17/10/11

Fernández y Fernández y los otros lópeces




Isidro y 'Cherines'
Mercedes Fernández e Isidro Fernández Rozada (M.R. 'El Comercio')

En estos tiempos procelosos en el que los lópeces aliados con los Pérez de toda la vida nos amargan la vida con pantomimas impresentables, no tiene precio el artículo del genial Faustino F. Álvarez en 'El Comercio', al que pertenece la foto que muestra a Fernández y Fernández en amigable charla, incluso armoniosa imagen, en la que los estilos de ambos políticos se muestran muy conjuntados. Pese a que en el fondo es muy triste, el análisis de la noticia de la designación de los dos vetustos próceres de la política asturiana para liderar las candidaturas al Congreso y al Senado, merece ser leído; porque la risa es un milagro en estos aciagos tiempos y no se debe desperdiciar la ocasión.

El PP se la jugó en Asturias cuando, ignorando el clamor popular (que no significa cercano o militante del PP) designó a la infumable candidata (de cuyo nombre no quiero acordarme) descartando a Álvarez-Cascos. La consecuencia irrelevante es que el PP se dio un batacazo. La relevante que aunque tenemos a Cascos en la presidencia, su mayoría es tan corta que en cualquier momento puede ser derribado por «el pacto del duernu» y eso es malo para Asturias porque significa que seremos condenados a seguir lejos de toda oportunidad de progreso y crecimiento.

Más, si los rumores que corren por los mentideros se confirman en los próximos meses. Yo les cuento y ustedes me dicen si les parece plausible o no. 

Si estuviéramos en un país democrático auténtico, en el caso de que el PSOE perdiera las elecciones se retiraría con honor, dejaría que los otros gobernaran, se aplicarían a su deber de ejercer la oposición a toda medida que no les parezca que beneficia al país y se reservaría la agitación callejera para los casos en los que sea necesario que la ciudadanía muestre al Gobierno su oposición tajante y fundada. Es decir, sería la excepción.

No es el caso. Ya vemos cómo se empieza a calentar la calle para darle una bienvenida calurosa al PP. Da  igual que una mayoría rotunda de españoles, hartos de estos lunáticos, elijamos al PP. Al día siguiente de tomar posesión, el nuevo Gobierno tendrá montada una huelga, sin considerar las pérdidas económicas que conlleva, más sangrantes cuando la economía está hundida.

Esta es la advertencia que le está lanzando el PSOE  al PP: «nos vas a ganar por goleada; pero si quieres evitar que la calle arda, vas a tener que darnos cuotas de poder». Rajoy sabe que esto es así y ya tiene preparado el esquema de un gran pacto con la oposición (o lo que es lo  mismo, con el PSOE) para que se estén, si no quietos, razonablemente tranquilos.

A cambio de la paz social, el PP le entregará al PSOE dos comunidades insignificantes: Asturias y Extremadura. En ambas fue muy ajustado el resultado. Ambas comparten un nivel de población que las convierte en irrelevantes en el terreno electoral. Son pobres y no tienen otra que aguantarse.

No sé qué perspectivas de desarrollo le esperaban a Extremadura bajo el gobierno de un equipo del PP. Tampoco sé qué grado de éxito podría cosechar Cascos en nuestra tierra; pero vemos que está poniendo orden, fiscalizando las cuentas, ya empieza a pagar facturas pendientes y, por lo menos, vemos un rayo de esperanza.

Si se cumplen los vaticinios, esa débil esperanza se apaga. Estaremos en manos de Fernández, Fernández y Fernández, seguiremos igual de mal o peor y podremos adoptar el lema «Lasciate ogni speranza», como muestra de sumisión al destino. Los más optimistas pueden consolarse pensando que una vez más, hemos contribuido a la salvación de España librándola de las hordas invasoras, esta vez de los perroflautas y antisistema, manejados por el PSOE. Triste consuelo; pero consuelo, al fin. 

También podría ser que esa maniobra fuera la espoleta que ponga en pie de guerra a una Asturias muy harta de enjuagues entre socialistas y peperos y que en las próximas elecciones la sangría de votos que sufrieron ambas formaciones a costa del Foro, pero sobre todo el PP, se convierta en hemorragia. No conviene torear más de lo que podemos tolerar a los asturianos. Ya lo demostró el primer error. El segundo, podría ser la puntilla para el partido de los Fernández.

2 comentarios:

Unknown dijo...

En mi ignorancia política he llegado a predecir la victoria de Cascos en las autonómicas por el hastío de esta región ante los grandes partidos, y no me equivoqué. Ahora sólo sé que hay marea de fondo por la posición incómoda de los mareantes de siempre, que ya no llevan el timón a su antojo porque hay nuevo capitán en la Bounty, que gobierna con dureza sin emplear el látigo.
Francamente no sé lo que va a pasar, pero es una esperanza.

Carmen Quirós dijo...

Estoy de acuerdo con usted, Jano. Esperemos que no nos la arrebaten. Un saludo.