Hoy anduve de cabeza con el tema de la detención de Ripoll; porque las noticias decían que se había presentado en su casa la policía con la Secretario del Jjuzgado número 3 de Orihuela, que instruye el sumario y habían entrado a hacer un registro en el que sólo se llevaron documentación.
Luego sale un comunicado del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana en el que se aclara que el Juez Instructor no ha ordenado ninguna pesquisa ni tenía citado a Ripoll. Que no sabía nada y se ha enterado por la prensa.
Atónita me quedo. Para entrar en una casa a practicar un registro, antes tiene que acordarlo el Juez mediante auto fundado dando la orden. Es un tema de derechos fundamentales, el hogar es inviolable y sólo puede entrar en él la policía con una orden judicial de entrada y registro, que se redacta tras el auto. Y dice Ripoll que le encontraron en pijama, que venía con ellos la Secretario del juzgado. Y dice el Juez Instructor que él no sabía nada de esto.
No es que sea una cándida criatura, he visto unas cuantas actuaciones de juzgado de guardia; pero esto es de locura. Y aún insiste el Juez Instructor en decir que él no sabe nada y añade que sí, que la policía tiene la facultad de detener aunque no lo mande un juez, que no es que hayan hecho algo que no puedan hacer.
¡Claro que pueden! ¡Cuando han pillado a alguien en flagrante delito o como consecuencia de las pesquisas que se están llevando a cabo en la investigación! Y siempre, siempre, se le informa del delito del que se le acusa y de sus derechos, como en las películas. Luego se le interroga y se le lleva al Juez.
Este asunto se incoa en el año 2007. El Juez dice que no había nada nuevo en la investigación. La policía no pilló al Ripoll en flagrante delito o intentando fugarse del país para evadir la Justicia. Estaba en su casa, en pijama. No sabía de qué le acusaban, al menos eso declaró y el Juez lo refuerza al decir que no había nada nuevo.
Ya estaba entrando en la línea roja que presagia el colapso mental intentando entender que en mi país, un país moderno, una democracia constitucional, pasen estas cosas cuando...
¡Gol de Pujol! Y la esperanza florece y la ciudad se llena de gritos de ¡Viva España! y se oye un rugido de felicidad que presagia el final del partido y la locura se apodera de las calles inundadas por el sonido de las bocinas de los coches y los gritos de alegría de la gente. Y de un modo misterioso, amaneció un día nuevo.
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