La imagen de la izquierda muestra el aspecto normal de una calle de Oviedo. Estamos orgullosos de la limpieza de nuestra ciudad y la cuidamos con esmero, aunque la crisis haya reducido los servicios de limpieza y la Ley antitabaco sea un elemento clave en la mácula de las aceras, debido a la expulsión de los fumadores a la calle y el escaso civismo que muestran muchos arrojando las colillas al suelo, en lugar de llevar un recipiente para recogerlas o acercarse a una papelera para tirarlas.
La segunda muestra una serie de pequeños comercios del casco antiguo, en concreto en la calle San Juan a las nueve de la mañana. Uno de ellos es un comercio de alimentación que lucha por sobrevivir, como todos, en la crisis; con la particularidad de que constituye el último superviviente de los comercios de toda la vida en esa calle. A esa hora debía estar abierto; pero el propietario está amenazado por los piquetes. Si abre le rompen las lunas y el seguro no cubre el destrozo, con lo que, dada la estrechez que atraviesa, ese daño sería su ruina.
Pasamos a la calle perpendicular. Han pasado piquetes por allí dejando rastro. Aún es escaso; pero continuemos. El servicio de basuras no ha funcionado debido a la huelga. Todo edificio tiene cuatro cubos de basura: el negro, para la orgánica, el amarillo para los envases, el azul, para el papel y el verde para el vidrio, que se sacan en los días correspondientes. Las brigadas de basuras vuelcan sus contenidos en los camiones de forma selectiva y así se aligera su trabajo; pero cuando hay anunciadas huelgas, se opta por preservar del vandalismo los cubos y dejar las bolsas colocadas con cuidado junto al portal.
No falta un gracioso que opte por trasladar una bolsa a la plaza; pero es una travesura infantil. Damos gracias de que no la haya reventado y esparcido su contenido.
Continuemos el recorrido. La fotografía de la izquierda muestra una imagen habitual del Campo de San Francisco. Cuidado con mimo, las brigadas de jardineros lo mantienen impecable; pero hete aquí que la huelga ha animado a algún vándalo a esparcir basuras en la parcela enfrentada a la de la imagen impoluta.
McDonald's se sitúa frente al parque y son muchos los ovetenses que en días soleados y cálidos como los que estamos viviendo, llevan su comida al parque, la consumen disfrutando el aire libre y depositan religiosamente los envases en las papeleras. Las fotos son una muestra representativa del espíritu cívico de los ciudadanos.
Pero seguimos caminando para llegar ante el edificio de los sindicatos, situados justo en la acera de en frente de la esquina de poniente del Parque y éstas son las imágenes que ofrecía esta mañana su entorno:
Bajamos por la calle Toreno, la que une esa esquina con la calle principal: Uría. En la esquina de poniente está el Banco de Santander. Estaba abierto; pero los piquetes habían dejado su impronta en él:
Yo conmino desde aquí al Gobierno que elabore cuanto antes la tan demorada Ley de Huelga que garantice el derecho inalienable de los españoles a hacer huelga y manifestarse cuando lo consideren oportuno.
Pido que esa Ley proteja a muerte a quienes deseen unirse; pero que incluya las siguientes normas:
Los sindicatos convocantes de la huelga serán responsables únicos y objetivos de todos los daños que sufran particulares, empresas, bienes públicos y privados el día de la huelga. Ningún perjudicado por un acto de vandalismo tendrá que probar que fueron miembros de los sindicatos los causantes de los daños. Basta que alguien, en un día de huelga sufra un daño en su local, para que se haga responsable a los convocantes, salvo prueba en contrario.
Cuando se convoque una huelga, todos los establecimientos y empresas, previa reunión de sus empleados, en su caso, voten si se suman a la huelga. En caso de que el voto a secundar la huelga tenga mayoría absoluta o, en el caso de que no haya empleados, el propietario decida sumarse a la huelga, el establecimiento o empresa colocará en lugar visible una pegatina o manifiesto elaborado por los trabajadores, pegado en el interior de una de las vidrieras, para que no haya lugar a equívocos, en la que quede patente su voluntad de secundarla.
Aquellas empresas, establecimientos o negocios de cualquier tipo. que el día señalado no tengan colocado ese distintivo, tendrán pleno derecho a abrir y serán protegidos por la policía local o nacional para garantizar su seguridad.
En caso de que no existan efectivos suficientes para esa protección, todo establecimiento que, en el momento de la apertura, vea imposibilitado el acceso por cualquier tipo de sellado en su cerradura, llamará a la policía municipal para denunciar y que quede constancia del sabotaje. Los agentes del orden entregarán una copia del acta de inspección en la que los agentes dan fe de que se impide el acceso y con ese documento, el perjudicado se presentará en la delegación de Hacienda más cercana o en la Alcaldía, si no hay Delegación de Hacienda en la demarcación, para reclamar los daños.
Lo mismo ocurrirá si en el transcurso de la jornada de huelga, sufre daños en la integridad de su negocio: rotura de vidrieras, pintadas, colocación de pegatinas, etc., que exijan una reparación para devolver la fachada a su estado inicial.
Procederá del mismo modo si algún piquete invade su negocio y bastará la declaración de un par de testigos, en el caso de que las fuerzas del orden no puedan atender su llamada con la debida celeridad para dar fe del incidente.
La limpieza de las calles y la reparación de desperfectos en mobiliario o espacios públicos como calzadas, aceras, parques o plazas, provocados por el vandalismo, la quema de objetos o el desparrame de residuos, correrá a cargo de empresas privadas, que presentarán el informe y la factura correspondiente en la Delegación de Hacienda o el Ayuntamiento y si no las hubiere, los servicios de limpieza municipales tasarán el sobrecoste derivado de los efectos de la huelga en sus tareas rutinarias de limpieza, para que éste tramite ante la Hacienda correspondiente el cobro de la factura.
La Hacienda Pública abonará esas facturas de forma inmediata y remitirá las cuentas de lo abonado al organismo correspondiente, para que cuando llegue la hora de entregar a los sindicatos sus subvenciones, descuente esos importes adelantados de las cantidades que han de percibir, para resarcir a la Hacienda Pública de los daños causados a los particulares en una jornada de huelga general o parcial.
Dado que los dirigentes de los principales sindicatos han anunciado que esto es el aperitivo, urge esa ley para que los pequeños empresarios indefensos, las empresas que atraviesan crisis que no pueden soportar esas movilizaciones y las que pueden; pero no tienen por qué invertir en reparar los destrozos de los vándalos y los servicios públicos exhaustos que han de reparar los daños físicos que causan en los bienes públicos, no sufran de forma innecesaria por el vandalismo que generan estas convocatorias.
Por eso pido que incrementen las subvenciones. Si los Sindicatos tuvieran que pagar hoy por las secuelas privadas y públicas derivadas de la convocatoria, el conjunto de las subvenciones y vías indirectas de ingresos no alcanzarían para cubrir los gastos derivados de la acción de piquetes y espontáneos.
Nada gana la causa que abanderan con esos actos de vandalismo. Sólo demuestran que esas convocatorias sólo tienen como objetivo exhibir un supuesto alarde de poder que en nada nos beneficia, más en tiempos tan críticos y son una vía perfecta para que todos los antisistema, vándalos y descerebrados, se crezcan y campen a sus anchas sembrando el caos.
Cuando esas convocatorias afecten de forma directa a sus arcas, en primer lugar, cuidarán mucho de que se produzcan actos como los que ocurrieron hoy en muchas ciudades y, sobre todo, atarán corto a sus piquetes, para que hagan algo más que intimidar a quienes quieren ir a trabajar, en muchas ocasiones porque no pueden permitirse no hacerlo, en otras porque no están de acuerdo y, de este modo, se logrará que el derecho a la huelga, el derecho al trabajo y el derecho a la integridad de patrimonio privado y público, quede a salvo.