Hoy hizo un día precioso, disfruté de las pequeñas e inmensas alegrías de la vida en compañía de los que quiero y cuando me enfrenté a la tarea diaria de la lectura de los periódicos, encontré una vez más «el día de la marmota».
Pero siempre hay una sorpresa, algo que te conmueve, te hace reflexionar y genera un sentimiento difuso y potente a un tiempo de esperanza.
La imagen que encabeza la entrada es la de una mujer que amó con pasión, persiguió su sueño y no dejó que la desanimaran las barreras de apariencia insalvable. Emmy Noether era mujer, judía e hija de un matemático. Amó las matemáticas con absoluta pasión y ellas correspondieron a su amor y abnegación contrarrestando la injusticia del destino que truncó con crueldad prematura su vida, llevándola a la inmortalidad. Luis del Pino cuenta su historia en su blog de Libertad Digital. No deben perdérselo.
Manuel Benítez «el Cordobés» fue un torero poco ortodoxo; pero de valor y temple probados, que triunfó en los años '60 del pasado siglo. Frente a él, Palomo Linares, representante del arte taurino tradicional. Ambos compartían una infancia dura, llena de carencias; pero la del de Linares, era un poco más desahogada que la de El Cordobés.
Fue tan grande el impacto mediático que produjo «El Cordobés» en su tiempo, que despertó la atención de dos escritores: Dominique Lapierre y Larry Collins, francés y americano, respectivamente, que vinieron a estudiar el fenómeno sociológico representado por Benítez y escribieron al alimón una novela «Llevarás Duelo por Mi» que fue un «best seller» en su momento.
Ahora se reedita, nos enteramos de que la censura, en su momento, mutiló el libro y la reedición actual rescata el original. Dominique Lapierre está promocionando la reedicción y 'La Gaceta' le entrevista. También merece la pena la historia de superación del personaje central que narra Lapierre en su entrevista.
Son historias diferentes; pero paralelas. Tanto Emmy como Manuel, están en una posición de absoluta inferioridad, con muros que parecen imposibles de remontar ante ellos y a golpe de voluntad, sacrificio y lucha, los demuelen.
Merece la pena repasar historias así en momentos como este para que no se nos olvide que, quien, por encima de todo quiere, puede.
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