Fotografía de Santos Cirilo. ('El País')
En el día de hoy, la Guardia Civil ha desarticulado un comando legal de ETA, integrado por Lorena López Díez, Íñigo Zapiraín Romano, Beatriz Echeverría Caballero y Daniel Pastor Alonso.
El comando guardaba, tanto en sus casas como en un almacén situado en un bajo de Galdácano abundante material: explosivos, tubos de PVC para preparar lanzagranadas caseros, armas, detonadores, cordón detonante y otros productos destinados a fabricar bombas para los atentados.
La inspección del arsenal muestra que este comando lleva operando muchos años; puesto que hay material anticuado y de última generación. Todo en perfecto estado de revista. La Guardia Civil maneja la hipótesis de que este grupo fue el que atentó contra Eduardo Puelles y ejecutó otros atentados que no habían podido esclarecer hasta este momento en Burgos y Cantabria, donde fue asesinado Luis Conde, militar, en Santoña.
Rodolfo Ares e Íñigo Urkullu, Consejero de Interior del Gobierno Vasco y presidente del PNV, respectivamente, han interpelado a la formación pidiéndole que se sumara a la felicitación por este nuevo golpe a la estructura de ETA sin éxito.
Han callado como muertos. Era una ocasión de oro para refrendar su declaración institucional de «contribuir a la paz y la reconciliación», sumándose a las declaraciones de otros partidos que expresaban su satisfacción por el éxito de la operación
Las criaturas bien pensantes de este país podrían sentir que, ante esa actitud, queda descartada la posibilidad de que una formación vinculada a ETA llegue a los comicios, que se han ahorcado con su propia soga, que no han sido capaces de desmarcarse de ETA y eso es el fin de sus pretensiones.
Sería un error tan grande, como considerar que las palabras del Ministro del Interior, proclamando la lucha sin cuartel contra ETA, materializada en esta acción, respondan a una actitud definida contra el terrorismo en nuestro gobierno.
La realidad es que todos hacen su papel. El súper ministro dice lo que tiene que decir y Sortu hace lo que tiene que hacer. No se constituyó para estar en las elecciones, sino para actuar como «liebre» centrando la atención de todos los españoles en una formación que enconará las iras antes de ser rechazada para alegría final de todos, mientras, entre bambalinas, se prepara otra operación que pasará desapercibida y ella sí, concurrirá a las elecciones.
El Ministro del Interior lo sabe, los que hemos venido siguiendo muy de cerca las estrategias etarras también los sabemos. Lo único que nos queda es la fe en la Guardia Civil. De todos los Cuerpos de Seguridad de este país, es el único que mantiene una profesionalidad y una eficacia que gana por cuerpos al resto. Por eso intentó desactivar el Cuerpo el Gobierno en la pasada legislatura. No lo consiguió y en ésta está resultando muy útil para destrozar el entramado terrorista y ayudar al Gobierno a poner a ETA contra las cuerdas, de tal modo que pueda presentar, como pretendió siempre, el gran logro de haber acabado con la banda.
Lo que sabe la Guardia Civil y sabemos muchos españoles es que nos mentirán una vez más. ETA no desaparecerá. Mientras los dinosaurios de la banda fingen una rendición que les proporcione un retiro dorado, reintegrados en la sociedad, libres para vivir en sus pueblos, ya pactado, los jóvenes se reorganizarán y reeditarán el episodio del pasado en el que ETA político-militar entregó las armas y fue relevada por una formación aún más sanguinaria: ETA militar. Pese a todo, lo dicho: ¡Viva la Guardia Civil!
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