20/9/11

Rubalcaba y la brújula rota




El PSOE tiene dos graneros de votos claves para ganar las elecciones. Uno es Cataluña, otro Andalucía.

En Andalucía pintan bastos. El PP ha arrasado en las elecciones locales y la estrategia más adecuada para que el cambio de mentalidad con que votan los miembros de una circunscripción cuando se enfrentan a elecciones nacionales frente a las locales no tuviera un efecto demoledor, hubiera sido hacer coincidir las elecciones generales con las autonómicas en Andalucía; pero Griñán, decidido a ocupar el sillón de la presidencia de la Comunidad de Andalucía, está decidido a apurar su mandato y no cedió a las presiones para adelantar la cita con las urnas, ante la verosímil previsión de que las perderá. 

En Cataluña se renovó en la pasada convocatoria, tanto la cúpula de la administración local como la de la autonómica, con lo que resulta imposible aplicar políticas de inercia haciendo coincidir las votaciones.

El candidedo (©Santiago González) ha quemado sus naves en Cataluña en una visita del fin de semana pasado. Animando a los catalanes a perseverar en su política lingüística a despecho de las sentencias de los tribunales. Ha ido más lejos: ha prometido que si es elegido, hará lo preciso para cambiar las leyes para que ningún tribunal pueda poner trabas a las decisiones tomadas por los catalanes en referendum, como ocurrió en el Estatuto de Cataluña.

Permítanme un inciso. Cuando se redactó la Constitución, los padres de esta normativa cuidaron mucho de blindarla de demagogos y populistas instaurando dos tipos de recursos ante el Tribunal Constitucional. Uno era el recurso previo de inconstitucionalidad, que podía ser interpuesto en la fase de tramitación de leyes que incluyeran preceptos sospechosos de inconstitucionalidad. Se abolió en 1985; porque habían sido interpuestos un número tan abundante de recursos previos, que se había convertido en un lastre para la tramitación de las leyes; puesto que paralizaba el proceso de aprobación hasta que decidiera el Tribunal. Quedó vivo el recurso de inconstitucionalidad, de carácter ulterior a la aprobación de las leyes.

Gracias a esa aportación a la agilización de la actividad legislativa en tiempos de Felipe González, fue imposible atacar el estatuto y hubo que esperar a que fuera aprobado para poder impugnarlo.

La declaración de Rubalcaba es un atentado directo y flagrante contra la Constitucion; pero no es solo eso.

Parte de nuestros problemas actuales nacen en el momento en que el tándem Zapatero-Rubalcaba se revela como trasunto del perfil de aquellos reyes medievales que consideran que el Estado es una propiedad privada que pueden manejar a su capricho y que no hay ningún problema en saltarse las leyes cuando les estorban en sus planes.

El Estado de Derecho es clave para los ciudadanos; pero más importante aún para los inversores extranjeros, habituados a que en todo el mundo occidental se respete el imperio de la Ley, que huyen como el diablo de la cruz de aquellos países en los que la norma es papel mojado. La batalla de ENDESA constituyó el punto de inflexión en el que los inversores internacionales comprendieron que España se había transformado en una república bananera y comenzaron a huir en estampida.

Las palabras del Candidedo (©Santiago González) constituyen un mensaje grabado en piedra, no en talco sino en el incombustible basalto, de llamada a la insurrección frente al Estado de Derecho, la consigna más adecuada para espantar a los raros inversores que aún vean España como un paraje atractivo para su dinero. Basta esta reflexión para perfilar con toda claridad el desacierto en términos de eventual captación de capitales externos de esas declaraciones del Rubalnacionalista.

Esto parece grave; pero es inocuo si contrastamos los objetivos del candidedo con la respuesta real que dieron los ciudadanos en mayo. El PSOE catalán sufrió una derrota antológica como fruto de la desafección de unas bases inquebrantables en su fidelidad al Partido, que se habían sentido traicionadas al ver a Montilla transformarse en un nacionalista implacable.

Según las últimas encuestas, el 85% de los catalanes quieren que el nivel de conocimiento de sus hijos sea parejo en la enseñanza del catalán y el castellano. La postura de la Generalidad de Cataluña es la minimización (reducida a tres horas semanales) de la enseñanza del castellano, frente a la hegemonía plena de la enseñanza en catalán.

Eso quiere decir que el 85% de los eventuales votantes que pueda tener Rubalcaba en Cataluña, más el 1% que propugna la enseñanza sólo en castellano, se espantarán ante su defensa de la inmersión lingüística, con lo que pierde un 86% de votos en las próximas elecciones. 

Sin duda, a Rubalcaba se le ha roto la brújula, no le señala la dirección que debe seguir, le confunde al calcular su posición y le engaña en todos los aspectos. Sólo así se explican sus declaraciones en Cataluña. Bueno... hay una explicación adicional: que sea tonto del haba, que no sepa interpretar los resultados de las autonómicas y locales y añada una grave deficiencia para la empatía, imprescindible para localizar su electorado que, sin ninguna duda, no es el de CIU ni el de ERC. 

Mientras tanto, los espectadores nos tronchamos con el vodevil  del candidedo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que Alfrededo, en su desesperada carrera al estrellazo-que no al estrellato-prefiere rascar votos de sus incondicionales catalanes para tratar de mantener una derrota digna, que "contentar" a los no catalanes y a los catalanes escurridizos, que ya los ha perdido, y asegurar lo poco que le queda, porque-quién lo diría-Andalucía la tiene más perdida que Boabdil Granada, y el resto de España ni le cuento.
Después de las elecciones del 20-N sólo les quedará la crispación callejera y el toque a rebato utilizando las campanas de las iglesias.
Rubalcaba no debe preocuparnos: es un cadaver que trata de sobrevivir sobre las cenizas de España.

Carmen Quirós dijo...

El problema, Jano, es que sus incondicionales ya dijeron en mayo que no quieren que el PSOE sea nacionalista y aún así, Rubalcaba sigue porfiando en esa postura suicida.

Me ha hecho mucha gracia lo del estrellazo. Sin duda, es un cadáver político y sospecho que lo sabe.

Un saludo.