Fotografía de Nick Morrish
Hoy era un día muy importante para este país. El Consejo de Ministros había aprobado un paquete de medidas de ajuste, algunas de ellas muy sensibles, que sin duda iban a abrir un gran debate en el país y tal vez, algunas movilizaciones sindicales.
Junto a estas medidas, se aprueba una modificación del sistema de cómputo de las horas máximas trabajadas por los controladores, que mantiene el número de horas, pero varía la fórmula para contabilizarla, con lo que, cuando un controlador quede de baja por enfermedad, maternidad-paternidad, muerte de parientes cercanos, tiene que 'devolver' el tiempo no trabajado, a diferencia de cualquier otro trabajador.
Con independencia de que no parece que esa medida tenga nada que ver con el objeto del Decreto; puesto que el sueldo de los controladores afectará o no a la cuenta de resultados de AENA, no a los Presupuestos del Estado, al menos directamente, que estábamos en el inicio de un puente, que llevan un año en negociaciones y se supone que las posturas estaban claras para todos, con lo que ambas partes tenían claro lo que podía pasar, el resultado es que la noticia de la aprobación de esa fórmula para el cómputo de máximos para los controladores, hizo estallar el polvorín.
No voy a entrar en los abusos de los controladores; porque creo que éste ha sido su canto del cisne y se han caído con todo el equipo.
Lo importante, es que, desde las ocho de la tarde hasta las dos de la mañana, España ha vivido pendiente de la huelga. No se ha hablado de las medidas y hemos vivido como el 23 F; pendientes de la información sobre lo que estaba pasando, esperando que saliera Rubalcaba a contarnos que mañana se reúne el Consejo de Ministros para declarar el estado de emergencia nacional. ¡Manda narices que España entre en estado de emergencia porque la gente no ha podido marcharse de vacaciones! Es lo que hay.
Ahora queda claro por qué no fue nuestro presidente a la Cumbre Hispanoamericana. Todo estaba previsto y quería estar aquí no se sabe muy bien para qué, salvo para declarar mañana el estado de emergencia nacional; porque hoy no ha estado ni se le ha esperado.
La sensacional representación de hoy, traerá una cola, por lo menos, de tres o cuatro días. Cuando queramos retomar el debate sobre las medidas aprobadas hoy, estará desactivado y será muy difícil que alcance el tono que debió tener.
No cabe duda de que, del total de pasajeros atrapados en Barajas, habrá un porcentaje que no se debe desdeñar, de personas que han sufrido un contratiempo más serio que la pérdida de unos días de descanso; que las pérdidas del cierre del espacio aéreo son muy serias; pero lo que ha presentado el Gobierno y los medios, fue la visión de esa pobre gente que no ha podido ir a esquiar.
La frivolidad y la irresponsabilidad están alcanzando niveles sorprendentes. Y al final, viene a contarnos el Todopoderoso que no tienen la situación controlada. Pues vale. Al menos, el 23F, a estas horas, la cosa ya estaba clara.
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