30/5/12

Javier Krahe y los símbolos



Javier Krahe (noticiasterra.es)

Javier Krahe ha sido llevado a juicio por un vídeo en el que se escenifica cómo cocinar un Cristo, filmado en 1978.

En la entrada anterior, perfilé los tres grandes pilares en los que se asienta la cohesión social: la religión, la moral-ética y la ley. 

Cada uno de esos bastiones cumple una función: la religión actúa desde el interior, moviendo al individuo, tanto por temor al castigo divino, como bajo el acicate del premio. Es y debe ser independiente de las otras dos estructuras. Lo usual es que la jurisdicción religiosa se limite a imponer actos penitenciales a los grandes pecadores o, en casos extremos,  la excomunión como máximo castigo. 

La moral  es mixta: actúa desde el interior, como fruto de la búsqueda del individuo de la perfección ética; pero también tiene un componente exógeno: la  presión social, el «qué dirán», también juegan un papel importante en el empeño del individuo de mostrar una conducta ejemplar ante el grupo.

La mayor parte de las personas, incluso en los países más avanzados, desarrolla su vida a satisfacción sin necesidad de acudir al amparo de la Ley. Los pactos, los contratos, los compromisos de todo orden de la vida cotidiana se cumplen de modo natural. Si alguien promete hacer algo, cumple su palabra con honestidad, entrega la cosa, ejecuta una tarea, paga un servicio. 

¿Qué tiene que ver todo esto con Javier Krahe y su juicio? 

En primer lugar, el cantautor es uno de los símbolos de los movimientos llamados progresistas en los primeros años de la democracia, un hombre comprometido en la denuncia de los excesos y la inmoralidad. 

Su vídeo es una muestra de que sin advertirlo, con toda seguridad,  intuye que ese cambio a una sociedad perfecta, igualitaria y libre que persigue, exige destruir lo establecido y ataca (el término es excesivo; pero quiero que resulte gráfico) el primer gran pilar: las creencias religiosas, como una vía de rechazo a todo un sistema de valores clave para que la sociedad sea tal como es y resulten urgentes los cambios.

Ese movimiento ataca también la moral, que denuncia como falsa y llena de dobleces. La llamada «buena educación», la delicadeza en el trato, el respeto a las ideas y los sentimientos de los otros, sólo merecen burla y desprecio. De este modo, se va resquebrajando poco a poco el segundo pilar. 

Sólo queda en pie la ley, una ley con minúsculas, una maraña normativa que intenta en vano combatir con normas lo que debía ser regulado por la religión y la moral, que son ineficaces, porque carecen del soporte necesario para serlo y no lograrán otro fin que el colapso del sistema.

El juicio a Krahe es tan absurdo como inútil. El mal está hecho y es comprensible que los cristianos, hartos de que se profanen sus símbolos sagrados, acudan a la última defensa que les queda, la legal; puesto que las que debieron operar: la religiosa y la moral (en forma de repudio de la sociedad hacia esas conductas) que son las eficaces, no funcionaron.

Y esa tampoco va a funcionar. En primer lugar, porque probablemente esté prescrito el delito contra las creencias religiosas. En segundo lugar porque el regreso a la actualidad de ese vídeo no ha tenido el efecto de remover sentimientos de repulsa serios en una sociedad que ha perdido sus valores. En tercer lugar; porque una sanción judicial, si la hubiera, no va a servir en absoluto para generar una regresión en la sociedad.

Es posible que Krahe, a estas alturas, esté tan desolado como lo estamos muchos ante el panorama social que contemplamos. Puede que no sea consciente de que él forma parte de los instrumentos de demolición que nos trajeron aquí, junto con una multitud que le seguimos, le admiramos, incluso nos inspiró una gran ternura y le apoyamos en su aventura quijotesca de lograr una sociedad mejor.

Los pecados no son delitos, aunque los delitos sean siempre pecado en términos religiosos. Los pecados, en este caso la blasfemia, no pueden ser nunca condenados en las instancias judiciales. Sólo pueden ser juzgados y sancionados por las instancias religiosas. Si el poder de la religión se ha deteriorado tanto como para que carezca de eficacia efectiva la sanción de la Iglesia, tenemos un problema muy grave; pero no se resuelve llevando a juicio a Krahe. 

27/5/12

El contrato




Belmont (USA) Baile en la calle.


Una de las cosas que más valoro de mis estudios de Derecho es la suerte de haber tenido un excelente maestro en la asignatura 'Historia del Derecho': Don Carlos Prieto, al que rindo un homenaje sentido desde estas líneas.

En aquel tiempo, la estructura de las asignaturas del primer curso estaba diseñada para modelar en nosotros una mente jurídica. El Derecho Romano y el Político, nos apasionaba a la mayoría. La Historia del Derecho y el Derecho Natural eran un rollo, en nuestra opinión.

Sin embargo, estas dos cenicientas eran las asignaturas más importantes, las que nos ayudaban a adentrarnos en los entresijos de la estructura jurídica de la organización social. El Derecho Natural nos adentraba en la filosofía, en los fundamentos estructurales del Derecho. La Historia nos enseñaba cómo nacieron y evolucionaron las instituciones.

La organización social evolucionada, está construida sobre tres pilares: El primero, la religión, que proporciona al grupo, tanto sentimientos de protección ante las fuerzas de la naturaleza y los peligros que corre la comunidad, como los temores necesarios para que todos y cada uno de los individuos adopten una conducta ética en su vida cotidiana; porque si desagrada a los dioses con su conducta un miembro de la comunidad, pone en riesgo al conjunto. Los dioses son muy crueles y todos pueden ser castigados durísimamente, por la maldad de uno solo.

El segundo estrato está en la moral, entendida como un conjunto de costumbres (mores) que ha ido elaborando la sociedad a lo largo de su evolución histórica. Esa moral entronca, de modo necesario, con la religión; pero no sólo. Esas costumbres desarrollan normas de conducta que debe adoptar con rigor todo ciudadano que persiga la ejemplaridad ante sus vecinos. Le instruye en las directrices que debe adoptar para ser un padre o madre ejemplares, cómo educar a sus hijos, honrar a sus mayores, tratar a sus esclavos, criados, clientes, relacionarse con sus vecinos y ejecutar su trabajo con celo y llegar a tratos con otras personas con absoluta rectitud.

Pero tampoco es sólo una guía de conducta individual lo que regula la moral pública. Selecciona entre los infinitos avatares cotidianos los más importantes y establece un calendario para los actos religiosos. Elige, entre los ciudadanos a las figuras que han de ser recordadas y consagra días para evocar su recuerdo. Se convierte en una memoria colectiva que mantiene vivos a lo largo de los siglos los eventos que superaron o a los que sucumbieron en un drama colectivo que obligó a la comunidad combatir o a dedicar sus mejores fuerzas a recuperarse tras la guerra o una epidemia, por ejemplo.

De este modo, paso a paso, cada comunidad va creando su identidad. Sus vecinos, incluso los más lejanos, adoran a los mismos dioses y adoptan la misma pauta ritual; pero no es lo mismo: porque ellos celebran en una fecha diferente las fiestas mayores, tienen fórmulas particulares que, sin ninguna duda, agradan más a sus protectores que las de los otros. Aunque les rija la misma moral, ellos son mucho más celosos y vigilantes, ofrecen mayor confianza, son más nobles... 

De paso, van generando símbolos que los diferencian de cualquier otro pueblo, ciudad estado o comunidad de su entorno. Unos los unen porque simbolizan un hecho extraordinario que los reafirmó ante el mundo como superiores. Otros los aglutinan porque refuerza su unidad como pueblo. Esos símbolos son la representación tangible de los valores intangibles que necesita la comunidad para mantener una fuerte cohesión, unos objetivos comunes que defienden cada día y por los que están dispuestos a matar o morir, premisas necesarias para fortalecerse a título individual y colectivo y alcanzar estadios de civilización superiores.

Estos dos pilares son los primigenios, los que estructuran las comunidades humanas en su etapa de nacimiento y evolución. En una comunidad pequeña son suficientes para regular con éxito las relaciones interpersonales en todos los órdenes.

Cuando eclosiona el éxito de la comunidad en lo que conocemos como civilización, esas herramientas siguen siendo básicas; pero el grupo necesita una estructura adicional: las leyes, la elaboración de un ordenamiento jurídico con herramientas coercitivas y de solución de problemas y conflictos mucho más potente. 

Una sociedad, incluso una sociedad actual, si se rigiera por la moral de modo estricto, puede prescindir de las leyes y salir adelante en condiciones ideales; pero no podrá salir adelante sólo con las leyes; porque sin el soporte de la ética y la moral, la ley carece de entidad para una convivencia civilizada.

La Ley, en realidad, es la plasmación de un contrato muy antiguo, del que no tenemos noticia directa, pero que existió de modo evidente y palpable en los textos antiguos. Los ciudadanos se comprometieron a dejar en manos de las instituciones la resolución de los conflictos que hasta ese momento resolvían ellos en defensa de sus derechos, honor o intereses y acatar lo que establecieran los dirigentes y los jueces, a cambio de un compromiso: las normas que emitieran las instituciones, la labor de los dirigentes y la actuación de los jueces se haría ciñéndose, por supuesto, a la ley; pero se inspiraría en y defendería a ultranza la moral, las costumbres y los principios del Derecho Natural. 

Si se rompe ese contrato, la sociedad naufraga. Pierde la cohesión, se llena de conflictos que cuando los dos pilares esenciales: religión y moral, tenían plena vigencia, eran escasos y anecdóticos. El grupo pierde fuerza para obligar al individuo a comportarse con ejemplaridad; porque la pérdida de valores religiosos y morales le mueve a actuar sin frenos. Si las propias leyes son tratadas como estructuras ambiguas que se aplican a conveniencia, la descomposición social entra en barrena.

Se ha escrito mucho a favor y en contra de la conducta de quienes fueron a un estadio a injuriar a la más alta figura de España y a sus símbolos

No quise ni quiero entrar en ese debate. Creo que lo expuesto deja muy claro que no es una trivialidad ni una discusión bizantina. 

Es una bomba en el corazón de la cohesión social de España de consecuencias letales. Y quienes consienten con pasividad, incluso con tolerancia que esos individuos campen a sus anchas por temor a consecuencias para su popularidad, no sólo son cómplices del atentado al renunciar a perseguir conductas punibles, sino que están destruyendo la estructura que soporta sus puestos y condenados a extinguirse cuando se consume el daño de forma irreversible.

17/5/12

Gente pequeña con alzas



Javier Fernández  (Antena 3)



«Habemus Papam». Por fin, el largo camino de las elecciones ha terminado y  hay un acuerdo.

La parte positiva es que me parece justo que la fuerza más votada en las urnas ocupe la presidencia del Principado. Es lo justo y no puedo por menos aplaudirlo.

Otro aspecto positivo es un rasgo de Javier Fernández que le presenta como una persona honrada que en nada estaba de acuerdo con la «elasticidad» de muchos de sus compañeros de partido. Quienes le defienden resaltan la oposición frontal que le hizo a Areces por razones éticas. No es poca cosa.

La parte negativa... Bueno, no se alarmen, no voy a hacer recuento exhaustivo. 

Empecemos por lo anecdótico: el retrato que nos ha dejado el PP de Asturias, trabajando infatigable en la tarea de impedir que Álvarez-Cascos ejerciera el poder que le otorgaban los votos, primero y negándose, ya en los tiempos más recientes, a darle una sola oportunidad de acceder a la presidencia.

Muchos se han devanado lo sesos intentando comprender esta actitud. La respuesta es muy sencilla. Hay demasiadas cosas bajo las alfombras y si se levantan, los dos grandes partidos verán expuestas sus vergüenzas por igual. Hay grupos afines a ambos partidos que se han beneficiado de modo legal, en la mayoría de los casos; pero absolutamente inmoral en todos. Hay intereses de personajes afines a unos y otros, con mucho poder, que no van a tolerar que ningún político les desmonte tinglados muy rentables.

Esta es una explicación, simple, elemental; pero clave. Los personalismos de determinadas figuras locales o nacionales, las rencillas, los piques personales fueron el «y además...»; pero la alianza invencible PP-PSOE está en los arcanos de una necesidad común de impedir que salgan a la luz, se entregue documentación a la fiscalía o a los juzgados o se desmonten las tramas que derivan mucho dinero público a manos privadas sin vulnerar la ley o sí, en algunos casos.

Lo que votamos muchos asturianos fue ventilación, agua, jabón y mucha lejía. Quien más, quien menos, todos teníamos noticias de alguna trampa, corruptelas, favores a determinadas personas o grupos, que colmaban nuestra paciencia. Es cierto que teníamos dos candidatos con fama probada de honrados: Javier Fernández y Francisco Álvarez-Cascos. La razón de muchos para preferir a Cascos sobre Fernández es una cuestión de carácter.

Ventilar, limpiar y desinfectar los interiores de la Administración y la Junta, lo sabíamos de antemano y lo comprobamos a lo largo de estos meses, no era tarea fácil. Con el debido respeto y a mero título descriptivo, necesitábamos una «bestia parda», un político con mucho carácter, que no se dejara intimidar por las amenazas y la campaña que iba a tener que soportar si intentaba el baldeo.

Javier Fernández no da ese perfil. Cascos, aunque acabó perdiéndolo, gracias a la colaboración activa del PP con los grupos de resistencia, no se arrugó ante la campaña mediática impía que lanzaron los medios que se verían gravemente perjudicados si se hacía limpieza. Javier Fernández ni siquiera va a intentarlo (en mi opinión). Intentará, no me cabe duda, limitar en lo posible esas prácticas poco éticas; pero no cabe esperar en una persona tan introvertida y poco amante de la confrontación un intento serio de saneamiento.

Podemos tener grandes sorpresas. A veces, la formación académica de dos personas, la forma en que moldea el pensamiento  una carrera, genera un grado de entendimiento y complicidad entre dos personas en apariencia muy distantes  ideológicamente. Aunque es poco probable, Cascos y Fernández comparten esa estructura mental. Ambos son ingenieros, aunque de distintas ramas. Si Javier Fernández quiere proceder a un saneamiento profundo y no se siente con fuerzas, no es descabellado aventurar que busque, para ese fin, la alianza con Cascos. 

Sin duda, aunque posible, es más probable que nada de eso ocurra. Lo que tendremos, en un momento en el que necesitamos de forma perentoria una mente imaginativa y brillante que encuentre caminos para reflotar nuestra economía, es ese funcionario que, en su momento, fue Consejero de Industria del Principado. Pasó por ese puesto tan importante sin pena ni gloria. La mayoría ignora que estuvo ahí; no se notó, no hubo ningún éxito relevante. Fue invisible su tarea, no se vio ninguna mejora, nada pasó que le destacara.

Ahora será Presidente, gracias a UPyD y, sobre todo, al PP. Y esta tierra, llena de personas muy grandes, se verá, una vez más condenada a la pobreza por los liliputienses. La gente pequeña del PP de Madrid, la gente pequeña del PP de Asturias y, sobre todo, los diminutos Rosa Díez y Nacho Prendes.

Prendes es Abogado de profesión. Se supone que el primer requisito para el ejercicio de esta profesión es saber redactar un escrito, dotarlo de forma y contenido, estructurar las ideas, sentar premisas y desarrollar razonamientos.

UPyD se mostraba muy orgulloso de su documento para el pacto. Excuso analizarlo. Juzguen por sí mismos si esto puede ser aprobado (no digo ya redactado) por un jurista medianamente competente. 

Pero lo que me ha humillado han sido las declaraciones de Rosa Díez. Ella es la salvadora de Asturias. Gracias a ella ya no nos intervendrán. Y lo mejor: lo que le preocupa a la lideresa de UPyD es modificar la ley electoral. Está encantada y muy en línea con su mentalidad fashionista, nos brinda la deslumbrante oportunidad de ser tan fashionistas como ella (¡Oh, gloria bendita!) estrenando un look que copiará pronto toda España, gracias a ella.

El inmenso ombligo de Rosa Díez no ve el paro, la pobreza, las nulas posibilidades que tenemos de salir de la miseria con los bueyes que nos da para arar. No ve ningún problema importante, ningún gran desafío, salvo cambiar la ley electoral. No puede batir al PP en pequeñez; pero alcanza mucha más nota de la que consiguió nunca en las numerosas ocasiones en las que ella y su ombligo se presentaron como cabezas de alguna elección, a veces con unos zapatos-guante que son una muestra perfecta de su nivel en todos los terrenos.

24/4/12

¡Dejadme en paz, idiotas!






Si apareciera el hada madrina de repente ante mí y me concediera un deseo, le pediría que me suma en un sueño que termine por esta época el año que viene; porque estoy muy cansada de leer y escuchar, no sólo estupideces, sino arengas impresentables.

Antes que ninguna otra cosa, soy ama de casa  y eso me convierte en economista de alto rango. Llevo mucho tiempo administrando unos recursos suficientes y limitados, a un tiempo. En determinadas etapas de mi vida fueron escasos y me obligaron a reducir la administración a una economía de supervivencia estricta.

La primera lección de economía que recibíamos las niñas de mi época a través de nuestra madre era muy simple: adáptate siempre a los ingresos; pero contabiliza siempre a la baja. Si ganas cien, piensa que dispones de noventa y guarda esos diez restantes con celo para disponer siempre de una reserva ante un imprevisto.

La segunda lección era que, si por cualquier circunstancia desgraciada, me veía obligada a gastar más de lo que ingresaba, pasado un tiempo me vería abocada a aplicar una política de austeridad severa para poder afrontar las deudas contraídas y afinar mi ingenio para reutilizar todo lo reutilizable, pedir a otros que me cedieran lo que para ellos era inservible y para mí útil, para restringir al máximo los gastos y poder liquidar las deudas contraídas. Una vez conseguido el equilibrio, sería momento de pensar en aplicar el remanente que apareciera cuando no tuviera que pagar créditos, para invertirlo en cosas que me ayudaran a recuperar mi economía lo antes posible.

Mi caso no es una excepción. Todos los españoles recibimos estas enseñanzas y sabemos de viejo que, cuando te arruinas, la urgencia más apremiante es saldar deudas, quedarte a cero en el plazo más breve posible y,  a partir de ahí, mantener la administración de supervivencia para reunir un pequeño capital que te permita poner en marcha algún tipo de actividad que contribuya a incrementar tus ingresos y sanear tu economía.

El Presidente del Gobierno nos lo dijo con toda claridad hace un par de días: «No hay dinero». No tenemos un euro, los ingresos que tenemos están muy por debajo del nivel que necesitamos, no para mantener el tren de vida que llevábamos, sino para financiar los gastos corrientes que se habían convertido en una rutina en nuestro día a día. No hay dinero, punto pelota.

Lo sabemos bien todos los españoles. Estamos arruinados. Y si alguno tenía dudas al respecto, Bruselas ha confirmado hoy que el Gobierno anterior mintió respecto al déficit, que el año pasado alcanzó el 8,5%.

Rajoy nos avisó en la campaña. Su intención era aplicar recortes durísimos desde el principio para recuperar el equilibrio presupuestario e íbamos a sufrir. Me parece pueril que se patalee protestando porque dijo en campaña que no subiría impuestos. Esa era su intención, si podía; pero todo dependía (y yo lo entendí así) del resultado de las cuentas que encontrara. La promesa principal, al margen de las aspiraciones, era que haría cuanto fuera necesario para recortar el déficit adoptando las medidas que su Gobierno juzgara necesarias para alcanzar el objetivo.

Hemos vivido ocho años celebrando grandes fiestas, tirando dinero a espuertas en cosas que no suponían ningún retorno a las arcas del Estado. Las hemos dejado, no sólo vacías, sino en números rojos. Estamos endeudados hasta las cejas y hay que pagar, por encima de todo, para recuperar la solvencia. Seguir el camino de Cristina F. de Kirtchner, que se pasa por el forro las sentencias que condenan a Argentina a pagar a sus acreedores es un suicidio. Hay que pagar y hay que sacar el dinero necesario para hacerlo sin remisión.

Es muy duro que sea mi bolsillo el que tiene que aportar esa cantidad. Es más duro aún que sea así, pese a que jamás voté a ZP, el gran artífice de nuestra ruina. Sería fantástico que pudiéramos gravar a quienes lo votaron uno por uno, sacarles a ellos el dinero que se necesita para afrontar los pagos y el gasto corriente; pero no es posible.

Así que acepto que me no hay otra que pechar, dejar que sangren mi menguada economía y arrimar el hombro aceptando que me obliguen a sacrificarme al máximo.

Sólo pido que me dejen en paz, que alguien ponga una mordaza a Rubalcaba, coartífice de la ruina, a Valenciano, que alza el gallo como si hubiera aportado algo positivo a nuestro país en su puñetera vida y dejen de actuar como si esto no fuera con ellos, lanzando soflamas a la insumisión.

Sé, no tengo ninguna duda, porque soy ama de casa, que todo esto es indispensable, que no queda otra que hacer sacrificios heroicos y quiero dormir durante doce meses para librarme de esa palinodia que se exige al Gobierno buscando que explique con detalle por qué se retracta de lo que prometió, cuando todos lo damos por sabido: estamos arruinados y hay que hacer lo que sea para obtener los recursos que necesitamos para salir del pozo.

Quiero dormir doce meses porque sé que cuando despierte de ese sueño, lo peor habrá pasado, aparecerán síntomas de recuperación  claros que calmarán la angustia que nos atenaza, renacerá el optimismo y, con él un gran empuje positivo que tendrá efectos extraordinarios en la recuperación de la economía. Tras los meses de desesperación en los que no vimos ni un rayo de luz, la evidencia de que los tiempos de penuria tocan fin, generará una euforia que supondrá una remontada apoteosica e increíble.

No será cosa de magia, sino una consecuencia natural de nuestra condición. Podemos ser lo más destructivo para nosotros mismos cuando sacamos al primer plano nuestro cainismo y lo más positivo y brillante cuando aparcamos nuestras diferencias y remamos todos en la misma dirección hacia un objetivo común.

Así es España, eso es lo que nos espera y por eso quiero dormir doce meses: para librarme del agobio de los numerosos corifeos implorantes y disparatados que nos desquician y abrir los ojos, en perfecto estado de revista, para sumarme al trabajo de recuperación en el que estaremos embarcados aportando mi grano de arena en la creación de riqueza.

18/4/12

Un día para meditar






Las noticias no pueden ser peores en estos días de zozobra. Y sin embargo, esta tormenta tiene toda la pinta de ser de las que limpian el ambiente; porque su fragor arrastra toda la podredumbre ambiental y nos deja ver qué es valioso y qué es mera basura que deben tragarse las cloacas.

En medio de todo este fragor, pasa desapercibida una operación aún más dañina que la perpetrada por Cristina Fernández contra la petrolera Repsol. 

Me llamaba mucho la atención la huelga de pilotos de Iberia, ya le dediqué una entrada y durante estos días, he estado recogiendo información para ofrecérsela; pero reconozco que lo que tenía preparado no puede llegarle a los talones a este estupendo trabajo. La foto de la cabecera es de su blog.


Una vez que ya estamos informados de lo de Iberia, pasamos a reflexionar sobre lo de Cristina Fernández. No deja de ser un disgusto para Repsol; pero, dados los sucesos que vinieron desarrollándose estos años, es probable que tuviera previsto que pasara esto y, como el empeño de la Presidente en meterse en los asuntos de la Sociedad y obligarlos a pasar por su aro en beneficio de sus amigos, con grave perjuicio para la empresa era un problema muy grave, puede ser que, a la larga, les haya hecho un favor.

Y es que la mega estrella del bótox, que se sueña a sí misma estadista de tronío, sueña con perpetuarse en el poder con maniobras como ésta; pero es muy peligrosa la jugada. Argentina está arruinada. Hoy mismo ha recibido un toque de los organismos internacionales que dicen que no se creen sus cuentas. No tiene capacidad económica ni logística para explotar los pozos que ambiciona y al final, la ruina de Argentina la llevará a seguir la suerte de Zapatero y sus secuaces. O no. En todo caso, salir de ese avispero es una buena medida. Hay otras concesiones en países más estables y a largo plazo, recuperará parte de la inversión. Al menos, no seguirá teniendo pérdidas.

Esa expropiación cae sobre España en el momento más angustioso. No hay un solo frente en el país que no arda. Los tribunales echan humo, la economía está estancada, la prima de riesgo se dispara... Y se nos cae el Rey en Bostwana, rompe la cadera y todos nos enteramos de que había ido a cazar elefantes.

Para empezar, viéndole en sus últimas apariciones públicas, por mucho que le lleven en Jeep al puesto, no parece que sus facultades motoras sean las adecuadas para afrontar esa prueba. Parece lógico pensar que si fue allí, al margen de su pasión por la caza, tiene que haber una buena razón, un compromiso que está por encima de las molestias de un viaje tan largo, por estupendo que sea el avión y de los avatares de la aventura, por magníficas que sean las instalaciones.

Pero nuestra fauna nacional, con la prensa a la cabeza, no considera ese factor. Lo que pasa es que es un irresponsable, un borbonazo que sólo atiende a sus caprichos y se pone a España por montera. ¡Vergüenza tenía que darle ir a cazar invitado por alguien, no se sabe quién, pero seguro que quien paga esa pasta para que cace nuestro Rey, es una mala compañía, nada aconsejable que le va a cubrir de oprobio, en tiempos tan aciagos y desesperanzados!

Pues bien: Hoy el diario 'El Mundo' revela el secreto. No, no era Alberto Alcocer. Quien le invitó era, nada menos, que el Príncipe saudí que medió para que España consiguiera el contrato del AVE a La Meca.

Estamos en la ruina, ¿recuerdan? Lo ingleses por un lado, los argentinos por otro, los iraníes dejándonos sin petróleo... El papel del Rey, más en estos momentos, es sacar el grueso de sus contactos y lograr trabajo e inversiones para las empresas españolas. Primero fue a mercar un contrato para que nos suministre otro país de los Emiratos el petróleo que necesitamos (porque sólo nos falta quedarnos sin reservas de combustible) y luego, aceptó la invitación del Príncipe.

¿Saben lo que le preguntó el inefable Antonio Camacho a Casimiro García-Abadillo en la tertulia de Alsina cuando el maestro del periodismo les reveló la exclusiva? Pues agárrense: puso los dídimos sobre la mesa y espetó qué opinaba él viendo al Rey en semejante compañía. 

Espero que el Rey y, sobre todo, el príncipe saudí no estuvieran escuchando la radio. Al Rey le daría un soponcio pensando en la posibilidad de que su anfitrión considerara que si los españoles le consideran una compañía inadecuada para su Rey, a lo mejor conviene rescindir el contrato y dárselo a otros que no sientan asco ante su figura.

Y Antonio Camacho, señores, es una figura consagrada en el periodismo de opinión. Un creador de opinión, nada menos. 

Visto lo visto, mejor que los españoles cerremos los periódicos y empecemos a pensar con nuestras neuronas; porque las de estos líderes que nos adoctrinan andan por Bostwana cazando moscas o algo parecido.

12/4/12

Mi gratitud






A veces, la vida te besa en la boca y te gratifica, no con un premio de lotería o un hallazgo que te saca de penas, sino con el gran tesoro de la entrega a los demás.

A mí me pasó. Un día me invitaron a ayudar en un comedor social como voluntaria y cuando salí de allí, tras hora y media, sentí que mi vida era rica y fructífera, que había ocurrido algo muy importante.

Me sorprendió. Había criado tres hijos, cuidado a mis padres, desarrollado de modo modesto; pero suficiente para mis aspiraciones, una profesión; pero nunca había experimentado la sensación de utilidad que me invadió preparando las bandejas para los comensales o ayudando a recoger la vajilla una vez limpia.

Han pasado diez años como un suspiro. Se ha doblado con creces el número de personas que acuden cada día y cada noche a comer o a recoger el menú del día, junto con otros productos de primera necesidad para librarse del hambre.

La prensa presenta la alusión de Sarkozy o Putin a España como muestra representativa del daño que causó el Gobierno socialista, en la clave de una ofensa a España. Yo no lo veo así. No nos ofenden esas palabras, sino la realidad de millones de personas acudiendo al comedor social para librarse del hambre; porque el desgobierno las arrojó a la pobreza.

El vídeo que encabeza esta entrada es de Alejandro Toledo. Vio a un colega y le siguió para saludarle. Le sorprendió verle entrar en un comedor de Cáritas y salir, poco después, con una bolsa con comida. Entró en el comedor y descubrió que la clientela no eran pobres tradicionales o marginales, sino mucha gente bien trajeada los otrora llamados pobres vergonzantes, que, arruinados por la crisis negada por el Gobierno, tenían que recurrir a la beneficencia para librarse del hambre e impresionado, decidió aportar lo que estaba en su mano: un vídeo promocional para la labor de Cáritas.

Es magnífico y refleja muy bien el drama que viven hoy millones de españoles que pasaron de la cresta de la ola o la confortable suficiencia que proporciona el trabajo que te permite mantener a tu familia, a la pobreza absoluta. 

Como testigo del drama, quiero rendir homenaje a esta obra. Gracias, Alejandro. Su obra atraerá una mayor atendión sobre esas instituciones que contribuyen a paliar el efecto de la crisis sobre la ciudadanía arruinada; hará que aumenten las donaciones necesarias para sostener esta labor con una demanda creciente y muchas personas vean garantizada la triste seguridad de que, por lo menos, tendrán un plato caliente que llevarse a la boca cada día y se librarán del dolor de ver pasar hambre a sus hijos, gracias al trabajo desinteresado e ingente de una organización católica y unos voluntarios que deberíamos pagar por el privilegio de aportar nuestra ayuda a paliar ese inmenso drama.


9/4/12

Los intelectuales a favor de una censura radical a la Iglesia



Cristo de Dalí.



El Obispo de Alcalá de Henares es la noticia del día. No ha dicho nada nuevo, se ha limitado a defender la postura de la Iglesia en materia de homosexualidad y aborto. La clave está en la virulencia de sus expresiones a la hora de hablar de los gays y las mujeres que abortan.

No me gusta nada el lenguaje que ha utilizado; pero se ha mostrado una absoluta tolerancia hacia los mensajes de los anticlericales en los que lo más suave que suelen decir es ese eslogan guerracivilista que reza que la iglesia que más ilumina es la que arde.

Han salido en tromba los progres, los defensores de lo políticamente correcto para resaltar que la Iglesia está crecida ante el apoyo gubernamental y por eso se permiten algunos obispos homilías como ésta.

Rechazo tan rotundamente la forma de la homilía del Obispo, como esos ataques. 

Se supone que la gran conquista de la democracia es la libertad de expresión y condeno, con toda rotundidad, a quienes pretenden sellar bocas, no porque infrinjan las normas esenciales de respeto a los valores que rigen en España, como lo hacen algunas exhortaciones de imanes musulmanes a golpear a las mujeres (ante ese hecho los progresistas han guardado silencio de tumbas), sino por el mero hecho de que emiten mensajes que no se ciñen a lo políticamente correcto.

La Iglesia tiene perfecto derecho a decir lo que quiera. Les guste o no a los guardianes de la ortodoxia, el derecho a opinar es un derecho fundamental consagrado en la Constitución y no es lícito intentar sellar bocas por el mero hecho de que representen unos principios y valores con los que parte de la población no está de acuerdo.

Lo más sorprendente de todo esto es que quienes se ponen como fieras son los que se confiesan ateos. Si están al margen de la Iglesia, ¿qué importa lo que digan unos personajes que no tienen ninguna relevancia en su sistema de valores?

Se retratan solos al salir en estampida en cuanto un miembro de la Iglesia emite opiniones que les disgustan. Yo, que soy una ciudadana normal y corriente, que respeta a la Iglesia, condena alguna de sus actitudes y reconoce el gran valor de otras de sus obras, no tengo ningún problema con estas cosas. De hecho, sin el escándalo de estas buenas gentes no hubiera tenido noticias de lo que dijo el Obispo de Alcalá. Y tras conocer el contenido de su homilía, mi reación fue: «bah, bah, bah!»

No tengo ninguna duda de que esa forma extemporánea de manifestarse ha provocado, incluso en los creyentes más devotos una reacción similar; porque todos tenemos nuestra cabeza de pensar, convivimos con gays vomitivos; pero también con gays extraordinarios de enorme calidad humana, comprometidos y valiosos. Conocemos casos de mujeres inconscientes que usan el aborto como anticonceptivo; pero también casos muy dolorosos en los que esa decisión era la única salida que le quedaba a una mujer desamparada que arrastrará un trauma el resto de su vida y rechazamos por inconveniente, desmedida y anacrónica esa diatriba, catalogándola como una de tantas salidas de tono de algunos representantes de la Iglesia, que no merece mayor atención.

En cambio, los anticlericales declarados y militantes, consideran que esas palabras tienen una transcendencia enorme, que van a marcar a numerosas almas buenas, que suponen una catástrofe de grandes dimensiones que es necesario atajar atacándola con una visceralidad e inconveniencia parejas a las que dictaron la redacción de la homilía del Obispo.

Ellos, sólo ellos, no los católicos que guardan la doctrina de la Iglesia, consideran relevante lo que opine un Obispo. Ese gesto de militancia en la contraofensiva a la homilía, es una muestra patente de que la influencia de la Iglesia es mucho menor entre los practicantes que entre los que reniegan de ella.

No quiero vivir en un país castrado, en el que se niegue el derecho a una opinión a nadie y me escandaliza más la reacción de las mentes preclaras, de los intelectuales consagrados como faros guía del pensamiento o los plumillas irrelevantes que salen en tromba a descalificar a la Iglesia, que las desafortunadas palabras del Obispo que, consecuente con la doctrina de la Iglesia, se excede en la forma; pero se ciñe al fondo de los criterios institucionales en la materia.

Deberían reflexionar con seriedad esos intelectuales sobre sus reacciones ante los mensajes eclesiásticos; porque se retratan como los más ortodoxos y genuinos defensores de la censura franquista y no es bueno para nadie que quienes se erigen como paladines de las libertades, se revelen, a poco que se les eche un capote, como los más acérrimos defensores de la necesidad de silenciar bocas y prohibir manifestaciones del sagrado derecho de expresión.

4/4/12

Pilotos en huelga, ciudadanos secuestrados








Se ha abierto una vez más la caja de los truenos. La mediación ha fracasado y vuelven a convocarse huelgas en Iberia coincidiendo con las fechas más sensibles con el consiguiente perjuicio para los pasajeros. Muchos, una mayoría, viajarán por placer; pero no es desdeñable el número de los que lo harán por trabajo o necesidad imperiosa. La consecuencia es que todos esos usuarios, advertidos de los riesgos, elegirán otras compañías para volar, en perjuicio de Iberia. Tendrá pérdidas y los accionistas no van a ser tan transigentes como lo era el Gobierno de España cuando la compañía aérea era la niña de los ojos, sostenida por el dinero de todos los españoles pese a los resultados ruinosos que arrojaba.

No dudo de que los miembros de la tripulación y el personal de tierra de Iberia tienen pleno derecho a luchar por sus intereses; pero veamos las cosas desde el punto de vista, no de la persona intoxicada por la propaganda de IBERIA, sino del ciudadano de a pie que sufre quebrantos, no de tarde en tarde, sino de forma constante.

No sólo sentimos que somos los rehenes de sus intereses. Pagamos precios muy altos por los billetes de avión en una compañía que fue pública desde su fundación hasta 2001. Las huelgas han jalonado el historial de la compañía que arrojó pérdidas notables a lo largo de toda su historia, sufragadas por nuestros impuestos para mantener una compañía de aviación española ruinosa.

El vídeo que encabeza esta entrada pretende ser un resumen del problema y lo consigue. Fíjense en las compañías que menciona. Los países en los que tuvieron su base esas compañías son pequeños. Aunque sean muy prósperos, el volumen de pasajeros que arrojan no es suficiente para mantenerlas y es necesario cambiar el modelo de negocio. 

España no es un país rico, la mayor parte de los españoles no pueden pagar los precios de los billetes de Iberia. Viajan mucho ejecutivos y políticos; pero el conjunto de esos viajeros no tiene entidad suficiente para mantener  una compañía con costes tan elevados como los que soporta Iberia y el resto, la clase media, no podemos permitirnos pagar cientos o miles de euros por dos billetes. No digamos ya si incluimos hijos en el viaje. 

Pasar a una compañía de bajo coste sí permite que los españoles viajemos más e Iberia atraerá a esa gran masa que ahora viaja con Ryan Air, Virgin u otras.

Es muy probable, por no decir seguro, que Iberia haya estado muy mal gestionada, es lo usual en todas las empresas públicas que, al final, tiran con pólvora del Rey y no tienen la necesidad de presentar una cuenta de resultados saneada; pero esa situación se terminó en el año 2001 cuando se convirtió en una sociedad anónima que cotiza en bolsa. Era necesario hacer eso; porque el Estado ya no tenía los recursos necesarios para sostener una empresa con pérdidas tan elevadas a costa de los Presupuestos.

El punto de vista de los pilotos y el personal está muy bien reflejado en este artículo; pero falla un elemento esencial en él: Es indudable que los pilotos y las tripulaciones de cabina tienen una excelente formación y se seleccionó a los mejores para cubrir las plantillas. Son excelentes los mecánicos de la empresa y el personal de tierra... Bueno, puede que sean excelentes; pero como usuario que ha sufrido los problemas de los retrasos con mucha frecuencia, no he conseguido vivir ninguna experiencia en la que el personal de tierra haya sido capaz de manejar con éxito la situación, dar información constante a los pasajeros varados para que pudieran valorar la situación y tranquilizarse. No es un problema sólo de Iberia; pero esa es la realidad.

Esa gran formación de la que presumen legítimamente ha sido sufragada por todos los españoles. Como dice el propio autor, Iberia tiraba con pólvora del Rey y no reparaba en gastos. La pregunta clave es: ¿Qué hacían los pilotos para mejorar la calidad del servicio y mimar a los pasajeros que no dejaban de ser una parte de quienes financiaban esa formación espléndida? Nada.

Ahora proponen planes para detener la creación de una empresa de bajo coste que va a acabar con la Iberia que hemos conocido. Dicen que la oferta que hacen es mejor para todos. ¿Por qué no hicieron esa propuesta mucho antes? ¿Por qué no tuvieron en cuenta que esa situación de pérdidas y derroche tendría que tener un final, que se acabaría un día modernizando la empresa y funcionando como una sociedad normal que exigiría resultados positivos, imposibles en las circunstancias en las que se desarrollaba la actividad de Iberia?

Es más que seguro que todo lo que dice ese artículo es cierto y que se pierda seguridad en el nuevo modelo de explotación de las compañías aéreas; pero hay una realidad indiscutible: pese a la conciencia de que el riesgo de que tu avión sufra un accidente puede ser mucho más elevado en una compañía de bajo coste que en una de las tradicionales; pero cuando planeamos un viaje, compramos el billete en estas compañías. Esa es la realidad y contra eso, poco pueden hacer los trabajadores de Iberia; porque es el propio mercado el que la condena a la desaparición.

Rocinante se ha llevado a don Antonio





Rajoy remite sus condolencias a la familia de Mingote y a ABC: «Era un genio del dibujo y la palabra»



Estoy segura de que Rocinante y Rucio estuvieron ayer apostados en esa delgada línea del horizonte que separa la vida y la muerte para que don Antonio montara el legendario corcel de la novela que tanto amó y pudiera hacer con comodidad ese tránsito que le llevaría a reencontrarse con su abuelo, sus padres, tantas personas queridas que se fueron, como lo hizo él, en busca de esa plétora de vida cargada de sabiduría y experiencia que el cuerpo, agotado por la vida, ya no puede sostener. Don Antonio montó gozoso y se marchó ansioso de disfrutar de quienes aguardaban su llegada.

Y se fue dejándonos muchas incógnitas. Hoy necesitamos como nunca su viñeta, don Antonio. Hoy usted sabe mucho de almas y puede contarnos cómo son las de los presupuestos del Estado. No sabíamos que las cuentas públicas tenían alma; pero nos lo ha contado hoy Soraya Rodríguez que está dispuesta a presentar una enmienda a la totalidad por eso: porque no tienen alma.

También necesitamos que nos ilustre con su genialidad habitual sobre otros extremos. Usted es un experto en los personajes clásicos de nuestra fauna nacional. Necesitamos que nos diga a qué arquetipo pertenecen esos políticos que saquearon durante siete años las arcas del Estado, arruinaron España y aún hicieron un esfuerzo final para arrasar lo poco que quedaba, para que sus enemigos encontraran algo más que la ruina: una deuda insoportable que les obligara a adoptar las medidas más impopulares e impidiera que pudieran abordar planes de recuperación; porque no tenemos más que deudas que debemos incrementar porque no disponemos de recursos para financiarnos con los impuestos. Necesitamos que nos oriente sobre cómo hemos de tratar a esos desalmados y sus palmeros de la prensa, que les ayudan a generar un clima de resentimiento y tensión adicional entre una población que no ve salida para tanta ruina.

Necesitamos que, tras ver el grado de quiebra en la que estamos, dibuje una viñeta que nos conforte, nos arranque una sonrisa, nos haga sentir por un momento, que pese a todo, nada es irremediable, que todo tiene solución; porque existen personas como usted que iluminan nuestra vida cada día con un dibujo de inocencia diáfana y agudeza extraordinaria.

¿Cómo podemos afrontar la que nos espera sin la luz de su viñeta, don Antonio? ¿Cómo transitaremos por este desierto en que la estupidez y la maldad aliadas han convertido a la otrora próspera España en un país derrotado, hundido, que no sólo es pobre de solemnidad, sino que ha perdido todas las referencias, las creencias que nos unen, la identidad como nación?

Usted se ha ido a lomos de Rocinante que no es un brioso corcel, sino un caballo viejo y huesudo de paso cansino que no tiene que esforzarse para acoplarse al ritmo de su inseparable Rucio. Estará a estas horas, celebrando el encuentro con los que perdió un día con tanto dolor como nosotros sentimos al perderle a usted, don Antonio. 

Mientras, nosotros nos sumimos en el dolor más profundo. Le hemos perdido justo el día en que nos hemos enterado de que España, su amada España, nuestra amada España, está en la ruina más profunda y ya no es la orgullosa piel de toro: es un páramo desolado poblado por malandrines y villanos dispuestos a destrozar nuestro futuro por pura maldad. Y no estará usted para desenmascararlos.

Hasta pronto, don Antonio. Tome nota de todas estas cuestiones; porque cuando crucemos esa línea luminosa y tenue que separa la vida de la muerte, iremos a pedirle que nos muestre el alma de los presupuestos y no puede defraudarnos diciendo que los presupuestos nunca han tenido alma. Sería un golpe que no podríamos soportar.



30/3/12

Urge aumentar las subvenciones a los sindicatos





La imagen de la izquierda muestra el aspecto normal de una calle de Oviedo. Estamos orgullosos de la limpieza de nuestra ciudad y la cuidamos con esmero, aunque la crisis haya reducido los servicios de limpieza y la Ley antitabaco sea un elemento clave en la mácula de las aceras, debido a la expulsión de los fumadores a la calle y el escaso civismo que muestran muchos arrojando las colillas al suelo, en lugar de llevar un recipiente para recogerlas o acercarse a una papelera para tirarlas.

La segunda muestra una serie de pequeños comercios del casco antiguo, en concreto en la calle San Juan a las nueve de la mañana. Uno de ellos es un comercio de alimentación que lucha por sobrevivir, como todos, en la crisis; con la particularidad de que constituye el último superviviente de los comercios de toda la vida en esa calle. A esa hora debía estar abierto; pero el propietario está amenazado por los piquetes. Si abre le rompen las lunas y el seguro no cubre el destrozo, con lo que, dada la estrechez que atraviesa, ese daño sería su ruina.




Pasamos a la calle perpendicular. Han pasado piquetes por allí dejando rastro. Aún es escaso; pero continuemos. El servicio de basuras no ha funcionado debido a la huelga. Todo edificio tiene cuatro cubos de basura: el negro, para la orgánica, el amarillo para los envases, el azul, para el papel y el verde para el vidrio, que se sacan en los días correspondientes. Las brigadas de basuras vuelcan sus contenidos en los camiones de forma selectiva y así se aligera su trabajo; pero cuando hay anunciadas huelgas, se opta por preservar del vandalismo los cubos y dejar las bolsas colocadas con cuidado junto al portal.



No falta un gracioso que opte por trasladar una bolsa a la plaza; pero es una travesura infantil. Damos gracias de que no la haya reventado y esparcido su contenido.





Continuemos el recorrido. La fotografía de la izquierda muestra una imagen habitual del Campo de San Francisco. Cuidado con mimo, las brigadas de jardineros lo mantienen impecable; pero hete aquí que la huelga ha animado a algún vándalo a esparcir basuras en la parcela enfrentada a la de la imagen impoluta.




McDonald's se sitúa frente al parque y son muchos los ovetenses que en días soleados y cálidos como los que estamos viviendo, llevan su comida al parque, la consumen disfrutando el aire libre y depositan religiosamente los envases en las papeleras. Las fotos son una muestra representativa del espíritu cívico de los ciudadanos.

Pero seguimos caminando para llegar ante el edificio de los sindicatos, situados justo en la acera de en frente de la esquina de poniente del Parque y éstas son las imágenes que ofrecía esta mañana su entorno:












Bajamos por la calle Toreno, la que une esa esquina con la calle principal: Uría. En la esquina de poniente está el Banco de Santander. Estaba abierto; pero los piquetes habían dejado su impronta en él:



Yo conmino desde aquí al Gobierno que elabore cuanto antes la tan demorada Ley de Huelga que garantice el derecho inalienable de los españoles a hacer huelga y manifestarse cuando lo consideren oportuno. 

Pido que esa Ley proteja a muerte a quienes deseen unirse; pero que incluya las siguientes normas:

Los sindicatos convocantes de la huelga serán responsables únicos y objetivos de todos los daños que sufran particulares, empresas, bienes públicos y privados el día de la huelga. Ningún perjudicado por un acto de vandalismo tendrá que probar que fueron miembros de los sindicatos los causantes de los daños. Basta que alguien, en un día de huelga sufra un daño en su local, para que se haga responsable a los convocantes, salvo prueba  en contrario.

Cuando se convoque una huelga, todos los establecimientos y empresas, previa reunión de sus empleados, en su caso, voten si se suman a la huelga. En caso de que el voto a secundar la huelga tenga mayoría absoluta o, en el caso de que no haya empleados, el propietario decida sumarse a la huelga, el establecimiento o empresa colocará en lugar visible una pegatina o manifiesto elaborado por los trabajadores, pegado en el interior de una de las vidrieras, para que no haya lugar  a equívocos, en la que quede patente su voluntad de secundarla.

Aquellas empresas, establecimientos o negocios de cualquier tipo. que el día señalado no tengan colocado ese distintivo, tendrán pleno derecho a abrir y serán protegidos por la policía local o nacional para garantizar su seguridad.

En caso de que no existan efectivos suficientes para esa protección, todo establecimiento que, en el momento de la apertura, vea imposibilitado el acceso por cualquier tipo de sellado en su cerradura, llamará a la policía municipal para denunciar y que quede constancia del sabotaje. Los agentes del orden entregarán una copia del acta de inspección en la que los agentes dan fe de que se impide el acceso y con ese documento, el perjudicado se presentará en la delegación de Hacienda más cercana o en la Alcaldía, si no hay Delegación de Hacienda en la demarcación, para reclamar los daños. 

Lo mismo ocurrirá si en el transcurso de la jornada de huelga, sufre daños en la integridad de su negocio: rotura de vidrieras, pintadas, colocación de pegatinas, etc., que exijan una reparación para devolver la fachada a su estado inicial.

Procederá del mismo modo si algún piquete invade su negocio y bastará la declaración de un par de testigos, en el caso de que las fuerzas del orden no puedan atender su llamada con la debida celeridad para dar fe del incidente.

La limpieza de las calles y la reparación de desperfectos en mobiliario o espacios públicos como calzadas, aceras, parques o plazas, provocados por el vandalismo, la quema de objetos o el desparrame de residuos, correrá a cargo de empresas privadas, que presentarán el informe y la factura correspondiente en la Delegación de Hacienda o el Ayuntamiento y  si no las hubiere, los servicios de limpieza municipales tasarán el sobrecoste derivado de los efectos de la huelga en sus tareas rutinarias de limpieza, para que éste tramite ante la Hacienda correspondiente el cobro de la factura.

La Hacienda Pública abonará esas facturas de forma inmediata y remitirá las cuentas de lo abonado al organismo correspondiente, para que cuando llegue la hora de entregar a los sindicatos sus subvenciones, descuente esos importes adelantados de las cantidades que han de percibir, para resarcir a la Hacienda Pública de los daños causados a los particulares en una jornada de huelga general o parcial.

Dado que los dirigentes de los principales sindicatos han anunciado que esto es el aperitivo, urge esa ley para que los pequeños empresarios indefensos, las empresas que atraviesan crisis que no pueden soportar esas movilizaciones y las que pueden; pero no tienen por qué invertir en reparar los destrozos de los vándalos y los servicios públicos exhaustos que han de reparar los daños físicos que causan en los bienes públicos, no sufran de forma innecesaria por el vandalismo que generan estas convocatorias.

Por eso pido que incrementen las subvenciones. Si los Sindicatos tuvieran que pagar hoy por las secuelas privadas y públicas derivadas de la convocatoria, el conjunto de las subvenciones y vías indirectas de ingresos no alcanzarían para cubrir los gastos derivados de la acción de piquetes y espontáneos. 

Nada gana la causa que abanderan con esos actos de vandalismo. Sólo demuestran que esas convocatorias sólo tienen como objetivo exhibir un supuesto alarde de poder que en nada nos beneficia, más en tiempos tan críticos y son una vía perfecta para que todos los antisistema, vándalos y descerebrados, se crezcan y campen a sus anchas sembrando el caos.

Cuando esas convocatorias afecten de forma directa a sus arcas, en primer lugar, cuidarán mucho de que se produzcan actos como los que ocurrieron hoy en muchas ciudades y, sobre todo, atarán corto a sus piquetes, para que hagan algo más que intimidar a quienes quieren ir a trabajar, en muchas ocasiones porque no pueden permitirse no hacerlo, en otras porque no están de acuerdo y, de este modo, se logrará que el derecho a la huelga, el derecho al trabajo y el derecho a la integridad de patrimonio privado y público, quede a salvo.