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7/9/11

¿Hay alguien más?




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Hoy la noticia que encabeza toda la prensa es la gravedad de la situación de nuestras finanzas.

En una muestra de esfuerzo de coordinación y eficiencia, nuestro Gobierno afronta la situación haciendo cada uno la guerra por su cuenta.

El Presidente, en Turquía, dice que todo está bajo control, que España puede autofinanciarse sin problemas; pero pide con urgencia a la UE que intervenga cuanto antes para mantenernos a flote.

La Ministra de Economía, por su parte, afirma en  una entrevista en directo en el telediario del mediodía de la 1 de TVE, asegura que la prima de riesgo española debería estar en 150 puntos. La realidad es que hoy hemos rozado los 340. Creo que hubiera sido necesario que explicara qué criterios de cálculo maneja el Ministerio para fijar esa cifra, a despecho de la cruda realidad.

Sebastián, en el punto de mira (porque se murmura que la OPA sobre REPSOL tiene como fianza sus excelentes relaciones con Florentino Pérez, con su empresa SACYR con el agua al cuello, en una huida hacia adelante intenta salvar su crisis con esta maniobra con la ayuda de nuestro Ministro de Industria, pura difamación de las lenguas viperinas, nunca hizo nada así este Gobierno), sale a la palestra para conminar a las partes que luchan en ese intento de hacerse con la petrolera española, que dejen en paz al Gobierno, que bastantes problemas tiene para atender sus líos. Y se queda tan pancho.

Valeriano Gómez, Ministro de Trabajo, nos cuenta que todo va fenomenal, que el mes de agosto no ha sido malo y todo va viento en popa. 

Ante tanta estolidez, uno se pregunta, a cinco meses de que cambiemos la tripulación del barco (eso es lo que tardará el nuevo Gobierno, sea cual sea, en tomar posesión). ¿Hay alguien más ahí?

5/9/11

De cómo ir por lana y salir trasquilado



José Luis Rodríguez Zapatero
José Luis Rodríguez Zapatero (lamoncloa.gob.es)


El catorce de diciembre del año dos mil tres, se firmó en  Cataluña el Pacto de Tinell. En un anexo al pacto, las partes firmantes: ICV-EUiA, PSOE y ERC, incluían una cláusula que excluía cualquier pacto de gobierno, tanto en Cataluña como en el resto de España, con el PP.

No puede ser más antidemocrática esta cláusula; pero el PSOE nacional la asumió sin parpadear y durante la primera legislatura de la era ZP, todos los españoles fuimos testigos de una actuación por parte del PSOE, apoyado por los partidos minoritarios, en la que escenificaba en cada reunión del Congreso el llamado por ellos mismos cordón sanitario, que pretendía aislar por completo al PP, abortar todas sus propuestas y, si era posible, triturarle como formación política.

Esta política iba acompañada de otras tres estrategias. Por un lado, la imagen: la Ley de la Memória Histórica tenía como objetivo desenterrar los fantasmas de la Guerra Civil para introducir con fuerza entre los ciudadanos la idea de que el PP era la herencia del franquismo, generar una tensión ya olvidada en la sociedad española y asimilar la imagen de la derecha a los culpables del estallido de la contienda

La segunda línea de actuación perseguía una profundización sociológica en el deterioro de la imagen del PP basada en tres líneas: La promulgación de leyes como la del matrimonio homosexual y más tarde la del aborto, entre otras, tenía como objetivo exasperar al segmento más conservador de la población y generar una crispación creciente que permitiera presentar a la derecha como cavernícolas violentos enemigos de los derechos individuales. El ataque constante y frontal a la Iglesia y todo símbolo del catolicismo, que incidiría en los aspectos más sensibles de los creyentes (considerando que la mayoría de este colectivo es de derechas) incrementando la tensión. Por último, la negociación con ETA, llamada a incrementar la división entre los españoles.

La tercera línea era la judicial. El llamado «Caso Gurtel» se desata con una gran cobertura mediática, presentando la trama corrupta como una vía de financiación ilegal del PP, es el más notorio; pero no el único que se promovió para intentar presentar al PP como una fuerza corrupta, que merecía la exclusión del espacio político.

Ante ese panorama, el PP contraatacó con un perfil bajo que exasperó a muchos españoles, tanto dentro del partido, como en el fragmento de votantes que practican la libertad de voto, carecen de ideología definida y optan por el candidato que más les convenza en las circunstancias que enmarcan las elecciones), sea cual sea su signo ideológico. En este marco, personas como Esperanza Aguirre, asimiladas al ala más conservadora del Gobierno, aumentaron su popularidad de modo notable abanderando una crítica que no descalificaba; pero tampoco apoyaba el Presidente del partido.

Tras años oyendo todos los días, varias veces cada día declaraciones de los dirigentes socialistas, en todos los medios de comunicación, acusando al PP de crispar la convivencia, tuvieron que abandonar la estrategia porque a los ciudadanos les daba la risa, cansados de ver a Rajoy ponerse de perfil, no entrar nunca a los capotes que se le ponían delante a cada paso y callar. Esa postura, popularizó entre la población, en buena parte irritada con el líder conservador por su pasividad, el refrán gallego que dice: «verlas venir, dejarlas pasar y, si te mean, di que llueve», aplicado a la actitud de Rajoy. No sólo dejó de ser eficiente la acusación, sino que se transformó en perniciosa. De este modo, los españoles nos libramos de un calentamiento muy peligroso de la vida pública, que era inevitable si los populares, en masa, hubieran contraatacado, colaborando con la estrategia que perfilaron los estrategas del PSOE.

En las elecciones de 2008, se decreta el acta de defunción del mantra «el PP crispa», para adoptar el de «el PP no apoya al Gobierno». Se había desatado la crisis, el PP la anunció y los socialistas, no solo la negaron, sino que atacaron a los populares como antipatriotas por sostener esa mentira. 

Había crisis, muchos lo teníamos muy claro y era una crisis muy grave que exigía artes de gobierno de primera magnitud para capearla con éxito. A la crisis externa, se sumaba la generada por la política de ingeniería social destinada a triturar al PP. El desarme moral de la sociedad perpetrado estos años, sumado a la ceguera de los agentes sociales, la incapacidad del Gobierno para diseñar una política eficiente, sumaron los peores escenarios para atacar con éxito el problema

El mantra «el PP no ayuda» también se agotó pronto. La destrucción acelerada de la economía, que había dilapidado sus reservas como si el dinero no fuera a acabarse nunca, invirtieron la situación previa de modo dramático para los socialistas. Salvo sus fieles, que sostendrán a sangre y fuego los idearios que hace circular de modo constante el PSOE entre sus afiliados, el resto de la ciudadanía tomó conciencia de que esa actitud de oportunismo, egoísmo, inmoralidad, falta de escrúpulos, destierro de las conductas honorables, promovidas por el equipo de Gobierno y filtradas a toda la sociedad era tan malo como la crisis económica.

Los propios ciudadanos reclamaron rescatar los valores, apoyaron la protección a los maestros, víctimas hasta entonces de alumnos y padres de alumnos que les faltaban al respeto, agredían, estorbaban el desarrollo de las clases, sin que el profesor tuviera ninguna herramienta efectiva de defensa. 

Muchos de los que aplaudieron en la primera legislatura la persecución religiosa, descubrieron que la Iglesia era mucho más necesaria de lo que imaginaban, cuando se vieron en la pobreza y tuvieron que acudir a Cáritas, los comedores sociales o al cura de su parroquia para cubrir sus necesidades elementales, incluso para encontrar trabajos que les permitían ganar un dinero que, sumado a las ayudas alimentarias y de vestuario, les permitían afrontar su drama con las necesidades básicas cubiertas. El fracaso del anticlericalismo quedó certificado con el rotundo éxito de la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud en Madrid.

La sociedad, hasta entonces instalada en la Arcadia feliz de Zapatero, despertó a una realidad terrorífica. Empezaron a ver su política con mirada crítica y, lo que es peor, a analizar los hechos: cierto que la derecha estaba bajo sospecha de corrupción; pero el «Caso Faisán» es mucho más grave para la mayoría, especialmente los cientos de miles de personas que sufrieron de forma directa o conocieron gente asesinada o herida en atentados. Las diversas tramas de corrupción en Andalucía y otros muchos lugares, el despilfarro irresponsable, la mentira constante y compulsiva, la volubilidad de nuestro Presidente y sus ministros, tantas y tantas muestras de que no podíamos seguir así, acabaron por aniquilar los efectos de esa estrategia.

El Gobierno de Zapatero se inauguró con una maniobra política sobre la mayor empresa eléctrica: la opa de Gas Natural sobre ENDESA. El lobby catalán pretendió hacerse con ella a precio de saldo. Esta empresa nació en la época franquista al quebrar varias empresas eléctricas, algunas de ellas catalanas, debido a la gestión desastrosa seguida por sus propietarios. Nos costó mucho a los españoles, tanto en términos directos: empleo de dinero del Presupuesto del Estado para comprarlas y sanearlas, como de modo indirecto; puesto que durante todo el gobierno de Felipe González, la normativa eléctrica se diseñaba para potenciar los beneficios de ENDESA, en perjuicio de otras empresas eléctricas y del coste de la energía para los ciudadanos, como clientes finales. El entonces Presidente de la saneada y potente empresa, se opuso a entregarla en perjuicio de sus accionistas, sufrió todas las presiones posibles; evitó que se malvendiera; pero no pudo evitar que terminara siendo propiedad de una empresa extranjera: Enel, empresa pública italiana. Se despide con una maniobra similar sobre Repsol (de esto me ocuparé otro día). 

El recrudecimiento de la crisis, los sucesivos episodios que nos zarandean con tanta fuerza que hasta los ciudadanos menos informados entienden que las cosas están muy mal y que nos estamos endeudando tanto que costará décadas pagar los créditos y la evidente incapacidad del Presidente y el candidato a la sucesión para presentar medidas que nos muestren un camino de salida, no sólo dieron una victoria aplastante al PP en las elecciones locales, sino que incrementan sin pausa las previsiones de las empresas que elaboran las encuestas de previsión de voto, ampliando en cada sondeo la distancia entre PSOE y PP, a favor de este último.

La última convulsión nos llevó del cinturón sanitario a la alianza PSOE-PP que nunca creímos posible, no tanto por parte de los conservadores, como por parte de los socialistas, que habían firmado que nunca pactarían con el PP. Este último paso ha sido la puntilla para la cohesión de un PSOE desnortado, sin líderes ni ideología clara.

Hoy, 'El Mundo' publica la última encuesta, elaborada por Sigma-Dos, que arrojan un porcentaje de 47,1% a favor del PP, contra un 32,3% del PSOE. Eso significa que si se cumplieran las previsiones, el PP superaría los 183 escaños, mientras que el PSOE quedaría por debajo de 125, la peor cifra que obtienen desde la época de la transición. 

En las pasadas elecciones locales, los firmantes del 'Pacto de Tinell' sufrieron una contundente derrota en las urnas, retrocedieron en su cuota de poder e influencia, algunos quedaron en el borde de la desaparición, mientras el PP creció, incluso en Cataluña, y ganó por goleada en la mayoría de las Comunidades. Ya han tomado posesión de sus cargos y los ciudadanos vemos que están aplicando medidas drásticas de contención de gasto, eliminación de gastos superfluos, oficinas que sólo servían para colocar a amigos, prebendas absurdas en todo caso, e insostenibles en tiempos de ruina económica como los que vivimos. Apuesto a que los ciudadanos lo entenderán y aplaudirán.

De este modo queda demostrado que cuando se vulneran las bases de la democracia, cuando un espectro de los partidos intenta destrozar a otro de carácter mayoritario, cuando la estrategia de Gobierno se basa en la mentira, el desprecio a la Ley, el abandono de las normas de buen gobierno y el respeto a los ciudadanos, se corre peligro de que sean los propios ciudadanos los que castiguen a los antidemócratas expulsándoles del poder y reduciéndoles a una minoría que necesitará años para recuperarse del destrozo que les causará el desprecio de los votantes que les darán la espalda con justa causa y fundados motivos.

11/7/11

¡Ay, ji, ji, jo,.jo, jo, candidato y remodelación!

José Luis Rodríguez Zapatero, este lunes, en el Palacio de la Moncloa. | EFE
José Luis Rodríguez Zapatero en su intervención (EFE para LD)


Habemus remodelación del Gobierno. No es una crisis, sino una cobertura de huecos tras la dimisión de Rubalcaba. José Blanco pasa a portavoz y Antonio Camacho a Interior.

Nos tememos que se trata de conjugar la labor de gobierno con el apoyo a la campaña del candidato. Todos los comentaristas políticos coinciden en que todo apunta a que todo apunta a que las elecciones serán en el próximo otoño, puesto que si se pretendiera seguir hasta marzo, la remodelación tendría que ser más profunda.

Y en tanto llegan las elecciones, el candidato ya está en campaña, anunciando impuestos y contando que los bancos tienen que destinar sus beneficios a ayudar a la recuperación del país.

El problema, la realidad, es que los bancos hoy se han dado una gran costalada en la Bolsa. No hay dinero. No lo hay ni en los bancos; tanto porque la crisis ha paralizado la economía con una destrucción violenta de empresas, como porque las dificultades para la financiación son muy grandes, los intereses son altos y la prima de riesgo país, se ha disparado a los 342 puntos básicos. Es decir: la deuda que haya colocado hoy el Gobierno, costará seis euros por cada cien. Según los expertos, por encima de los 200 puntos España entra en riesgo de quiebra.

La debacle de la bolsa, por desgracia para el candidato (o por suerte, tal vez) ha eclipsado las noticias políticas y los mensajes. Italia ha entrado en el club de los países en riesgo. Grecia parece que ni con ayudas podrá pagar su deuda. 

En medio de todo este caos, el Gobierno centra todo su interés en poner parches para alargar la legislatura todo lo que aconsejen los intereses del partido socialista.

La parte buena es que estamos en verano y, aunque no haya mucho dinero y muchos tengan/tengamos que apretar el cinturón, incluso renunciar a las vacaciones, sigue siendo el tiempo de hacer escapadas, reencontrarse con amigos y familiares que viven lejos y disfrutar del buen tiempo y los días largos a su lado.

A eso voy a dedicarme de aquí a finales de agosto. No solo necesito descansar y disponer de tiempo para los míos sin cortapisas, sino que siento necesario tomar un respiro para reflexionar sobre la línea adecuada para el blog. Asomaré de vez en cuando; pero no serán ya tan frecuentes las entradas. 

Me deseo y les deseo un feliz verano. No olvidemos nunca que todas las soluciones están en nuestras manos y que somos capaces de superar hasta los efectos de Atila ZP.

16/6/11

La kale borroka invade España



Varias decenas de jóvenes concentrados ante la comisaría de Les Corts, donde están los detenidos. | Efe
"Indignados" de Barcelona (EFE para 'El Mundo')


La organización política que rige los destinos de cada país es el resultado de un largo proceso evolutivo marcado por los avatares de su historia que fueron generando unas normas, unos acuerdos sociales, unos puntos de consenso generalizados en el conjunto de la población.

Toda organización política es imperfecta; puede y debe ser mejorada. Para ello existen dos caminos: la revolución y la evolución.

La experiencia de la Historia muestra que las revoluciones no son un buen camino. Producen fracturas en el sistema que conduce a la implantación de sistemas autoritarios, si no despóticos. La evolución, sin embargo, es mucho más estable, regenera, impulsa, favorece el desarrollo de estructuras nuevas sustentadas en las aspiraciones de la mayoría, que mejoran siempre el sistema.

Es posible que el movimiento 15M haya sido un brote entre ingenuo y voluntarista de corregir los defectos de nuestro sistema en su origen; pero los hombres y mujeres de buena voluntad que pretendieron cambiar su mundo en su momento, han sido sustituidos por los antisistema, pervirtiendo el objetivo inicial de la protesta.

Es muy grave lo que ha ocurrido estos días en la toma de posesión de los Consistorios y Gobiernos autonómicos; aunque no es más que una segunda edición de un desacato previo: la violación de la jornada de reflexión, bendecida por el Ministro del Interior, más preocupado por los resultados electorales que por el interés común.

El titular de la cartera de Interior ha seguido manteniendo la misma postura de dejación de funciones y eso es más grave que los disturbios; porque lo ocurrido en las tomas de posesión es delito y quien debe ser el primero en perseguir el delito se ha lavado las manos; pero la alarma máxima que entraña es trascendente; porque presagia un futuro inmediato muy oscuro en épocas convulsas, que lo último que necesitan es que el fenómeno kale borroka se contagie a toda España.

Será necesario tomar, con el nuevo Gobierno salido de las elecciones generales, un montón de medidas muy duras y restrictivas de la capacidad adquisitiva, de la seguridad laboral, incluso de las prestaciones sociales a las que estamos acostumbrados, para corregir los efectos de la combinación del derroche delirante, el desgobierno y la crisis interna y externa que nos ha azotado.

Necesitamos disciplina, capacidad de sacrificio y, sobre todo, sentido común y paz social, para atravesar la dura fase que nos espera para no entrar en quiebra y sentar las bases de una prosperidad sólida a medio y largo plazo.

Las kale borroka que nos ha invadido va a impedir que ese clima, necesario para la recuperación, resulte una quimera. Todos estos actos desarrollados ante la pasividad del Ministerio del Interior son la semilla de las movilizaciones, los excesos y barbarie que nos deja en herencia, para rematar la crisis total, de la que nada se escapa a estas alturas en nuestra sociedad el actual Gobierno y en especial, el Ministro del Interior.

Espero que los españoles encontremos un camino para hacer pagar a los responsables de esta locura la política de tierra quemada que adoptaron cuando vieron que perdían el poder sin remedio. Para ello, hace falta un segundo movimiento de ciudadanos comprometidos, más que respetuosos, vigilantes celosos de salvaguardia de la democracia, que exijan al nuevo Gobierno la jura de cuentas de sus antecesores y nos ayuden a impartir un castigo ejemplar a los responsables de la debacle, aunque sólo sea para sentar un precedente que disuada en el futuro a un Gobierno a practicar la ingeniería social que aplicó este, llevándonos al naufragio absoluto.

13/6/11

Bildu y la hoja de ruta de ETA



Bildu ya toca el bastón de mando en San Sebastián
Juan Carlos Izaguirre recibe el bastón de la Alcaldía de manos de Odón Elorza. (EFE)

La parte más oscura de las elecciones municipales fue la toma de posesión de más de un centenar de ayuntamientos en el País Vasco por un partido, Bildu, que el Tribunal Supremo declaró como parte de la estructura de ETA. Gracias a seis miembros del Tribunal Constitucional, pudo presentarse a las elecciones. 

Tras la toma de posesión de esos alcaldes, las banderas españolas que ondeaban en algunos de esos consistorios fueron arriadas. Hoy se celebró una manifestación en Bilbao para pedir amnistía para los presos de ETA. En resumen: el terrorismo ha ganado la partida. Tenía una hoja de ruta para la independencia y con la inestimable ayuda de Jose Luis Rodríguez Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba, Pascual Sala, Eugeni Gay, Elisa Pérez Vera, Pablo Pérez Tremps, Luis Ortega y Adela Asúa. Este es el clima que impera y se mantendrá bajo el mandato de los bildutarras.

Corren ríos de tinta desde la toma de posesión analizando estos hechos y la mayoría de los analistas coinciden en que ETA dejará de atentar, para ayudar a sus chicos a lograr la «normalización».

Discrepo totalmente. ETA tiene un objetivo: la independencia del País Vasco, la anexión de Navarra y toda una serie de medidas para construir un estado independiente. El camino es el que ha seguido hasta ahora: dejar en evidencia a las Instituciones de España, como hizo cuando, tras asegurar, tanto el Presidente del Gobierno, como el Ministro del Interior que no había negociación con ETA, aparecieron actas que demostraban que mentían. En la lógica de sus tácticas, la próxima es atentar en cierto plazo, para ridiculizar al TC. 

No logrará alcanzar sus objetivos de ningún modo, si no utiliza la violencia. Por lo tanto, estemos atentos; porque en ningún caso hemos obtenido la tranquilidad. Seguirá creciendo el número de víctimas hasta que consigan lo que pretenden, salvo que ocurra un hecho improbable: que consigamos una casta política, sobre todo en la izquierda, dispuesta a pactar para combatirles sin fisuras ni traiciones, como las que perpetró Zapatero.

Es muy improbable que se dé este escenario en cierto plazo. Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido ungido para la recomposición del PSOE y ese hecho mata toda esperanza. 

Coincide la vuelta a las instituciones con la fecha en que se constituyó la Asociación de Víctimas del terrorismo hace treinta años. Desde aquí, pese a la dureza de la fecha, quiero felicitarles y testimoniarles mi solidaridad. Os necesitamos firmes e inquebrantables.  Sois nuestra última esperanza. Que el cielo nos asista.

31/5/11

Las habilidades de Rubalcaba

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Alfredo Pérez Rubalcaba



El PSOE eligió el pasado sábado a Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones que, en principio, se convocarán en marzo de 2012.

La leyenda que se ha fabricado en torno a su persona le ha otorgado los apodos Maquiavelo o Fouché; pero sometamos esa leyenda a la prueba del algodón.

La característica de los dos personajes con los que se le compara es su habilidad para arrimarse al poder, ventear los efluvios de las tendencias, en especial en el caso de Fouché y situarse en la órbita de los sucesores en el poder antes de que llegaran los cambios. 

Veamos a Rubalcaba. Tras su nombramiento como ministro de Educación en el año '92, Felipe González le nombra ministro de la Presidencia y las Relaciones con las Cortes, en el año '93, cargo que ocupa hasta el '96. Son los años de plomo del felipismo, protagonizados por el GAL y la corrupción.

Tras la derrota frente al PP, el PSOE tiene que reinventarse, como en la actualidad. Rubalcaba entra en el equipo de Almunia y gana José Borrell que fuerza unas primarias. Se le atribuye la dirección de la encarnizada campaña de demolición de la figura política del catalán tras ganar en primarias y acompaña a Almunia en el mayor desastre electoral del PSOE. 

En el año 2000 integra la candidatura de José Bono, vencida por nueve votos por la de un desconocido: José Luis Rodríguez Zapatero.

Apoyó en dos ocasiones a Trinidad Jimenez para la alcaldía de Madrid. En ambas fue derrotada.

Protagonizó entre el 11 y el 13 de marzo de 2004 la página más negra de la historia de nuestro país, utilizando los atentados del 11M para dar un vuelco a la intención de voto y se instaló la etapa oscura y demencial del Gobierno de Zapatero entre nosotros.

Fue elegido como vicepresidente para frenar el efecto de la política de Zapatero en las pasadas elecciones de mayo, bajo la premisa de que su «prestigio» minimizaría los daños que se preveían en las elecciones autonómicas y municipales. El PSOE cosechó en ellas la mayor derrota de la etapa de la democracia en España.

Ahora es elegido como candidato para el mismo fin. Tiene diez meses, en teoría, para embarrar el terreno y tratar de dar un vuelco a los resultados; pero esos meses son vitales para España. Estamos en una situación de crisis aguda. Necesitamos un gobierno fuerte y resolutivo, no juego sucio y maniobras cuyo único objetivo que siga en el poder el PSOE.

Los españoles, incluso los más confiados, hemos visto ya el pelaje del personal y estamos hartos de inventos y juego sucio; pero eso no es lo más preocupante. La clave es que en estos meses, la estrategia previsible de Rubalcaba será letal para España y complicará aún más la recuperación que todos necesitamos.

29/5/11

Las mujeres: escudos humanos para José Luis Rodríguez Zapatero



María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia; María Jesús San Segundo, ministra de Educación; Elena Salgado, ministra de Sanidad; Carmen Calvo, ministra de Cultura; Magdalena Álvarez, ministra de Fomento; María Antonia Trujillo, ministra de Vivienda; Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, y Elena Espinosa, ministra de Agricultura posan para Vogue en 2004. 
(Imagen tomada del blog de Santiago González)


Es la hora de analizar lo que han supuesto todos estos años de zapaterismo y la trayectoria real de su aventura política. 


Con el tiempo, averiguamos que para nuestro aún presidente, la imagen, la foto, era lo esencial. Así lo fue desde el primer día. Creó un personaje específico para convencer a los votantes: un idealista que había accedido a la política para hacer realidad su visión de lo que debía ser nuestro país: para practicar la igualdad, la fraternidad, la paz y la concordia entre todos los hombres y entre todas las mujeres, por supuesto.


Hoy barruntamos su programa real: debilitar las instituciones y el tejido social en todos sus estratos para conseguir una ciudadanía pasiva, maleable, que respondiera a consignas y votara con las vísceras, no con la razón, para perpetuarse en el poder el tiempo necesario para realizar su programa de transformación de España en una república federal, quizás con vistas a integrar, al final del camino, a Portugal, incluso a Andorra, y ser el gobernante, tal vez perpetuo, del país, Iberia, con mucho más peso que España en Europa.


Era una labor complicada; primero no tenía mayoría absoluta y sin la menor duda, el Partido Popular iba a presentar una oposición frontal a sus pretensiones. El primer objetivo que tenía que coronar era neutralizar ese formidable obstáculo. Ya lo tenía preparado mediante pactos con separatistas e independentistas; pero no era suficiente.


Necesitaba ahogar la voz o al menos los argumentos del PP en el Congreso y el mejor camino en todos los órdenes era enfrentar a sus enemigos a voces y figuras femeninas. De este modo, toda crítica sería transformada de inmediato en una tacha de machismo y el PP tendría que rebajar el tono; porque toda exigencia tonante sería abucheada tachando al diputado de poco respetuoso con las mujeres.


¿Cómo olvidar las intervenciones de su portavoz, María Teresa Fernández de la Vega? Imposible, sobre todo si eras mujer. Zafia, maleducada, malencarada en todo momento, nadie pudo acusarla nunca de responder con un argumento inteligente a ninguna cuestión. Cada comparecencia o intervención suya era un tormento.


Inolvidable Carmen Calvo, en cultura, afirmando que el dinero público no es de nadie, ocupándose de ejecutar uno de los muchos actos destinados a crispar la situación, abrir debates enterrados, reavivar el clima previo a la Guerra Civil, con el traslado de los papeles del Archivo de Salamanca. 


Inolvidable Maleni. Tampoco es para olvidar nuestra ex-ministra de Fomento Magdalena Álvarez y los infinitos sofocos de vergüenza ajena que nos hizo pasar. 


Cristina Narbona, la ministra de Medio Ambiente perdió la excelente reputación que tenía como persona competente y muy profesional en el ara de Zapatero. Fue el ariete con el que derribar «manu militari» el trasvase del Ebro, aprobado y dotado, para invertir una fortuna en desaladoras que no resolvieron el problema y nunca llegaron a funcionar bien.


La ejecución de los disparates de Zapatero fue soportable mientras había dinero; pero vació las arcas en el primer mandato y la crisis, no reconocida a tiempo le pasó factura en su segundo mandato. 


La crisis y una buena maniobra estratégica del PP que nombra a Soraya Sáenz de Santa María el 31 de marzo de 2008 portavoz del Partido Popular en el Congreso. Más fotogénica, joven, mejor preparada y sobre todo, con un nivel de oratoria superior al de De la Vega, cosa fácil porque se enfrentaba a la nada. La Vicepresidenta, privada de la posibilidad de tachar de machista la crítica del oponente al enfrentarse a otra mujer, sufrió revolcones constantes en la cámara. Comprobado que estaba desactivada como portavoz, fue sacrificada por el presidente el 21 de octubre de 2010 y enviada al Consejo de Estado.


Elena Salgado no conseguirá nunca un reconocimiento como economista; pero su figura, tras la caída de Solves, fue clave para que Zapatero pudiera ejecutar por persona interpuesta su política económica, hasta que fuimos intervenidos y luego ejercer ante la UE como cortafuegos ante la inacción del presidente, reacio a acometer las políticas que se le exigen.


El último escudo humano en caer es Carmen Chacón. Una independentista catalana era una figura que encajaba a la perfección en los planes de transformación de la estructura política del país: de Reino de España a Confederación de Repúblicas de la Península Ibérica. Sin méritos conocidos, fue nombrada ministra de Vivienda y luego de Defensa, en un desafío a las Fuerzas Armadas que quedaban a las órdenes de una independentista y pacifista confesa, incompetente y enemiga de su labor. Empeñada en ejecutar con rigor ejemplar el papel de la voz de su amo, no dudó en negar honores militares a nuestros soldados caídos en escenarios bélicos para sostener la tesis de que España estaba allí en misión de paz. 


Era la sucesora in péctore, la niña de Zapatero y de Felipe González. Eso creía; pero no: era una herramienta, como todas las demás, que usaba Zapatero para alcanzar sus fines. Cuando tuvo que elegir entre continuar en el poder hasta marzo o arriesgarse a un congreso extraordinario que supondría su destitución, no dudó en entregar su cabeza en bandeja de plata, como hizo antes con De la Vega.


Nunca fue feminista; porque trató con absoluto desprecio a las mujeres eligiendo ejemplares sin preparación ni dotes para ocupar el cargo y las que las tenían, fueron obligadas a ejecutar políticas que las llevaron al fracaso y la pérdida de su fama profesional y política. Humilló a las ministras y a todas las mujeres a través de ellas, usándolas como escudos humanos para parar los golpes de la oposición y cuando ya no le sirvieron, las apartó sin un pestañeo.


No sabemos para qué necesita este periodo de gracia. Parece imposible, tal como están las cosas que logre cerrar en este plazo los flecos de su programa y deje a sus sucesores abocados a la federación perseguida. Tal vez su sucesor lo ha convencido de que le allane el camino apurando los plazos para aplicar las medidas más impopulares a marchas forzadas, liberándolo de los decretos más impopulares, mientras él pone en marcha un plan que le permita ganar las elecciones y terminar de ejecutar el programa en el que ha colaborado de forma activa.

28/5/11

No escupas al cielo...



Símbolo del partido. Cuadrado rojo con un puño y una rosa en blanco.
Logo del PSOE (Web del PSOE)

... Te caerá en la cara (reza el refrán). 

Esto es lo que le ha ocurrido al PSOE. Pasó siete años afeando el método de designación de Mariano Rajoy y, al final, ha reproducido el escenario reivindicando la mendacidad y engaño que son su sello.

No censuro la medida. Es esencial para todos los españoles, incluidos los que detestan a este partido y su ideología, eliminar procesos que le causen un daño aún más severo del que le causó su secretario general y las urnas el domingo pasado.

Creo que la democracia es un buen sistema en un escenario concreto y nefasto en otros. A nadie se le ocurriría, por poner un ejemplo que creo ajustado, que cada vez que una empresa quiere cubrir un puesto, tuviera que difundir entre el conjunto de su plantilla los currículums de los aspirantes, darles un tiempo para convencer a todos sus futuros compañeros de que son la mejor opción e instalar urnas para que el conjunto de los empleados voten por quien les ha gustado más.

Si ha sonreído al leer el párrafo anterior, es porque, al igual que yo, considera que la elección de la persona más adecuada para ocupar un puesto ha de recaer en un equipo restringido, preparado para realizar una evaluación certera de las condiciones del candidato y decidir quién es el o los que se ajustan mejor al perfil que requiere el puesto.

Pienso que la selección del aspirante a Presidente del Gobierno ha de recaer en un equipo que examine la trayectoria de los eventuales candidatos para elegir el más adecuado; a correr el riesgo de que el más seductor, el que prometa el oro y el moro a quienes le voten, el más hábil, que no competente, se alce con un cargo para el que no está preparado. Claro que esto exige que el equipo que elige sea muy objetivo; pero me inspira, en todo caso, más confianza esta opción que la votación «democrática».

Lo que censuro es que, quienes condenaron un sistema de elección como quintaesencia del nepotismo, abanderaron un proceso interno de «primarias» como «prueba del algodón» de su condición de demócratas, hayan maniobrado para eliminar alternativas, para presentar un único candidato posible al cargo.

Un error más del PSOE. Todos somos conscientes de que abrir un proceso de primarias en un momento tan delicado es malo para el partido; pero también para España, que necesita ese partido para disponer de opciones potentes en cada llamada a las urnas. Hubiéramos entendido sin ninguna dificultad la situación, si hubieran reconocido con toda honestidad, que lo último que pueden permitirse en este momento es el enfrentamiento intestino inherente a las primarias.

Lo que es intolerable es que pretendan vendernos este golpe de timón como lo que no es. Una vez más nos tratan como estúpidos. Ya han visto el 22M el coste que tiene esta costumbre que han adoptado y no han aprendido.

Y lo peor, siguen anteponiendo sus intereses de partido, la conquista de un tiempo en el que ellos esperan que ETA se porte bien y enjugue sus errores con una declaración de renuncia a la «acción armada», que les permitiría presentar un éxito sin precedentes ante los españoles.

Dudo que ETA haga eso, no gana nada. En el caso de que lo hiciera, no hay garantías de que lo mantenga y lo más importante: su «éxito» está basado en un programa en el que se borran miles de atentados, unos con resultado muerte, otros fallidos, otros que han dejado víctimas con graves secuelas. La vía para la «pacificación» no es la que queremos una mayoría de españoles. Ni hay garantías, ni el «armisticio» llegará del modo deseado: con la derrota de ETA y la consagración de las víctimas del terrorismo y de todos los españoles como los vencedores sobre nuestros verdugos.

Poco rédito electoral supondría este escenario y no veo ningún otro que pueda mejorar los resultados del 22M para el PSOE en unas elecciones generales. Todo apunta a que el voto de castigo será más rotundo; porque en las autonómicas y locales, pesa mucho la bonhomía, eficacia y querencia del electorado hacia una persona que ha trabajado bien. 

Esta dilación no va a tener otra consecuencia que empeorar aún más la situación de España, en especial si quiebra Grecia. El PSOE tiene ya poco que perder en sus juegos de poder; pero para España representan un suicidio colectivo y si se produjera el peor de los escenarios, temo que la entrega de las armas por parte de ETA sea una mera anécdota ante la factura que los españoles pasaremos al candidato de ese partido que antepuso sus intereses a los del conjunto de la nación.

27/5/11

El PSOE se desangra y nos tritura



Lo que Carme «quería» o cómo irse sin haber llegado
Carmen Chacón en su comparecencia de hoy (EFE para ABC)


El lenguaje gestual de la Ministro de Defensa en su comparecencia ante la prensa para anunciar que no se presentará a las primarias, transmitía disgusto, frustración y rabia (intuí que había un problema de incomodidad derivada del uso de lentillas), junto con una clara demostración de sus infinitas deficiencias en materia de comunicación. No sé cuándo aprenderán los políticos que lo de leer, salvo casos muy concretos, resta muchísima fuerza a su mensaje; pero su terror escénico, o tal vez su deficiente capacidad oratoria les hace aferrarse a la lectura de forma sistemática.

Todos los medios se han hecho eco de la guerra intestina del PSOE con amplia cobertura y sea cual sea su tendencia ideológica, en general no están muy contentos con el espectáculo que están dando los de la rosa.

Mi mente está dividida. Por un lado, la parte menos responsable de mi naturaleza asiste al espectáculo con enorme diversión. El presidente Rodríguez lucha con todas sus fuerzas para imponer las primarias, única vía que le permitiría ajustarse al calendario y seguir hasta marzo en la Moncloa. Patxi le lanza el órdago: lo mejor es un congreso extraordinario. El zapaterismo no quiere ni contemplarlo como hipótesis: supondría elegir un nuevo secretario general y echar al actual de la Moncloa, con convocatoria de elecciones, con toda probabilidad, para el mes de octubre.

El baile de propuestas, declaraciones, ecos de la debacle del domingo pasado y demás movimientos que muestran cómo quienes apoyaron sin fisuras, participaron de forma activa o por omisión en la demolición del país en todos los órdenes, ahora que han visto las orejas al lobo en forma de desastre sin paliativos, se transforman en miembros de banderías diversas: unos defienden su cargo e intentan prorrogarlo lo posible; otros piden la cabeza de quien presentan como único culpable de todos sus males y nos están dando un espectáculo apasionante, plagado de diversión y sorpresas.

La parte sensata de mi cerebro está aterrada. Mientras ellos se enfrascan en los asuntos de partido, sea cual sea el escenario que resulte de lo que acuerden el día 28, la solución será mala para España. 

Si se opta por la «línea Zapatero», primero primarias, después congreso ordinario y elecciones en marzo de 2012, viviremos un vacío de poder suicida para un país devastado, que necesita un gobierno hiperactivo que aborde los problemas, trabaje en la adopción de las medidas necesarias para resolverlos; porque cada día cuenta y cada fecha perdida agrava los problemas, incrementará la deuda, debilitará el frágil tejido económico y empresarial y alejará la salida de este túnel.

Si se opta por la «vía Patxi» las cosas no cambiarán de forma significativa; porque con las elecciones a la vuelta de la esquina, poco interés habrá en tomar medidas impopulares, mejor dejar que las aborden los que vengan y los plazos nos van a llevar a mediados de noviembre, como muy pronto, antes de tener un gobierno recién aterrizado (si es que gana el PP como prevén los analistas) que tendrá que empezar por ponerse al día, hacer auditorías para conocer cómo están las cuentas en realidad y los recursos con los que cuenta, a la vez que tendrá que improvisar una Ley de Presupuestos a uña de caballo, que no es lo más recomendable para la situación actual.

Así es que en el caso más favorable, no tendremos un gobierno operativo, por lo menos, hasta principios del año que viene. En circunstancias tan dramáticas como las que vivimos, en especial los millones de parados que, tal vez sufran un receso con el empleo temporal unido al verano y el turismo; pero que volverán a su drama al final del verano o de la campaña agrícola, incrementándose con la destrucción de empresas ahogadas en el pantano de los últimos estertores de nuestro gobierno actual, cualquiera de los dos plazos es letal para el país.

La tercera parte de mi personalidad, la que me mueve a aceptar que cuando todo se muestra adverso y no hay solución posible, lo mejor es tomar la realidad con resignación y temple y procurar huir de la desesperación y sus dañinas consecuencias a través de la visión más positiva de lo que ocurre. 

La única visión positiva posible en este escenario, es sentarme a disfrutar del espectáculo de la lucha por el poder, ver cómo se mueven las marionetas, intentar adivinar quién mueve los hilos, quién elabora el guión de la función y regodearme (aunque jamás lo reconoceré) en una estimación: los grandes culpables de que mucha gente esté sin trabajo van a ser desalojados. Sin duda, encontrarán acomodo, no van a quedarse en la calle; porque han montado muchos chiringuitos que viven del presupuesto para recolocarse y no sufrir penurias. Aún así, todos ellos comparten tal hambre por el poder, tanta necesidad de ser «figuras relevantes» que perder el cargo es más doloroso de lo que cabe imaginar.

Con esto me consuelo, me divierto e intento no pensar en los inocentes que van a convertirse en víctimas colaterales de esa lucha fratricida en el seno del PSOE.

26/5/11

El error de Felipe González




Puebla-24-05-2011
Viñeta de Puebla para ABC


Todos los analistas políticos coinciden en un diagnóstico: los resultados globales de las elecciones municipales y autonómicas celebradas en España el pasado domingo, denotan un clamor generalizado, el hartazgo y la furia de los españoles. 

Tres son las figuras que polarizan esa ira: el presidente del Gobierno, los ministros que han formado parte de sus gobiernos y el PSOE. 

Sin duda, lo que debió ser un plebiscito local estricto, fue visto por los ciudadanos como la oportunidad de oro para castigar a José Luis Rodríguez y no dudaron en aprovecharla propinándole un varapalo electoral a tono con el nivel de desesperación que ha inoculado con su política demente en la población.

Por mucho que intenten desligarse de ZP quienes se perfilan como delfines en la sucesión, Carmen Chacón y Alfredo Pérez, los resultados demuestran que el hartazgo es tan intenso que elegir miembros del equipo que formó parte de su gobierno conduce a una segunda debacle en las próximas elecciones. Sólo una cara nueva, ajena al cuadro de protagonistas de estos siete años de pesadilla; pero sobre todo, de los del segundo mandato marcado por la crisis, tendrá una posibilidad remota de lograr una débil mejora en los resultados de unas elecciones generales. 

Remota, insisto, porque por mucho que se desmarcaran algunos varones cuando percibieron síntomas inequívocos de desastre en vísperas de las pasadas elecciones y renegaron del líder, los españoles, incluso los afines al PSOE, tienen claro que todo esto pudo ocurrir si y sólo sí, esa política demencial obtuvo, si no el apoyo decidido de la plana mayor del partido (que se lo dio en una buena parte), sí la condescendencia de todos ellos, que no hicieron nada por poner coto a sus desmanes y le dejaron campar a sus anchas.

Viene a mi mente la imagen de Felipe González, en el arranque de la precampaña, cuando todos, incluso los más fieles, teníamos claro que Rodríguez nos conducía al abismo, con la crisis asolando un país impotente que veía caer empresas en cadena, crecer el número de parados y clamábamos por la presencia de una figura de autoridad que le metiera en varas, dirigirse a los socialistas (bajo la mirada de todos los desahuciados, de los que aguardaban su turno de ingreso en el grupo, de los que lo tenían más lejano; pero, aún así percibían la amenaza de que si se mantenía esa derrota, acabarían peligrando sus trabajos), apelando al cierre de filas, a la disciplina de partido, mostrando una elección insultante entre los intereses de España y sus ciudadanos y los de su partido, llamando al cierre de filas en apoyo de Rodríguez, por encima de toda consideración.

Fue un error grave, incomprensible en alguien que ha ostentado la máxima responsabilidad política y debería (en teoría) tener claro que, si se enfrenta a los electores arrasados por la crisis global, pero también doméstica, protagonizada por una política irresponsable que dilapidó con absoluta alegría los ahorros que le legó el gobierno anterior pensando que eran ilimitados y que estaban agotados cuando apareció la crisis y resultaron imprescindibles para capearla, lo último que puede hacer es tocar a rebato en defensa del partido sobre los intereses de los ciudadanos.

Eso fue más grave que la demente política de Rodríguez. El mensaje, en momentos de grave emergencia, demostró a los ciudadanos en general y en particular a los simpatizantes del PSOE, que los intereses del partido les ignoraban. Solo les importaba mantenerse en el poder, contra viento y marea, aunque el precio fuera la ruina de España.

El cierre de filas dio oxígeno a un gobierno desnortado. Le proporcionó una ilusión de firmeza y capacidad que, aunque ilusoria, permitió que los dementes cerraran su ciclo diabólico prestando lo que los ciudadanos consideramos (tal vez de forma injusta) una presión del Gobierno sobre el Tribunal Constitucional para que enmendara la plana al Tribunal Supremo y los terroristas tuvieran vía expedita para concurrir a las elecciones.

El legado ZP no hubiera sido posible sin la aquiescencia del PSOE en su conjunto. Por mucho que clamen que el presidente de Gobierno arrinconó a los históricos, es indiscutible que si hubieran alzado la voz, censurado la estrategia de ruptura con los pactos de la transición, atacado los aspectos de su política más dañinos, no sólo para España, sino para el propio PSOE, que, quisiera o no, figuraba como su valedor, no estaríamos donde estamos.

Rodríguez ha demolido todas las estructuras de referencia para los demócratas a lo largo de siete años, antes de conquistar el poder, con la violación de la jornada de reflexión del 13M de 2004, al tiempo que hundía, día a día, al PSOE como referente de las libertades democráticas. Jugó desde el primer momento, el rol de destroyer. Pisoteó con descaro el respeto a las Instituciones democráticas sin que nadie, desde su partido, censurara su actitud. El PP le denunció una y otra vez con la máxima discreción, sin hacer más ruido del necesario, consciente de que el plan de Rodríguez era resucitar los enconos previos a la Guerra Civil para desencadenar una segunda edición del conflicto.

Ningún varón carismático del socialismo entró en escena en ese momento para afear o censurar una estrategia antidemocrática, llamada a eliminar del mapa político al partido votado por diez millones de españoles. Felipe González llamó de forma explícita e inequívoca a los militantes de su partido a arropar sin fisuras los desatinos. 

Estoy convencida de que esa llamada fue la que colmó el vaso de muchos españoles; pero, sobre todo, de muchos socialistas o simpatizantes con suficiente sentido crítico para comprender que la política de Rodríguez era la tumba del socialismo y su respuesta quedó plasmada en los resultados de estas elecciones. 

Gracias a Rodríguez y al PSOE, se ha hundido nuestra economía, soportamos un grado de endeudamiento que tardaremos medio siglo (en las condiciones más favorables) en liquidar. Avanzamos a paso firme hacia una cifra de paro que supera los cinco millones. Nuestra política internacional nos ha convertido en el «hazme reír» de Occidente, no tenemos ningún peso. Se han reabierto las heridas de la Guerra Civil. Ocupamos un escalón rayano en la ruina; pero nuestro tamaño como nación es tan considerable que, si se hiciera necesario un rescate, la Unión Europea colapsaría.

Todos los conservadores y gran parte de los progresistas, han sabido interpretar la influencia de José Luis Rodríguez, la actitud sumisa de sus gobiernos y su partido en esta debacle y la  percepción del desastre, profetizado por las encuestas, siempre complacientes con el poder, se ha traducido en datos objetivos e incontestables emanados del recuento de los votos en las urnas.

El PSOE afronta un reto. Ha sufrido una derrota sin paliativos. Los éxitos que ha cosechado obedecen más al tesón y servicio de personalidades concretas cuya actitud de servicio, entrega y capacidad personal para implicar un amplio espectro en su política, les ha llevado a arrasar o conseguir un éxito arrollador en su circunscripción.

Urge un   replanteamiento global en las formaciones; porque es un hecho, al examinar los datos, que la ideología está subordinada a la eficacia de los dirigentes.

Tengo una querencia especial por un concejo (municipio) asturiano. Su alcalde PSOE, se presentaba a la reelección. Se le ofreció la oportunidad de  encabezar listas más influyentes; pero declinó la proposición de gloria envenenada que se le ofrecía, consciente de que los personalismos de la golosa circunscripción propuesta era un avispero mortal y tuvo la honestidad y clarividencia necesaria para resistir sin inducir una sordera destinada a combatir los cantos de sirena, renunciando a la quimera tentadora que le ofrecían, conformándose con la condición de una figura irrelevante al frente de un municipio pequeño e ignoto, a cambio de la recompensa que supone  conocer con nombres y apellidos  a   todos los vecinos de su circunscripción, poner cara a cada uno de ellos y, por encima de  todo, ofrecerles unos resultados de gestión contundentes en términos inmediatos, que priman la condición de liderazgo personal sobre los resultados globales.


Hoy quedó claro en el cruce de mensajes la irreparable división que abrió en el PSOE la debacle. Puede que si Felipe González hubiera sido más clarividente, si los barones hubieran superado el complejo guerrista de «quien se mueve no sale en la foto», si hubieran mostrado que les importan más los intereses de España que los de su partido, la crisis actual no se hubiera producido.