11/6/10

Coge a Zapatero y corre

La polémica reunión entre el Presidente del Gobierno español y el Primer Ministro italiano tras la reunión del señor Rodríguez con el Papa es una de las comidillas de la jornada. Unos dicen que fue el español el que tomó esa iniciativa y otros aseguran que fue el italiano el que tomó la iniciativa.
Yo apuesto por esta última opción. A Berlusconi le encanta tomarle el pelo a nuestro Presidente. El protocolo, nunca vulnerado hasta ahora, impone que cuando un Presidente de Gobierno o Jefe de Estado visita al Papa, jamás se reúne con su homólogo italiano por una cuestión de respeto. El Papa es un Jefe de Estado, aunque sea un estado diminuto a la otra orilla del Tíber y es una muestra de respeto a la soberanía del Vaticano no aprovechar que el Tíber pasa por Roma para visitar al Presidente o Primer Ministro del Estado italiano. 
Es sabido que los de Asuntos Exteriores andan fatal en eso del protocolo y que nuestro Presidente fue a ver al Papa como defendió el Real Decreto pasado y el que viene en camino: porque no hay otra. El Presidente de turno de la Unión Europea es recibido por el Papa, al menos una vez, durante su mandato y como Presidente europeo no podía romper la tradición, como no podía, como Presidente de España, seguir diciendo que no era necesario hacer lo que está haciendo ahora. Sí o sí, esa era la cuestión.
Apuesto a que Berlusconi, que no aprecia más a Rodríguez de lo que Rodríguez le aprecia a él, vio en bandeja la ocasión de gastarle una broma pesada a nuestro Presidente (otra, tras la de Villa Certosa en pleno escándalo de 'velinas'), seguro de que ignoraba que no debía reunirse con él tras visitar al Papa y no la  desaprovechó.
Sus palabras irónicas lo demuestran: «Le despido como se despide a un santo; porque ha recibido la bendición del Papa y está en estado de gracia» afirmó ante los periodistas tras asegurar que le envidiaba porque la deuda española era la tercera parte que la italiana y otros elogios, que dada la situación eran auténticos sapos para el Presidente, antes de salir por pies y dejarle estupefacto ante los periodistas.
Tampoco hacía falta que Berlusconi interviniera para que España quedara a la altura del betún, ya se encargó Moratinos de hacerlo y no sabemos (pero no tengo ninguna duda) de que en la entrevista privada con el Papa habrá dicho el Presidente unas cuantas inconveniencias que el Papa habrá disculpado porque sabe que no es su voluntad ser impertinente, sino que es tan paleto que no tiene ni idea de qué cosas no se deben decir o de que manera se deben decirse, cuando uno se relaciona con determinadas autoridades. 
Aún así, vamos a tomarnos con humor este asunto; porque si no lo hacemos y lo juntamos con el homenaje a Pablo Iglesias y el mensaje que se transmitió de que aquí no pasaba nada, Rodríguez lo hace de maravilla, tiene todo el apoyo del partido y esto son cuatro días malos; pronto volverá a irnos de cine, podría ahogarnos en nuestras propias lágrimas. 
Así que lo tomaremos todo por la parte divertida, como una caricatura de personajes en una galería de monosabios y aquí paz y después gloria. 

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