8/12/10

Fracaso escolar


Ésta es la tabla que muestra los resultados del informe PISA. La verdad es que tenemos que preocuparnos y mucho. No tanto por los resultados, en sí, sino porque la mejor idea que tienen los políticos para que los niños tengan mejores notas es dotar las aulas de ordenadores. Eso es muy moderno y suena muy bien; pero no es el camino.

El primer requisito para que un niño tenga buenos resultados es que llegue a la escolarización con una base cultural, con un vocabulario lo más amplio posible. Ese es el trabajo del preescolar. Dado que hay niños que proceden de familias con un bajo nivel cultural, que no pueden proporcionarles el vocabulario ni la cultura necesaria, en preescolar se debe trabajar con ellos en ese terreno: hablándoles, no con un lenguaje devaluado que puedan entender, sino proporcionándoles palabras nuevas, poniendo a su alance esa base cultural que les acerque a niños que proceden de familias más instruidas, para que lleguen a la escolarización en igualdad de condiciones.

Luego, cuando se les escolariza, no cabe duda de que lo óptimo es que dispongan de pedagogos expertos que sepan cómo enseñarles atrayendo su interés; pero eso no es tan sencillo. Cada persona, cada niño, por lo tanto, es un mundo y a lo que a unos les fascina, a otros les espanta. El aprendizaje es esfuerzo, sacrificio y disciplina. 

Muchos padres protestaron (yo la primera), cuando los niños, tras todo un día en el colegio y de vuelta de las clases complementarias, tenían que ponerse a hacer deberes.

Observen los resultados de Shangai. ¿Llamativos? Les cuento: un niño escolarizado en esa ciudad de 18 millones de habitantes, entra en clase a las ocho de la mañana, sale a las cinco de la tarde, va a clases complementarias de música, baile, idiomas, deportes... Llega a casa y tiene muchos deberes pendientes y sólo tiene ocho semanas de vacaciones al año. 

Hemos convertido a las generaciones que se incorporan al trabajo en la actualidad en condenados al paro; precisamente porque quisimos que todo fuera muy fácil y les hemos privado de lo esencial: aprender a esforzarse, sacrificarse, disciplinarse y sufrir. No es agradable ver a tu hijo llegar agotado y ver que le esperan dos, tres, cuatro horas de trabajo haciendo deberes; pero es el único camino.

El problema no se soluciona con ordenadores que faciliten el aprendizaje. Eso es dar facilidades y seguir alimentando el monstruo del fracaso escolar.


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