El secretario de Estado de Energía Pedro Marín (Efe)
Cuando el PP llegó al poder, uno de sus objetivos fue mejorar la competitividad de las empresas españolas. La energía eléctrica era un factor clave y cambió el modelo de la etapa anterior.
El mercado de la Energía es un mercado regulado. Los precios los fija el Gobierno y las empresas tienen que hacer lo posible para ajustar los costes al precio de venta. El modelo implantado por el PP reveló pronto que estaba conduciendo al sector eléctrico al abismo y en un intento de conjugar el precio que al Estado le convenía que pagaran los consumidores, con el precio real de la energía puesta en el mercado, ideó el llamado déficit de tarifa.
Cada fin de ejercicio, el Gobierno calculaba los costes de producción; pero no era fácil; porque en esa época existía una gran variabilidad de los precios de las materias primas, en especial de los derivados del petróleo y era muy difícil saber a finales de año qué precios iban a regir en el ejercicio siguiente. De este modo, si un año se producía un déficit entre los costes de producción y el precio en el mercado, se fijaba un precio un poco más alto para el siguiente ejercicio, confiando que te fuera más favorable en cuanto a costes de producción y enjugara un poco las pérdidas del anterior.
Usando esas herramienta, en el año 2004 el déficit de tarifa, o sea, lo que se les debía a las empresas por la diferencia entre lo que había costado producir la energía y lo que habían percibido por ella alcanzaba los 3.000 millones de euros.
El nuevo gobierno viene con aires de renovación. Hay dinero de sobra para hacer experimentos y se lanzan a potenciar las renovables, ofreciendo primas que encarecen el precio de la energía de modo espectacular.
Las compañías eléctricas se lanzan a construir molinos; porque la prima que se les ofrece por producir energía eólica es suculenta y sostenible. Ni se les ocurre entrar en la fotovoltaica; porque saben que es imposible que se mantenga la prima exorbitante que ofrecen, al menos el tiempo necesario para recuperar la inversión. Son empresas ajenas al sector las que se lanzan a esa aventura.
Con o sin crisis, era imposible sostener esa aventura quijotesca. La crisis quemó en muy poco tiempo los recursos disponibles para el Estado y hubo que tomar medidas, la primera, reducir las primas.
Tienen razón los fotovoltaicos cuando se quejan. Han hecho una apuesta, respondiendo a una oferta del gobierno que les permitía amortizar la ingente inversión que exigen las plantas solares, con la promesa de que ese esfuerzo tendría la recompensa de unos precios por la energía producida que se mantendrían a lo largo de décadas y de repente, se cambian las reglas de juego y ven en riesgo grave amortizar la inversión, incluso sobrevivir a largo plazo.
Aún así, no es menos cierto que debieron ser más avispados, fijarse en que los productores de toda la vida, los que conocen el negocio, no entraron a ese capote tan suculento en apariencia. Buenas razones debían tener para renunciar a la bicoca de percibir precios tan altos. Era fácil deducir que desconfiaban de la viabilidad de esa inversión a medio y largo plazo y por eso se abstuvieron. Si las empresas fotovoltaicas creyeron ser más listas que ellos, en el pecado llevan la penitencia.
Lo triste, es que el pecado se va a repartir a escote; porque esa aventura ha hecho que el déficit de tarifa creciera de forma progresiva, año a año. En el año 2009 fue de 6000 millones de euros. Se han acumulado 17.000 millones y si no se toman medidas urgentes y drásticas, el sistema colapsará; porque ninguna empresa puede sobrevivir vendiendo su producción por debajo del coste año tras año.
No deja de ser sangrante que uno de los cocineros de ese desastre, el secretario de Medio Ambiente, diga que la subida está muy bien porque así los españoles sabremos lo que cuesta en realidad la electricidad y que el PP inventó el sistema de subirles todos los años la factura a los españoles sin que se enteraran, con el invento del 'déficit tarifario' (sic).
Duro es que te suban la luz; pero más duro que, encima, te traten como un idiota. Lo que hacía el PP era procurar, por un lado, que los españoles pagáramos lo menos posible y por otro, que los 'precios políticos' que imponía a los productores de energía eléctrica no generaran una deuda con el sector de tal calibre que obligara a elevar los precios en detrimento de la competitividad de nuestros productos.
Si hoy nos suben la luz, es porque nuestro gobierno se metió en un proyecto ecologista suicida, generó costes astronómicos de producción que no se cubrían con la factura de la luz y siguió caminando hacia el abismo hasta que la dura realidad de la deuda y las arcas vacías, sin visos de recuperación en varios años, les obligó a dar marcha atrás en sus planes de molinos, paneles solares, bombillas de bajo consumo y zarandajas varias y ahora, hace lo único que le queda: subirnos el recibo de la luz, para que nosotros paguemos los molinos y los huertos solares.
6 comentarios:
Claro y conciso.
Muchas gracias por la explicación dª Carmen.
Muchas gracias por su visita, Nikita.
Explicación muy clara, Dª Carmen
Gracias, don Gulliver. Un placer su visita.
Aparte de leer "La subida de la luz", he estado echando un viztazo por su magnífico blog, Doña Carmen.
Me he emocionado con "Feliz Navidad, señora", y me ha explicado mejor que nadie de qué van las hazañas de ese pobre psicopata de Wikileaks.
Un saludo
A mí me ha emocionado recibir tantas visitas en el día de hoy. Le agradezco mucho que haya dedicado parte de su tiempo a leerme. Un saludo.
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