30/6/10

Paletos, catetos y matones, al salón

Corren malos tiempos para la civilización. Si una conducta cívica consiste en acatar las normas jurídicas y de convivencia que han adoptado los ciudadanos, con todo el rigor y en toda ocasión, uno diría que vivimos en tiempos de paganos (que ahora se llaman paletos).


Abrir los ojos  y escuchar las noticias en una mañana como hoy, invita a cerrarlos y esconderse bajo la almohada, confiando en que pase el mundo sin enterarse de que estas allí. 


Primero un presidente cateto le da una firma en blanco a Cataluña para que los paletos que abundan como hongos tras la lluvia en su casta política, propongan el estatuto que les salga de ahí mismo, porque él lo va a respaldar, sin darse cuenta, porque para eso es un cateto, de que las cosas no funcionan así, que las leyes se hacen de otra manera, respondiendo a necesidades generales, no a afanes de una casta política y económica y siempre en el marco que establece la Constitución.


Luego viene el Constitucional, dice que no es constitucional y los paletos no pueden entender que las sentencias hay que acatarlas, sí o sí. Si no lo entienden que pidan asesoría sobre el método a tanta gente que se ha quedado sin casa debido a una crisis que en buena medida les debemos a esa caterva de chupones e irresponsables. Ellos les contarán, que saben. El espectáculo de un paleto luciendo en todo su esplendor sus infinitas carencias es una de las cosas más bochornosas que se pueden contemplar. 


Los Sindicatos van por la misma vereda. Han colapsado Madrid, para protestar por los recortes salariales que ha aprobado el Gobierno de la Nación; pero no paran el Metro de Madrid para protestar contra el Gobierno que causó el problema, lo resolvió de esta manera y lo llevó para su aprobación (lograda con la suma de los votos del PSOE, en exclusiva) al Congreso de los Diputados. 


La propia Constitución establece que en toda huelga han de existir unos servicios mínimos. Pero los Sindicatos, una vez más, van de matones y no respetan los servicios mínimos. 


Ocurre que además de matones son catetos como el Presidente, porque son incapaces de entender las cosas elementales y paletos porque ni saben ni quieren saber cómo funcionan las cosas en la civilización. Si hay unos servicios mínimos establecidos por la Ley es porque aunque ellos ignoren el detalle de las razones que impulsan u obligan a muchos ciudadanos a usar los servicios públicos son tan variadas y algunas tan acuciantes, que si paralizas los servicios puedes causar grandes tragedias.


Pero esas cosas están fuera del alcance de catetos, paletos y matones de toda calaña. Ellos sólo entienden de lo suyo y lo de acatar las leyes, la aplicación del principio de que el derecho de cada persona termina donde empiezan los derechos de otros, el respeto a la Ley y las Instituciones es algo que jamás podrán asimilar.


Uno se pregunta por qué hay que aguantar a toda esta casta. El Poder Judicial, tras lo declarado estos días por los políticos catalanes, tiene motivos para enjuiciarlos por un  delito de desacato a todos e inhabilitarles una partida de años para el desempeño de todo cargo público. 


La presencia de piquetes que impiden a los trabajadores ejercer su derecho al trabajo es un delito de coacciones que puede ser aplicado a los dirigentes sindicales; puesto que ellos han aprobado la presencia de piquetes, si no no estarían ahí, y el incumplimiento de los servicios mínimos, en manos de la Justicia, daría para un escarmiento ejemplar que hiciera que la gente empezara a pensar que hay que comportarse con civismo.


Pero no pasa nada. No hay ninguna reacción, todo se permite, todo se consiente, nada tiene consecuencias y por ese motivo, los ciudadanos vivimos en una permanente zozobra: manipulados, ninguneados, desasistidos y vapuleados. ¿Qué y cuánto tiene que pasar para que nosotros mismos pongamos en marcha una organización que nos proteja de catetos, paletos y matones, y no deje pasar ni una a quien no respete las normas?

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