23/9/11

Más allá del paraje que contemplamos



Esta semana hemos tenido dos ejemplos, dos sumandos en una cadena de anécdotas que centran nuestra atención en lo específico y nos impiden ver el panorama completo.

Me refiero a la decisión de la AN sobre el 'Caso Faisán' y la controvertida decisión, seguida de un paso atrás ante el revuelo que se montó por el acuerdo del Consejo de Administración de Televisión Española de supervisar los contenidos, del que se hacen eco todos los periódicos;les dejo un enlace a Periodista Digital en el que, los propios periodistas analizan los hechos e incorpora subenlaces a noticias relacionadas, a la derecha del artículo. 

Si nos paramos a analizar, todas estas noticias, junto con la «colocación» de colaboradores en organismos públicos, empresas públicas, etc., son mucho más inquietantes de lo que parecen.

Los partidos políticos y los sindicatos operan como un cáncer sobre la sociedad, que se extiende e impregna todos aquellos lugares en los que exista una cota de poder, aunque sea escasa. 

Nos indigna esta actitud, cuando se trata de «enchufes»; porque nos limitamos a irritarnos ante el ejercicio del nepotismo y la consecuencia de que nosotros pagamos los sueldos (muy altos, casi siempre) de individuos que, en su mayoría, carecen de cualificación y profesionalidad para aspirar a un trabajo básico en la empresa privada. Nos enfurecemos cuanto se trata de impregnaciones partidistas en órganos más delicados, que los pervierten y manipulan de forma intolerable, caso de los tribunales, organismos públicos tan importantes como el Defensor del Pueblo o el Banco de España, por no agotar la larga lista.

Sin embargo, el problema no es que mantengamos a inútiles sin oficio ni beneficio, sino que los partidos, en especial el PSOE, gran experto en este juego, lo contaminan todo y demuelen las instituciones. Da igual que gane el PP; porque el Ejército, la Policía, la Guardia Civil, el Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado, las Comisiones de Control claves en la economía... todo, está ocupado por personas que le deben mucho al gobierno saliente y van a maniobrar para perjudicar al entrante en todo lo que esté en su mano, que es mucho.

Todo está pervertido por esta invasión infecciosa de la política. No importa que haya excelentes profesionales en los puestos inferiores. Los que van a marcar el paso y tomar la decisión última, la que le interesa al partido, no a la empresa o institución o a la sociedad y no les importará nada sumirla en el desprestigio y llevarnos a situaciones graves, con tal de servir a los intereses políticos que defienden.

No sólo hay que perseguir una separación de poderes en el Estado. Es vital proceder a una limpieza absoluta en la totalidad de la estructura de la sociedad; para que la influencia partidista y sindical quede situada en un marco claro y diáfano, visible y controlable para los ciudadanos y no pueda maniobrar a placer a través de organismos y empresas que en muchos casos ni sabemos que existen; pero que les otorgan cotas de poder y maniobra oculta, temibles.

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