José Luis Rodríguez Zapatero (ABC)
La agencia EFE nos traslada la noticia, recogida en ABC, de que los diarios alemanes Handelsblatt, Frankfurten Allgemeinen Zeitung, Die Welt y Süddeutche Zeitung han hecho una entrevista conjunta a nuestro bienamado presidente y nos ofrece extractos tan delirantes como cabe esperar de un personaje que, sin duda, es siempre predecible en este terreno.
No tarda en resultar divertido:
«Queremos que Alemania no sólo juegue en la defensa, sino también en el puesto de atacante central».
¿Qué quiere decir nuestro presidente? ¿Está dictándole a Alemania la política que debe seguir? ¿Qué significa que asuma también la línea de atacante central? ¿Actuar como 'delantero centro' y rematar los balones que lleguen al área? Yo diría que eso lo ha estado haciendo y muy bien, además. Luego tiene que ser otra cosa.
El problema con nuestro bienamado es que la tarea de analizar sus palabras es una pérdida de tiempo y energía considerable. Seguramente no sabe lo que dice ni él en muchas ocasiones. Los extractos de sus declaraciones son un peloteo descarado a Alemania y Francia, los más mejores del mundo mundial y supongo que la apertura es una forma de mostrarse cercano y campechano ante los lectores alemanes, que al final son los que están financiando con sus impuestos la política demencial de este país.
Se muestra tan optimista como siempre: las reformas adoptadas harán que España empiece a crear empleo este año y sea competitiva en poco tiempo. Alemania debe hacer concesiones en la integración económica, la armonización de la política tributaria y laboral y la edad de jubilación.
Los alemanes se preguntarán por qué debe hacer eso Alemania. Ellos adoptaron unas medidas que les han venido muy bien para afrontar la crisis con éxito, no destruir empleo, recuperarse con rapidez y crecer de inmediato de tal modo que hoy, dos años después de la crisis, han crecido tanto que necesitan 800.000 trabajadores de alta cualificación para disponer de los recursos humanos que necesitan. La verdad es que muchos españoles también nos lo preguntamos.
Entre tanto, el señor Rodríguez, como presidente del Gobierno de España ha pasado seis años dilapidando recursos, debilitando al país con una política y una actuación legislativa que creó una enorme inseguridad jurídica (el peor veneno que se le puede aplicar a la producción y la economía del país), vulneró la esencia de la democracia intentando anular al principal partido de la oposición, incurrió en todos los errores, hizo todo lo que nunca debe hacer un gobernante responsable y no hizo nada de lo que debe hacer quien ocupa ese puesto.
Mantuvo una conducta de pródigo, regalando dinero a espuertas, como si los recursos fueran ilimitados. Vendió el 30 % de las reservas de oro cuando estaba en su precio más bajo, no sabemos por qué motivo; pero cabe imaginar que era necesario obtener liquidez para seguir derrochando, comprando voluntades, engrasando la masa de clientelismo que forma parte de su prioridad personal, para perpetuarse en el poder a través del voto cautivo.
Negó la crisis, no tomó ninguna medida para capearla, que era lo mínimo y siguió caminando hacia el abismo con paso alegre hasta que se convirtió en un grave peligro, no sólo para los españoles, sino para la supervivencia de Europa y obligó a la UE a intervenir para reconducir su postura, obligarlo a tomar las medidas que debió abordar desde el primer síntoma de crisis, para evitar el desastre de todos.
Hoy ya no gobierna él. Es la UE, en especial Alemania y Francia quienes le dictan las medidas que ha de adoptar y, aún así, lo hace mal, no las articula, no pacta con la oposición, se niega en redondo a adoptar cualquier propuesta que provenga de otro partido. El PP presentó en el pasado ejercicio setenta propuestas, la mayoría económicas. Había hecho lo mismo en los años anteriores, sin que el líder elegido por los dioses laicos tuviera a bien aceptar alguna.
Y ahora quiere que le pongan las cosas fáciles, que sean más considerados y no le obliguen a trabajar tanto. Ha encontrado una buena solución: poner a trabajar a Rubalcaba en su lugar para que cargue con el grueso de la tarea de gobernar; pero aún así, él tiene que ocuparse de algunas cosas y eso es un fastidio.
La verdad es que hay que ver cómo son estos europeos, no me digan que no. Con lo feliz que estaba él con su alianza de civilizaciones y su cruzada para ganar la Guerra Civil y van estos setas y le obligan a ocuparse de vulgaridades como la economía, el mercado, el empleo...
¿No se darán cuenta de que es una crueldad? Él no cree en la economía, odia a los mercados: entes diabólicos que sólo se ocupan de intereses materiales y lo del empleo es el colmo. Él, que no ha dado un palo al agua en su vida, que ha hecho un arte de vivir del cuento, que es tan compasivo y ama tanto a sus semejantes, no debe ni puede tratar una cosa así. Es un castigo el trabajo, el esfuerzo una crueldad y su papel es buscar un camino para liberarnos a todos de esa lacra bíblica y que nadie tenga que levantarse por la mañana para ir a construir una casa o encerrarse en una oficina, sobre todo en días en los que el sol invita a disfrutar al aire libre.
Son muy crueles, sin ninguna duda. Deberían agradecerle que hable tan bien de ellos y les ponga como ejemplos a seguir. Lo mínimo que pueden hacer es no darle problemas y dejar que siga disfrutando de esa vida sencilla y confortable en la Moncloa hasta terminar su tarea de redención y que no sean 4.700.000, sino 47.000.000 los que se vean libres de cargas laborales. De momento, ya ha conseguido que la mitad de los jóvenes no tengan ninguna posibilidad de verse obligados a abrazar esa cruz. Basta que le dejen en paz un par de años más y logrará su objetivo. ¿Por qué quitarle esa ilusión a la pobre criatura?
Loados sean Odín, Thor, los panteones griego y romano, Dios y cuantas fuerzas de la naturaleza se aliaron para forjar una cultura a través de milenios que dio lugar al nacimiento de estados formados por personas luchadoras, sacrificadas, sensatas y responsables. Nosotros, la mayoría de los españoles formamos parte de esa cultura y no nos merecemos el azote de esta plaga llamada José Luis Rodríguez Zapatero. Que todos ellos sigan velando por nosotros a través de sus emisarios: Merkel, Sarkozy, Obama, incluso Hu Jintao.
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