En junio de 2010, las lluvias caídas en Asturias provocaron la inundación el Bao, una aldea del concejo de Navia.
La causa fue que la obra de la N-634 (una muestra de la demencia de nuestros gobernantes que la remodelaron hace veinte años, ampliándola; sin resolver el problema de la densidad del tráfico dotándola de infraestructuras de autovía y que hubo que rehacer en esta línea al cabo de pocos años ampliando los viaductos o construyendo otros nuevos en una obra faraónica que aún está inconclusa), en su paso sobre el río Barayo, se optó por la solución de tubos, en lugar de construir un puente sobre él.
Las fuertes lluvias de junio conllevaron una riada que arrastró arbustos, ramas de árboles y desechos diversos de las márgenes del Barayo. Los tubos fueron de todo punto insuficientes, amen de contraproducentes, se atascaron, anegaron el Bao y no hubo otra solución que volar la carretera en ese punto para que desaguara el río.
En la actualidad no se ha arreglado la carretera. Lo lógico hubiera sido construir un puente (es una garganta muy pequeña) y rehacer la calzada; pero de momento, los planes son dejarla como está y construir un nuevo trazado. No sabemos cuándo abandonaremos el tramo infernal del desvío por la carretera más vieja.
Datos comparativos entre lo que se puede hacer ante un desastre natural con una carretera: Las imágenes de abajo (de la agencia AP) muestran cómo quedó una carretera en Japón tras el terremoto, en la superior y en la inferior su aspecto seis días más tarde.
2 comentarios:
No nos hagamos ilusiones, Carmen.
Después de 23 años de Autovía del Cantábrico tenemos tramos sin construir nunca y tramos ya constuidos (mal) y que seguirán sin arreglo. Un desastre.
Deberíamos invocar a la antigua Roma para que construyera calzadas que duren tanto como las que quedan por Asturias y muchos lugares más, después de 2000 años.
Un saludo.
Es otra opción al desastre de ingenieros de obras públicas que tenemos. ¿Será que adjudican al tonto, siempre, los proyectos de Asturias? Un saludo, Jano.
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