7/12/10

Nuestro gozo en un pozo

Jiménez en la Comisión de Exteriores del Congreso. /EFE

Tinidad Jiménez en la Comisión de Exteriores del Congreso (EFE)

Poco dura la dicha en la casa del pobre, dice el refrán. Es muy duro, muy duro; pero la realidad es así, despiadada, descarnada, a veces tan absurda que te obliga a decidir entre reírte o llorar. 

Todos estábamos encantados. Llevábamos seis años esperando que el Gobierno actuara con firmeza y al verle estos días vapulear por tierra, mar y aire a los controladores, concebimos la ilusión de que iba a seguir la racha, que se había acabado la tontería y, tal como dijo el misnistro de todas las cosas, quien le echara un pulso al Estado se encontraría con la horma de su zapato.

Marruecos había anunciado para el sábado pasado una marcha sobre Ceuta y Melilla; pero la aplazó. Puede ser que con el pifostio que se montó en el país con los controladores, los cerebros de la cosa decidieran que tenían nulas posibilidades de que la prensa española le dedicara una mínima atención al asunto y decidieron esperar a que escampara para tener la oportunidad de ofrecer la noticia del día a la prensa, desatar un debate y hacer ruido, que es de lo que se trata.

Al ver que nuestro superministro se ponía tan torero con los controladores, pensé para mí: «Marchad sobre Ceuta y Melilla, marchad. Si super Rubalcaba manda el ejército del aire a bajarles los humos a los controladores, a vosotros os manda la legión, con cabra y todo, escoltada por una buena manada de machos cabríos que embistan a todo lo que se mueva y os vais a enterar de lo que vale un peine».

Hoy, ante el anuncio de Marruecos de que se hará el sábado que viene la marcha sobre nuestras ciudades, Ministrini manda un comunicado muy tranquilizador a la población: Va a observar con mucha atención y en contacto permanente con las autoridades marroquíes la marcha sobre Ceuta y Melilla. ¡Menos mal que lo hará con atención!

Aún nos queda una esperanza. Seguro que es que Rubalcaba está muy ocupado y no tuvo tiempo de estudiar este asunto. Ministrini es tan buena persona, tan dulce y apaciguadora que no tiene el nervio necesario para ocuparse con firmeza de estos asuntos; pero en cuanto se ponga a ello Rubalcaba, volveremos a tener una prueba incontestable de que con el Gobierno no se juega. Ya pueden ponerse a temblar los marroquíes. 


Si por una huelga sacó al ejército a la calle, digo yo, insisto, que ante un atentado a la soberanía nacional declarará la guerra a Marruecos. Es lo mínimo, dada la dinámica que llevamos. Seguro que nuestro todopoderoso vicepresidente no será menos firme con Marruecos que con los malditos controladores. ¡Seguro!

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