©Beatriz James
Al principio fue el 'talante'. El término se desgastó de tanto usarlo y necesitaba repuesto. Las mentes pensantes trasversales pusieron en marcha una o dos neuronas, bueno ¡bah! que sean tres, y comprendieron que el problema estaba en que no habían tirado del diccionario de sinónimos y antónimos y por eso se había consumido en tan poco tiempo una palabra tan bonita, con tanto poder de comunicación, tan polisémica. El talante valía para todo; pero ya no funcionaba y pensando pensando, el grupo de sabios encontró otra que suena muy bien, muy seria, muy acorde con las circunstancias: Responsabilidad.
La entrevista publicada ayer por 'El País' nos suministró grandes dosis del nuevo mantra. Todos los actos y decisiones de nuestro ínclito hombre ubérrimo, genio de las finanzas, mago de la cohesión social, hechicero de la concreción de grandes ideas, están, estuvieron, estarán y así será hasta el fin de los tiempos, dictadas por la responsabilidad.
La experiencia, sin embargo, ha servido de algo. Para que no pierda el poder taumatúrgico, hay que moderar su uso y adoptar el uso de términos sinónimos o cercanos a su espíritu y se construye una corte esplendorosa de palabras que acompañen a la gran diva del mensaje.
Zapatero ha intentado calmar los vientos huracanados en su partido, que no ha sido capaz de entender su gran visión de estadista al alinearse con Marruecos ante los saharauis y ha pedido responsabilidad y prudencia. ¡Ah! ¡Prudencia! ¡Hermosa palabra de sonoridad contundente, ecos confortantes, conjuradora de emociones profundas! Prudente es la madre en su cruzada diaria por asegurar el bienestar de sus hijos. Prudente es el padre que evita riesgos. Prudente es el cálido consejo del abuelo al nieto que encara la vida con todo su vigor juvenil al viento. ¡Pobre presidente! Él no tuvo ocasión de disfrutar de esa mano anciana y cálida, de esa voz llena de experiencia que orientara sus ardores juveniles. Se lo mataron...
Trinidad Jiménez pasea otra palabra mágica por Europa, en plena cruzada por convencer a los eurodiputados de que no voten una resolución condenatoria para Marruecos en el conflicto del Sáhara. Nuestra 'Mensajera de la Rutilante Sonrisa' reclamó a la hermana de la prudencia: la sensatez. «Sean sensatos» suplica. «No vayan a molestar al amigo marroquí censurando unos hechos que aún no se conocen bien. Después de todo, si un país entra en un territorio que no forma parte de sus fronteras, ataca un campamento de refugiados, mata a unos pocos, detiene a un número indeterminado, quema tiendas, arrasa la inviolabilidad del domicilio registrando el Aaiun casa por casa, seguro que tenía razones tan poderosas que es nuestro deber no hacer nada hasta que nos dé una explicación satisfactoria». Sensatez.
Para Rubalcaba hay otra palabra mágica: dignidad. Nos quiere asegurar una muerte digna, como si hubiera alguna muerte que no lo fuera y nos amenaza con otro 'gatillazo' como la 'Ley del Matrimonio Homosexual' que fue una oportunidad de oro para regular una cantidad muy considerable de casos en los que conviven dos personas toda una vida por multitud de circunstancias, generan en esa convivencia un patrimonio ganancial y se enfrentan a graves problemas cuando uno muere y los herederos legítimos reclaman la herencia.
Apruebo que se haga una ley de cuidados paliativos; pero para que sea una ley digna, es decir, adecuada, suficiente, que resuelva los problemas reales a los que se enfrentan los médicos que han de aplicar esos cuidados, fije los límites entre paliar el sufrimiento de un enfermo terminal deshauciado para que llegue a la muerte sin padecimientos innecesarios y prácticas de pura eutanasia activa (como las tristemente famosas del doctor Montes, de las que debemos protegernos; porque no tiene gracia ingresar con una úlcera sangrante que se resuelve en unos días y que en lugar de curarte, como eres viejo y seguro que estorbas en opinión del médico, te mete una mezcla letal vía intravenosa y te manda al otro barrio) y no cree más problemas de los que resuelve, ha de reunir unos requisitos que ninguna de las leyes promulgadas en la 'Era del Amigo del Viento-amo-de-la-tierra' ha respetado y sólo han servido para generar más problemas, más confusión, más rompederos de cabeza.
En fin, que hoy se nos ha suministrado una dosis de palabras hermosísimas. Veremos lo que nos depara mañana. Espero ansiosa las noticias; porque estoy segura de que el cortejo que ha de acompañar a la reina responsabilidad, ha de ser aún más amplio y deslumbrante; pero se irá desvelando poco a poco para mantener la emoción hasta el final.
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