17/1/12



El cabecilla de Segi Ekaitz Samaniego
Ekaitz Samaniego (EFE para ABC)


Existe un bucle perverso entre ETA, que necesita publicidad para sus fines y los medios de comunicación que necesitan noticias que vendan

ETA vende como nadie. Es el coco en nuestro imaginario, el enemigo, un morbo en la sociedad española. Durante décadas, hubiera o no motivo, se le dedicó a ETA (y seguimos) todos los días un espacio en cada periódico, noticiario radiofónico y televisivo. 

Si había noticia, se narraba con fruición, se ofrecían las imágenes más crudas y aterradoras que se pudieran obtener. Si no había noticia, se especulaba de un modo que, con el debido respeto, a mí me sonó siempre tal que así: «Fuentes cercanas al monstruo, nos cuentan que a primera hora de la mañana sus caquitas estaban un poco sueltas y presentaban un color parecido al de la mostaza. Consultados los expertos en la banda, consideran que esa deyección puede ser resultado de un consumo excesivo de leche o de la presencia de una patología encubierta aún, que hará crisis en pocas horas en un proceso de gastroenteritis aguda que requerirá un tratamiento hospitalario».

Rara vez me hago eco de las noticias que proporciona ETA. Sus comunicados me suenan a música celestial. Todos son iguales en el fondo y apenas retocan la forma, con lo que me aburren como contar ovejas. Sé de viejo que todo lo que dice esa banda infrahumana tiene un valor nulo, que sus treguas son trampas para reorganizarse, rearmarse y estar en condiciones más ventajosas para matar. Me niego a seguir el juego de la política de los medios de comunicación.

Pantallazo robado del blog de Santiago González

Cuando aparecieron los fantasmas con boina por última vez, escenificando un amago de abandono de las armas para siempre, no creí una sola palabra. Era una estrategia, una campaña de imagen destinada a colaborar con el gobierno de Zapatero para poder concurrir a las elecciones. 

Ni en un rapto de enajenación podría creer que ETA abandonara su gran pasión: matar, secuestrar, torturar a sus secuestrados, planificar atentados, cuanto más crueles mejor, para disfrutar con el dolor y el terror de víctimas y ciudadanos.

Hace un par de días, el simio que aparece en la foto que preside esta segunda parte de la entrada, fue detenido junto a otras dos joyas asesinas, mientras trasladaban en Francia explosivos de reciente adquisición, armas y documentación falsificada recién acuñada. 

Es obvio que, como tantas otras veces (ya he perdido la cuenta de las falsas treguas de ETA) aprovechan la trampa de un cese en sus actividades para captar miembros, formarlos, reforzar la intendencia para atentar y regresar a las primeras planas de los Medios con un atentado que nos sobrecogerá de espanto y hará sus delicias con el eco que le ofrecerán los Medios.

ETA sólo abandonará su lucha a cambio de que se le entregue Navarra y el País Vasco-francés para construir un estado independiente marxista-leninista, en el que ellos serán los amos y asegurarán su supervivencia exigiendo a España fondos derivados de supuestas deudas históricas que, si no se entregan, les legitimarán para atentar en el territorio enemigo.

Las recientes detenciones demuestran que no hay tal tregua y que la única vía para que se consolide una paz duradera y una auténtica democracia en el País Vasco, pasa por una política de Orden Público perfectamente sincronizada entre Francia, España y Portugal, centrada en la localización de los miembros de la banda, sus campos de entrenamiento, sus arsenales y sus proveedores, la desarticulación sistemática de los comandos y la incautación de sus armas, explosivos y resto de los elementos de su infraestructura.

Los únicos que pueden garantizarnos la seguridad son la Policía, la Guardia Civil y los Jueces. Urge, por tanto, garantizar los medios, la eficacia y la independencia de directrices políticas espurias para que los españoles, por fin, podamos disfrutar de la paz y que ese subconjunto de españoles llamados vascos, se vean libres del terror y la amenaza directa que ejercen los esbirros de los asesinos.

No hay otro camino que la destrucción de la banda bajo el mandato de las leyes del Estado de Derecho. Las treguas, lo sabemos de viejo, son meras trampas para matarnos mejor.

No hay comentarios: