15/3/11

Arúspides, augures y expertos de toda ralea




Incendio en la Refinería de Sendai (Japón)



Hace tan solo una semana, todo giraba en torno a las revueltas del norte de África y el cercano oriente. Los analistas políticos y económicos lanzaban sesudos artículos en los que, tras interpretar como curtidos augures los signos, vaticinaban que en cuanto llegara a ciento cincuenta (150) dólares el barril de petróleo, la economía occidental se hundiría. El oro negro era el rey de la escena. 

Por desgracia, los arúspices fueron cegados por los dioses etruscos, tal vez. No vieron ni contemplaron que cuando el futuro deviene presente, han aparecido una serie de variables que nadie pudo prever que cambiaron todo el panorama.

Mientras la prensa reduce a la central de Fukushima Daiichi la gran catástrofe que ha asolado la costa nororiental de Japón, Gadafi masacra libios con absoluta impunidad, mientras nosotros discutimos sobre la peligrosidad de las centrales nucleares. 

Y en esto, a traición, salta el oro negro a escena. La prensa económica nos cuenta que hoy el barril de Brent cotizó un -3,76% más bajo que ayer, quedando el precio en 109,40 $. Ayer el precio del barril de Brent costóo 113,67$ y a principios de mes, cuando todo el mundo intentaba llevarse la palma del augurio más certero, estaba a 116. El barril West Texas, de referencia en USA, bajó un 3,07 %, situando el precio en 98,08 $. La gasolina ha caído un 4,5% en Nueva York.

Investigando, resulta que el terremoto y maremoto que afectaron a Japón, compensaron la situación debido al descenso de la demanda de combustible de ese país. Noticia sorprendente: Japón tiene una producción diaria en sus refinerías de 4,52 millones de barriles diarios; pero los ha recortado a 1,3 millones, debido al cierre de las refinerías de Sendai y Kashima. ¿De 4,52 a 1,3 millones?

Vas a san Google, tecleas y descubres que la catástrofe de Fukushima es un problema menor frente a lo que supone el incendio de las refinerías de petróleo; pero de eso no se habla. 

Uno se pregunta quién elige las noticias, por qué se seleccionan unas y otras no. Hay puertos arrasados, más refinerías en graves problemas, cerradas, como la de Neigishi. ¿Merecen menos atención informativa los que afrontan la lucha con las llamas que los que pelean con los reactores?

No tengo respuesta. Solo pido que los que están viviendo ese terrible drama salgan vivos y sanos de él y que no tarde en asomar una luz radiante sobre el País del Sol Naciente, se acaben las penas y todo quede olvidado. Es un pueblo admirable que merece que su pesadilla termine más pronto que tarde. 

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