino que no exige tanto trabajo y es mucho más sencillo; porque nada impide que un gobierno apoyado por una mayoría absoluta saque adelante una ley que introduzca ese control previo de las cuentas autonómicas por el Gobierno Central, casi seguro a través del Tribunal de Cuentas. 

Al final, todo es cuestión de dinero. Si restringes la libertad en el gasto, restringes de facto las competencias de los califas y sus visires. Si introduces controles drásticos a las partidas, si para que se apruebe la dotación  a un plan de infraestructuras destinado a construir un aeropuerto o unas instalaciones carísimas, tanto en su ejecución como en su mantenimiento posterior, por poner un ejemplo, se exige un estudio previo exhaustivo que demuestre la viabilidad del plan, no se remediarán los desmanes pasados; pero se evitarán los futuros. 

Nos libraremos de la torticera utilización de los presupuestos para crear redes clientelares, para derivar a bolsillos particulares caudales públicos a través de empresas públicas fantasmas y un sin fin de corruptelas que ahora son el pan nuestro de cada día.

Tiene sus riesgos ese control; pero prefiero correrlos en la situación que afrontamos, con toda sinceridad. La situación es desesperada y toda medida llamada a controlar la sangría que generan los califas me parece no solo imprescindible, sino maravillosa.

3/1/12

¡Que vengan los Reyes Magos!



La adoración de los Reyes Magos. B. E. Murillo

Me dirán que están viniendo; me preguntarán si mi agenda de compras de regalos no me da alguna pista. La respuesta a ambas cuestiones es sí. Sé que la noche del jueves al viernes tendré que montar el mismo escenario que organizaba cuando tenía hijos pequeños en esa noche mágica. Han crecido, se han independizado; pero no me permiten que prescinda del ritual.

Esta pincelada personal (que sabrán disculparme) tiene mucho que ver con mi llamada a los Reyes Magos. Han corrido ríos de tinta sobre esas figuras. Les recomiendo que sigan el enlace al blog de Belosticalle, apasionado estudioso de estas figuras, disfrutarán, no lo duden. Yo no voy a discutir su existencia, sino a reflexionar sobre su papel y su influencia.

¿Qué representan en realidad los Reyes? La respuesta parece fácil: magia, misterio e ilusión. De acuerdo. Pero todos sabemos que, para que vengan los Reyes con los regalos pedidos, los niños tienen que esforzarse durante todo el año en ser buenos, obedientes, estudiosos, respetuosos y educados. Cada niño, al menos en otro tiempo, afrontaba la noche de Reyes comido por los nervios, haciendo, una vez más, un análisis de su conducta. Él mismo evalúa si merece carbón, parte de los regalos o todos los regalos. Es una excelente y fácil vía para educarles en la autocrítica.

En otro plano, el de los padres, también existe esfuerzo, sacrificio y mano izquierda para manejar la ilusión de sus hijos. No sólo usan las figuras de recompensa para corregirlos a lo largo del año recordándoles que los Reyes tienen espías que vigilan su conducta y deben portarse bien. Protegen a sus hijos de la desilusión, en especial si tienen pocos medios, vigilando la redacción de la carta (para que no cometan faltas de ortografía, cosa que desagradará a los Reyes) y cuando se enfrentan a la larga lista, ajena a sus posibilidades económicas, les hacen ver que hay muchos niños, que aunque sean Magos, sus talleres tienen una capacidad de producción limitada y que si les traen todas esas cosas, otros quedarán sin regalos. Entonces el niño responderá: «bueno, que elijan ellos». No sólo les educan en la generosidad, protegen su ilusión ante la previsible decepción y salvaguardan la magia

El tercer esfuerzo será el de la coherencia. Si uno de sus hijos se ha ganado con su conducta todos los regalos que pide; pero no pueden permitírselo, harán un sacrificio para que tenga el que más desea, si es posible. Si otro no se ha esforzado para obtener la recompensa, aunque duela, no intentarán que haya una equidad «para no herir» a quien no se ha ganado sus juguetes; porque no sería justo y es muy importante que los Reyes demuestren que lo son. El último acto es menos relevante, aunque para mí es esencial: la carta que dejan los Reyes en cada zapato, justificando el motivo por el que no han dejado algunos regalos, sobre todo, cuando se aplica el criterio del mérito y el que se ha portado peor ve la diferencia entre el trato a su hermano y a él, es bueno que los Reyes le expliquen qué conductas les han movido a dejar los regalos que les ha pedido en zapatos de niños que lo merecían más

Todos estos rituales, de apariencia vanal, tienen una traslación rigurosa a la vida de una comunidad. Los seres humanos necesitan un objetivo por el que luchar; pero también la magia, el misterio y la ilusión para desplegar lo mejor de su energía. 

Necesitamos creer que en algún momento la vida nos hará un regalo, ocurrirá algo que cambiará nuestra situación a mejor y pondrá en nuestras manos lo que más deseamos. Si hemos sido educados en la tradición de los Reyes, tendremos asimilado que la magia y el misterio existen, llegarán a nosotros; pero sólo si cumplimos las reglas, si aceptamos las condiciones, nos esforzamos cada día por mejorar nuestra vida y la de quienes nos rodean, trabajamos, somos corteses, contribuimos a hacer lo más grata que quepa la vida de quienes se relacionan con nosotros, en un esfuerzo calculado por contribuir a una convivencia armoniosa en comunidad.

Necesitamos que vengan los Reyes y dejen en los zapatos de nuestra sociedad la luz de su magia en forma de certeza anidada en nuestros corazones como la luz de la Estrella, de que si hacemos lo que debemos en cada momento, aunque sea difícil, doloroso y no queramos aceptar esa ruta, acabaremos llegando a una alfombra llena de regalos: equilibrio, bienestar, confianza en nosotros mismos y el nuestra sociedad, una sabiduría nueva, valores más arraigados, satisfacción por haber co-protagonizado un esfuerzo constante e indesmayable para alcanzar la meta común. Y necesitamos explicaciones claras para tener la información necesaria sobre el estado de cosas, único modo de mantener la moral alta y saber en qué dirección vamos.

Por eso necesitamos que vengan los Reyes como nunca antes. Pero no debemos perder de vista que sólo llegarán, como deseamos, si padres e hijos o lo que es lo mismo: autoridades y ciudadanos, cumplen el trato y por eso, es vital que exijamos a quienes gobiernan, a quienes controlan la acción de Gobierno, a quienes legislan y a quienes presionan, que respeten las reglas

No podemos consentir que los intereses políticos, partidistas, de Estado, económicos o de cualquier índole relacionada con la defensa de intereses de grupos frente al interés general, malogre la llegada de los Reyes Magos.

2/1/12

2012 hito de renovación.






Conforme avanza el tiempo hacia las fechas finales del calendario, toda la prensa se lanza a hacer recuento: las frases del año, los acontecimientos del año, las bodas del año, las rupturas del año, los nacimientos del año...

Otra constante del Año Nuevo son los propósitos: aprender inglés, adelgazar, dejar de fumar, abordar, en fin, proyectos aparcados que se supone que un gran número de ciudadanos se compromete a cumplir en estas fechas.

El primer fenómeno es comprensible, la Navidad genera una sequía informativa y hay que rellenar el espacio de las noticias de algún modo. El segundo fenómeno también es comprensible. El fin de año supone un fin de ciclo vital a corto plazo y algunas personas, en especial los fumadores (no he conocido a nadie que se haya matriculado el dos de enero en una academia de inglés o un gimnasio), eligen como fecha para poner término a algo que han decidido eliminar de su vida.

Es tal el hartazgo de balances de los eventos anuales que ofrece la prensa que estoy saturada. No tengo otro remedio que reflexionar ante esta reverencia por las fechas sobre algo que he experimentado con frecuencia: la mayoría de los españoles son incapaces de situar en fechas concretas eventos de los que han sido testigos. Son multitud las personas que son incapaces de recordar el día de un evento señalado; por ejemplo, el día en que accedieron a un cargo importante en su empresa, el día en que se casó su sobrino, incluso su hijo. 

En el juicio del 11M era muy llamativa la incapacidad de muchos testigos norteafricanos (marroquíes y tunecinos) para concretar las fechas. Acudían a las festividades de su calendario festivo: fue antes o después de la Fiesta del Cordero, del Ramadam... Sorprendía esa incapacidad para situar en un miércoles, entre la segunda y la tercera semana de octubre, por poner un ejemplo, los sucesos objeto del interrogatorio. Parecía una tomadura de pelo; pero, tacita a tacita, esa impresión se esfumó. No era una pose. Resultó evidente que, para ellos, el tiempo era otra cosa.

Entonces retrocedí a mi infancia. No hablo de la especial percepción del tiempo que tienen los niños, sino de lo que ocurría con los adultos. Cuando, ya crecida, le preguntaba a mi madre algo relacionado con un suceso sensible que yo recordara o con la fecha en la que se tomó una fotografía, ella (dueña de una memoria envidiable), rebuscaba en sus archivos mentales y, al igual que los testigos del 11M se retrotraía a una fiesta cercana. Una vez que definía si fue antes o después, establecía la siguiente fiesta, por ejemplo, San Martín, fiesta señalada en su pueblo. A partir de esos dos parámetros, tras un recorrido por sus recuerdos, situaba el evento en fechas precisas; pero es evidente que mi madre; pese a que trabajaba en una empresa, fechaba cada día muchos documentos de pedidos y recepción de mercancía, era capaz de decirle a su jefe con asombrosa precisión la fecha y el importe de la factura de un cliente, archivada cinco años atrás; cuando le preguntaba por uno de sus mayores traumas, la muerte de su madre, me respondía: en la mañana siguiente al día de la Ascensión; pero no podía precisar la fecha exacta. 

¿A qué viene todo esto?, se preguntarán con lógica. Es simple la respuesta. En sociedades muy cohesionadas, el individuo maneja parámetros diferentes a los que usa el que se encuadra en una sociedad en crisis. Para el primero, el «tiempo social», marcado por las festividades que comparte con sus vecinos, prima sobre el calendario objetivo, el que señala el día y la hora en la que vive como individuo. Mi abuela materna murió en torno a las nueve de la mañana del día siguiente a la fiesta de la Ascensión del año mil novecientos cincuenta y uno. Mi padre murió un siete de enero a las cero treinta horas. No en la madrugada posterior al día de Reyes. Eso es muy significativo.

Supone que el yo ha sustituido al nosotros. Que lo que nos acontece, aunque se encuadre en algo tan general como un cambio de gobierno, por poner un ejemplo, ya no se contempla como un evento encuadrado en un marco compartido con el resto de los vecinos o de los españoles, sino en el estrecho marco de la individualidad.

Ocurre esto porque se han destruido los lazos de cohesión de la sociedad, carecemos de esos indispensables referentes compartidos y nos aferramos al tiempo cronológico, tan individual como universal, convertido en la única referencia admisible del discurso de nuestra existencia.

Han desaparecido nuestros elementos de cohesión social: la religión y las costumbres, los mitos y las creencias; se ha debilitado de modo más que peligroso el tercer baluarte: el imperio de la Ley y no tenemos más remedio que recurrir a los eventos cercanos y a los balances de cierre de ejercicio para sustituir los pilares de la seguridad que sustentaban la vida de nuestros padres por los hitos políticos, los ecos de sociedad y los modestos propósitos personales para velar el abismo vertiginoso al que nos enfrentamos.

Deseo, a modo de felicitación tardía, que el 2.012 sea el año en el que, pese a los sufrimientos y desencantos que sufriremos de modo inevitable, sea un hito que modifique las circunstancias devolviéndonos paquetes ingentes de valores perdidos. No sólo nos permitirá afrontar lo que nos espera con más fortaleza, sino que también nos ayudará a recuperar a nuestros vecinos y conciudadanos como protagonistas y colaboradores indispensables en la construcción de nuestra vida y nuestro futuro. 

Feliz 2.012.