21/6/10

Aquí estamos





Si alguien ha venido a ver si había escrito algo, pido disculpas. La vida a veces se complica y aunque hubiera (o hubiese) un rato para comentar algo, no tuve neuronas ni fuerza; pero hemos retornado a la rutina y aquí estamos.


He vuelto guerrera. Me exaspera ver que hay un montón de problemas, todos hablamos de ellos; pero no vamos más allá. 
Me da igual que se trate de que Batasuna haya acordado con EA utilizar la estructura moribunda de su partido para presentarse a las elecciones; que las reformas que se están acometiendo sean una chapuza que apenas es un parche mal puesto o que haya gastos indecentes en un momento en que el ciudadano sufre recortes, subidas de impuestos, está sin trabajo y tiene pocas perspectivas de encontrarlo.


La respuesta a todo esto es: ¡Organización! La sociedad civil, los ciudadanos de a pie tenemos que organizarnos en grupos, me da igual si de vecinos, de miembros de club o de redes sociales. Lo importante es tomar iniciativas organizadas para interpelar al Gobierno, sea central o autonómico y pedirle cuentas. Un grupo pequeño no va a tener éxito; un grupo numeroso es otra cosa.


Existe el derecho de petición. No tenemos por qué esperar que nuestros representantes en el Congreso actúen, nosotros podemos hacerlo. Podemos dirigir un escrito al Ministerio de Industria, al señor Sebastián, en concreto, para ponerle a caldo perejil, con el debido respeto y exigirle que explique por qué usó un helicóptero para ir a Ávila, incluso para exigirle que pague de su bolsillo estos gastos superfluos e impresentables; porque nuestros bolsillos no están dispuestos a sufragar sus alegrías.


Podemos interpelar al Presidente del Gobierno, al Ministro del Interior (mis respetos, señor Rubalcaba, espero que un día me envíe el book que me ha hecho, me haría mucha ilusión), exigiéndoles que impidan por todos los medios que el entorno de ETA se presente a las elecciones, o lo que nos pida el cuerpo en cada momento.
El derecho de petición está regulado por el artículo 29 de la Constitución Española y es un cauce oficial, reglamentado como un procedimiento administrativo en el que el órgano administrativo (si se dirige a uno de la Administración Pública) o el político tiene que tramitar y responder. 
No me digan que no les hace ilusión, por ejemplo, pedir cuentas sobre las subvenciones que reciben tantas asociaciones o entidades que no se sabe bien para qué sirven. No me digan que no les encantaría dirigirse a tantos políticos locales, autonómicos o nacionales que nos exprimen, para preguntarles qué están haciendo, qué medidas están tomando, cómo justifican su sueldo o contarles lo hartos que están de ellos.


Todo esto cabe en el derecho de petición y si se hace de forma organizada, la ciudadanía empezará a tener peso, nuestros políticos empezarán a sentirse controlados de cerca y tal vez empiecen a soñar con escritos de petición que no pueden ignorar y ese sea el principio de una época en la que la participación activa de los votantes en el día a día de la vida pública, ponga fin a la impunidad de los políticos que solo se acuerdan de los ciudadanos cuando necesitan que les votemos. 

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