Hoy nos regala la prensa la información de que el señor Gore ha sido calificado como un «caniche enloquecido de sexo». La verdad es que me parece que las cuestiones íntimas no tienen ningún interés; pero sí lo tiene la figura del llamado «caniche» como adalid de la teoría del Cambio Climático. En otro periódico hablan de las inundaciones que se produjeron este año y vuelven a recordarnos lo del calentamiento global de Gore.
Hablemos de inundaciones y cambio climático. Les ofrezco unas crónicas. Forman parte del libro de Tirso de Avilés, Armas y Linajes de Asturias y Antigüedades del Principado de Asturias., en el que recoge una crónica de los sucesos más importantes que le tocó vivir en la ciudad de Oviedo. Faltan las crónicas entre los años 1534 y 1568; pero es muy valioso lo que cuenta. En aquella época no había emisiones, industria, nada de lo que se supone que está causando el clima en nuestra época. Pasen y vean, es espeluznante.
«En este mismo año (1521) apedreó en esta Ciudad y su Concejo, día de Nuestra Señora de Septiembre, e fizo mucho daño, en especial en esta Ciudad, que quebró muchas vidrieras en la Iglesia mayor, en que fizo daño de más de trescientos ducados. E perdióse mucha yerba que estaba en las casas cogidas, porque la caló el agua, que no hubo texado que no calase, a causa de la mucha tempestad como si fuera en la calle, e murieron muchas aves de los golpes de la piedra, en que murieron muchas garzas e azores e otras aves».
«En este dicho año de mil quinientos veinte y dos, víspera de Nuestra Señora de Septiembre, para amanecer su día fue grande diluvio toda esa noche. Entró el agua en las casas del Rosal, de la casa de la Mellorada, fasta la casa que fue de Juan de Oviedo, todo en río, fasta entrar en las arcas e andar nadando. Derrocó el muro dentre la casa de Diego de Peñamelera, asta casa de Gutiérre de Lliano. Entró el río por las huertas, é llevóse la viz é horaliza e cuanto halló delante de si, e derrocó el llevó mucha parte del muro y huerta de Pedro Álvarez de Bandujo a Santa clara, e fizo grande estrago, e llevó el río de Nora todos los molinos desde Colloto fasta abajo, sin dexar nada. E fizo daño en la puete de Lugónes de una parte, más fue poco y llevó la de Cayés, la de Brañes, por ambas partes, e la de Gallegos, e la de San Pedro de Nora y el Río de Llama-escura no quedó el molino desde Morense abajo hasta el Nalón (...). Sigue reseñando daños en distintos concejos, como Villaviciosa, Grado...
«En los años mil quinientos setenta y tres y setenta y cuatro, setenta y cinco y setenta y seis, hubo los mayores cuatro años de hambre que jamás en el Principado de Asturias se vio. Porque con un aire vendoval lluvioso que continuamente por el mes de Abril y Mayo y Junio en estos tres meses reinaba, mezclado con nubes y granizo y agua, los arroyaba y podrecía los frutos de la tierra (...)»
«Año de mil quinientos y ochenta, día señalado del Señor Santiago a los veinte y quatro de Julio del año, huvo en muchas partes de Asturias la maior tempestad y terremoto de piedra y granizo que jamás se vio en este Principado. (...) En el monasterio de Corias hubo tan grande inundación de aguas que se metió en el monasterio, especialmente en la iglesia, que fué forzado sacar el Santísimo Sacramento de la iglesia, pensando que se havía de hinchar hasta el techo toda la dicha iglesia de agua. Y yo vi por vista de ojos la señal de lo alto do llegó, que sería una gran pica en lo alto. En el Concejo de Nava y otras partes fue ansí mismo grande la tempestad que pasó que con el dicho granizo y piedras tan grandes, que desgajó cañas de ellos, de manera que casi en aquel año no hubo fruta ninguna en el teimpo que havía de producirla los dichos árboles, aunque después, por el mes de diciembre, adelante de dicho año, milagrosamente retornaron y produxeron su fruta muchos árboles dando cerezas y manzanas y otras frutas en muchas partes de este Principado, especial en el Concejo de Nava y en el de Infiesto, de que no fué poca maravilla haver dado frutos semejantes praeter natura temporis. (...)»
«Año de mil quinientos ochenta y seis víspera de San Matheo a los veinte y uno de Septiembre, para amanecer el dicho día, aunque no vino gran diluvio del Cielo, no se vieron en Asturias crecer tan breve y arrebatadamente todos los ríos y arroyos d este Principado, como hasta aquel día. En tan poco espacio de tiempo, por que en sola la víspera y amanecer encomenzaron a crecer los ríos y arroyos, tanto que parece que las cataratas de la tierra se abrieron todas. Y muchas personas, afirmaron haver visto manar agua en muchas partes de la tierra donde no la havía y salir arroyos de todas las riveras; tanto, que muchas personas, que los tomó cerca de ellas, no pudieron salirse de la tierra. TAnto fueron velozes las venidas y crecimientos de los ríos que les fue forzado con gran prisa subirse en los árboles, donde estuvieron dos días y medio sin comer, (...) En el río de Llena fue tan desapoderado que derrocó muchas casas en la Pola de LLena, con la puente del río que está pegado a la dicha Pola y la puerta del ARco y muralla y un quarto delantero de la Casa de Sebastián Bernaldo, que a la sazón es el Señor de la Casa de Quirós, (...)
En el concejo de Langreo fueron grandes los daños que se hicieron también en todas las vegas». Sigue relatando los daños de todos los ríos.
Creo que un poco de lectura viene muy bien para obtener información fidedigna que nos permite examinar con ojos más críticos las famosas teorías del Cambio Climático del señor Gore que están detrayendo fondos muy necesarios para otros asuntos y engordando cuentas ya suculentas a costa de la credulidad de unos y la pillería de otros.
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