22/9/11

Cuando Dios cierra una puerta, deja abierta una ventana





La AN pide más pruebas para juzgar a los agentes del «Faisán»
Fotografía abc.es

La noticia del día es la resolución de la Audiencia Nacional sobre el 'Caso Faisán'. 

La cuestión que se debatía era si se trataba de un delito de colaboración con banda armada o simple revelación de secretos. En el primer caso, sería un delito de terrorismo y seguiría siendo competente la Audiencia Nacional. En el segundo caso, sería un delito común y sería enviado al Juzgado de Irún, lugar en el que se cometieron los hechos. 

¿Qué importancia jurídica tiene este problema de competencia? En términos objetivos, escasa, incluso favorable a la calificación como delito común.

Acabo de escribir una pequeña barbaridad y es obligado que me explique: Para empezar, los jueces de la Audiencia Nacional han demostrado menos preparación y competencia de la usual en la mayoría de los jueces de instancia e instrucción. En segundo lugar, lo relevante en este caso no es si fue colaboración con banda armada o revelación de secretos. Lo importante es saber quién fue el mando al más alto nivel que dio la orden porque no hay un solo policía en este país que haga alto así si no es por orden de lo alto de la cúpula de mando: un alto cargo del Ministerio. Por último, además de mejores juristas, los jueces de instancia son mucho más independientes que los de la Audiencia Nacional, con lo que es más fácil que se desvele esa clave si actúa la jurisdicción común, que si dirige un juez de la Audiencia Nacional.

Gran amante de los golpes de efecto, el Magistrado Bermúdez reunió al pleno (catorce jueces) para tomar la decisión. Tenían dos alternativas iniciales y una tercera imaginativa. La primera consistía en retener el asunto respaldando al Juez Ruz. La segunda, negar que existiera delito de colaboración con la organización terrorista y mandar a Irún el asunto (que se supone que era la opción preferida del Ministerio del Interior y del candidato con mando en plaza en el momento en que se produce el chivatazo) y una tercera: dilatar el asunto, tomar una decisión que no despeja la incógnita y les otorga plazo para aparcar el asunto

Optaron por esta última. Hay delito, sin duda, sentencian; pero no ven que haya piezas de convicción suficientes sobre la culpabilidad de los encausados, así que devuelven el asunto al instructor y le piden que investigue más.

A mí me gusta mucho esta decisión salomónica. Si el asunto durmió dos años en el cajón de Garzón, no pasa nada porque duerma tres meses o cuatro más. En apariencia beneficia a Rubalcaba, señalado como responsable último de la decisión; pero no le libera. Transcurrida la campaña y sin el PSOE en el Gobierno (como es previsible), presionando a los jueces, todo apunta a que la instrucción será mucho más relajada.

No es que postule que el PP sea más respetuoso con la separación de poderes (cosa que creo a título particular, que está en el «ADN» del conservadurismo un mayor respeto a las instituciones del Estado), solo creo que algo habrán aprendido en su etapa de Gobierno de Aznar y que ahora no tendrán tantos reparos en dejar que la Justicia siga su curso como ocurrió en la etapa de Aznar en la que nos quedamos sin saber quién era la X del GAL

Sin duda, el cambio de Gobierno dará mucha cancha, incluso insuflará ánimos al Juez Ruz para que pida todos los documentos, grabaciones, comparecencias de testigos... que necesite par cerrar la instrucción. Cuanto necesite, en suma, para aclarar con nitidez lo ocurrido.

Y eso es lo que quiero a título particular; porque aunque no tenga una simpatía especial por García Hidalgo, único implicado del que tengo impresiones nefastas como lacayo del PSOE, considero injusto e impresentable que se convierta, junto con sus compañeros, en único culpable de una decisión que le impusieron instancias superiores.

Es cierto que las normas eximen a los policías de sanciones si se niegan a acatar órdenes antijurídicas de las piezas más altas de la cadena de mando; pero eso es papel mojado; porque García Hidalgo, Pamiés y Ballesteros, tienen una familia, cargas que no es necesario enumerar en el sostenimiento de los suyos, que les eximen de la obligación de comportarse como héroes. Junto al deber de rechazar órdenes del mando contrarias a la ética del servicio, está el temor reverencial. 

Si desobedecen, serán expulsados o postergados de tal modo que sufrirán un calvario durante mucho tiempo, antes de que los tribunales les den la razón. Para cuando llegue ese momento, pueden haber sido desahuciados, pueden haber tenido que suspender los gastos de la carrera de sus hijos en una Universidad, habrían afrontado un calvario que nadie está obligado a soportar cuando los ciudadanos, tras comprobar que el Gobierno se pasa por el forro las leyes, reafirma a los rufianes en sus cargos.

Su actuación se enmarca en la figura del temor reverencial: el miedo fundado a soportar una represalia grave e injusta de sus superiores, si contradicen sus criterios en defensa de lo que consideran justo. Nadie está obligado a ser héroe, menos si sabe que su gesto no tendrá reconocimiento ni reacciones solidarias en sus conciudadanos. Por eso me alegra esta decisión. 

No dudo de que el flexible Bermúdez haya maniobrado con astucia ante el eventual cambio de signo, evitando que se adoptara la decisión que menos gustaría a los nuevos amos; pero las miserias del personaje no impiden que, a expensas de conocer el texto de la resolución, vea con buenos ojos la vía que han abierto.

Me importan un rábano los miserables cálculos de «miniyó».  Lo que me importa es que se aclare por completo este gravísimo asunto y la resolución adoptada me parece (prima facie) la óptima, para que se haga justicia.

El juicio del 11M. en el que Bermúdez fue clave para condenar sin suficientes pruebas a una persona a una condena durísima, demuestra que se siente un dios, dueño de vidas y destinos humanos.

Cuando Dios cierra una puerta, abre siempre una ventana, reza el refrán católico. En este caso, dios no cerró la puerta y dejó abierta la ventana.

8 comentarios:

Belosticalle dijo...

«No es que postule que el PP sea más respetuoso con la separación de poderes (cosa que creo a título particular, que está en el «ADN» del conservadurismo un mayor respeto a las instituciones del Estado)…»

¡Ay, doña Carmen, si yo le dijera…!
Le entiendo perfectamente y estoy de acuerdo con usted. Lo que quiero decir es que, por ejemplo, en la ancha Castilla de mi estrecho Valle hay que ir con pies de plomo con un PP representado allí por la auténtica ‘derechona’ de los caciques de siempre.
Podría citarle a dignidades del partido en la Junta, que jugando en campo propio se pasan las decisiones del árbitro –de los jueces– por el triunfal.

Pero qué le digo yo, si eso lo sabe usted mucho mejor.

Carmen Quirós dijo...

Yo nunca sabré nada mejor que usted, don Belosti. «Lo que natura no da, Salamanca no presta» La cuestión es que está mal expresado lo del ADN. El caciquismo no tiene ideología; pero me refería a otros planos.

Digamos que llegados a un nivel institucional alto, [superior al de Alcade de Oviedo, por ejemplo (sonrisa cómplice)], incluso Álvarez Cascos, por mencionar un cacique «pata negra», tiene límites, una visión muy clara de dónde hay que parar las componendas, por respeto al Estado de Derecho. A los caciques pata negra de la izquierda, les cuesta mucho más ver esas fronteras.

Un saludo.

Belosticalle dijo...

Así es. Perfectamente claro.

Ah, y de paso, muy certera su puntualización en mi blog, sobre fueros y cartas puebla, distinguiendo lo que más o menos pudo ser derecho consuetudinario y lo que fueron regalías. Gracias por todo.

Carmen Quirós dijo...

Gracias a usted. Un abrazo.

Carlota dijo...

no hay un solo policía en este país que haga alto así si no es por orden de lo alto de la cúpula de mando: un alto cargo del Ministerio.
Cierto.
Lo terrible es que haya alguno que, mediando una orden infame, criminal, se preste a cumplirla.
Y hay al menos tres.

Reinhard dijo...

Lo peor de todo esto es el tufo de pasteleo que flota en el ambiente. Bermúdez quería sacar el tema de la AN, pero la votación estaba muy ajustada y hubiera sido un escándalo. ¿Solución? La salida menos mala con una sospechosa unanimidad: corporativismo puro y duro.

Del PP no esperemos nada: pura filfa, en este como en todo. Ayer un periodista le hizo a Gil Lázaro, que se ha batido el cobre en este asunto en el Congreso, una pregunta que al final resultó retórica: ¿cuántas diligencias judiciales había pedido el PP, parte personada en el juzgado, en este asunto? Ni una.

En fin, una historia más en la que muchos se quedan con la sensación de vencidos.

Saludos.

Carlota dijo...

He leído con mayor detenimiento su elaborada opinión, doña Carmen, y encuentro dos puntos que comentar:
el primero, que su valoración positiva, razonada, es el resultado de un cálculo utilitario. Cree ud. que la decisión adoptada es la que a la larga puede rendir mejores frutos, a saber:
un más completo esclarecimiento de lo sucedido, es decir, más verdad;
la implicación de responsables más altos –es decir, más responsables: más justicia.
Al respecto, yo dudo que torcer el procedimiento, hacer trampas procesales, evitar el curso debido vaya a producir esos beneficios, y antes al contrario, me temo que retrasará la justicia. Para empezar, los procesados tenían un poderoso incentivo para decir la verdad -tirar de la manta-, pero la decisión de la AN les ha aliviado de esa presión, tal vez sine die, al retirarles esa premiosa condición.

El segundo, su benevolencia respecto de esos subordinados. No la comparto en absoluto.
Verá: esos tipos fueron premiados con sus encumbrados puestos por su docilidad -no voy a hablar de afinidad ideológica-. Y ni siquiera perderían nada si hubieran querido ser honrados. No sé si, finalmente, el comisario de Madrid que decidió no tomarse como una orden los deseos de aquel ministro (“el ministro quiere detenciones y habrá detenciones”) cuando la falsa agresión al untuoso Bono en aquella manifestación a la que acudió a provocar a las víctimas del terrorismo, … no sé, digo, si aquel funcionario, sufrió represalia alguna, o si la sufrió el policía que descubrió los cadáveres de Lasa y Zabala.
Voy a adelantar una hipótesis: los sinvergüenzas de arriba tienen el poder que les conceden, con su perruna sumisión, los sinvergüenzas de abajo. Esos tipos traicionaron a sus compañeros, y cobraban más que sus compañeros precisamente para eso, si a ello hubiere lugar. Esos tipos no podían ignorar lo del GAL. Es más: son de la misma factoría.
Su benévola hipótesis sobre las cargas familiares de eso probos instrumentos de la infamia admite contrahipótesis. También pudiera ser que se lo gasten en (otras) mujeres, en el juego o en otras distracciones no edificantes. Tanto me da. En su escala, la de inspectores, supongo, hay cientos de funcionarios en puestos base, y ese era su máximo riesgo: caer a la parte baja del escalafón. Un riesgo que -lo digo sin correr ningún riesgo- es prácticamente nulo, porque para negarse a delinquir no tenían que ser héroes, ni mucho menos. Pero para hacer lo que hicieron sí tenían que ser lo que son. Y ya lo eran antes, y precisamente por eso fueron promocionados y puestos por encima de sus compañeros más honrados. Por eso es tan necesario que se les haga justicia, a ellos y a los demás, que les tienen que soportar boicoteando su trabajo.

Carmen Quirós dijo...

Reinhard, coincido con usted en que hay demasiado pasteleo; pero el PP ya tiene una referencia importante en lo que le pasó el 11M, en el que, tanto Félix Hernando, coronel de la GC como los mandos policiales se ocuparon de transmitir al Gobierno información encaminada a hundirles. Espero que, tras esa experiencia y una vez pasado el 20N, los abogados del PP reciban instrucciones que modifiquen la línea.

Carlota, más que un cálculo utilitario, lo que analicé fue las distintas consecuencias de las eventuales opciones que podía tomar la AN y reflexionaba que, aunque la prensa presenta como una catástrofe la remisión a Irún del asunto, no lo es tanto; primero porque puede ser mucho mejor el instructor que el de la AN, segundo porque puede gozar de mucha más independencia y eso significa una investigación más rigurosa, que lleve más lejos de lo que lo estaba haciendo Ruz en la cúpula de mando, que fue la que tomó la decisión, incluso en el curso de la investigación puede plantear una cuestión de competencia que devuelva a la AN el asunto, si se resuelve que, en efecto, es un delito de colaboración con banda armada.

Estamos de acuerdo en que hay policías y guardias civiles impresentables, le aseguro que lo sé y me consta; pero como no tengo pruebas de que determinada persona sea corrupta, mejor evito la acusación: aún no he suscrito un seguro de responsabilidad civil que cubra una eventual demanda por atentado al honor.

No nos podemos fiar mucho de mi memoria; pero estoy dispuesta a jurar que sí, que aquel policía que se negó a secundar la maniobra del supuesto «atentado» contra Bono sufrió represalias serias, incluso terminó patrullando la calle.

Gracias a ambos por sus comentarios.