¡Claro que no! Los cauces habituales del partido son el compadreo entre las camarillas para designar un candidato que les interese a ellos a título personal, no el que interese a los que van a ser gobernados por él, si gana las elecciones.
Aún recuerdo mis cabreos cuando el SOMA vetaba la designación de Tini tras demostrar que era un excelente gestor como alcalde de Gijón. Por desgracia, no revalidó laureles como Presidente del Principado; se ve que en este puesto alcanzó el llamado «nivel de incompetencia».
En otras circunstancias preferiría otro candidato para Asturias; no me gustan las formas del señor Álvarez-Cascos; pero no hay otras circunstancias. No es sólo la crisis actual. Asturias no se había recuperado aún de la anterior, gracias a la incompetencia de nuestros políticos que siguen las consignas de partido y ceden donde no deberían ceder, dejan que vayan a otro sitio las inversiones que necesitamos aquí. Estamos hartos de políticos juncales que siempre se inclinan ante el poder. Estamos hartos de sumisiones y desesperos ante la pasividad de los que nos gobiernan, con su corralito bien repartido, sin que les importe nada que los trenes vayan pasando y nos quedemos siempre en el furgón de cola.
No hablemos de los políticos del PP para Asturias. Da tanto pavor pensar en el mejor de ellos instalado en la Presidencia como en el otro lado.
Cascos es un hombre trabajador que ha demostrado honradez y eficacia en su papel de ministro. Necesitamos un «bocanegra» que ponga orden en el interior y acabe con el «corralito» que se han montado, que arme la de San Quintín en Madrid cuando haga falta, que luche a brazo partido por terminar las infraestructuras que necesitamos para poner fin a la incomunicación secular de Asturias; que adopte las medidas necesarias para recuperar el tejido industrial. Que trabaje, en suma.
Puede que no sea la persona a la que yo invitaría a cenar en mi casa; pero da el perfil que necesitamos para sacarnos adelante y eso es lo que importa.
Así que me encanta que haya un movimiento para intentar imponer el candidato que necesitamos sobre los miserables intereses de los politiquillos del partido en Asturias. ¡Ojalá ocurriera lo mismo en otras formaciones y dispusiéramos cuando llegue la hora de votar de candidatos sólidos de todos los colores, capaces de sacarnos adelante!
Por mucho que digan que son los miembros de la «camarilla de Cascos» quienes mueven el cotarro, me temo que no es del todo cierto. Yo no soy miembro de esa camarilla, ni siquiera del partido; pero estoy con ellos de todo corazón y apoyaría la iniciativa; porque creo que es la persona que necesitamos en este momento.
Creo que es hora de que los ciudadanos empecemos a organizarnos para sacar de las camarillas de los partidos la designación del candidato y tomemos a nuestro cargo elegir a los que deben competir por el puesto. Nos jugamos demasiado para consentir que algo tan importante quede en manos de gente a la que los ciudadanos les importan un rábano y sólo pelean por sus intereses.
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