Francisco Álvarez-Cascos durante su intervención. (Fotografía Joaquín Pañeda. 'El Comercio)
Quienes seguimos con atención el Foro Asturias Ciudadano, tenemos en la información que proporciona hoy la prensa local, en especial 'El Comercio' donde Juan Neira Estrada firma una excelente crónica de lo ocurrido en el Congreso celebrado ayer, una visión esperanzadora.
La gran noticia es que la asamblea fue abierta, que pudo participar todo el mundo y que se aprobaron varias propuestas con las que no estaba de acuerdo el ex General Secretario.
Resulta una novedad este funcionamiento en un partido y tengo que decir que me inspira un agrado profundo. Cierto que es una paliza dar la palabra a todos los asistentes que quieran participar. Algunas intervenciones son vacuas, otras interminables, otras exhiben un candor que raya la simpleza y otras valiosas; pero incómodas. Se pierde mucho tiempo; pero ese es el camino y eso es lo que queremos los votantes: que nuestra voz suene, que no quede ahogada por una estructura de partido que cocina las propuestas de antemano, decide quién y quién no puede hablar y nos transmite la sensación de que no hay lugar en el monolito infranqueable de los partidos lugar para poner sobre el tapete nuestras opiniones, nuestras aspiraciones, nuestras inquietudes.
Sobran opiniones mucho más autorizadas que la que pudiera dar yo, de curtidos analistas políticos que estudian la situación y aventuran los resultados de las urnas. Yo no voy a entrar en eso; no tengo competencia para esos análisis y me parece una pérdida de tiempo.
Prefiero ir a otro asunto, mi visión de las campañas de los partidos como votante. Me harta que el candidato dedique el grueso de su tiempo a hablar de los otros. En este caso concreto, si yo pudiera hacer llegar mi voz a quienes diseñan la campaña, les pediría que cambien el disco.
Lo que denunció ayer Cascos: la entente entre PP y PSOE Asturias en plan: «yo no te piso el callo, tú no me lo pisas a mí, vamos a repartirnos las canonjías y ayudarnos a vivir lo mejor posible» lo sabemos todos los asturianos. Puede que muchos sepan incluso más que el señor Cascos. No me parece el mejor camino para ganar votos reincidir en un estilo que nos tiene hartos.
Lo que queremos oír los votantes son nuestros problemas reales en la boca del candidato, comprobar que tiene un conocimiento profundo de las dificultades que afrontamos. Eso es vital; porque sólo puede intentar resolverlos quien conoce el mal.
Los problemas no tienen ideología, sólo son realidades que desvelan a unos y encorajinan a otros. Si yo fuera candidata y tuviera que dar un mitin en las Cuencas, no les hablaría de los rivales, sino analizaría los problemas más graves que enfrentan esos concejos. Les contaría que sé que la minería pasa un mal momento y que su futuro no es alentador; pero que voy a poner en marcha planes para revitalizar la economía, adoptar políticas que fomenten la implantación de empresas con más futuro y posibilidades.
Si tengo que dar un mitin en la costa, comentaría el problema que representa para Asturias la carencia de estructuras portuarias adecuadas para la flota asturiana, que sólo dispone de Avilés y suele tener que acudir a puertos de otras comunidades, como el de Burela, para venderlas.
A los campesinos y ganaderos les hablaría de los planes que tengo para relanzar los cultivos, que se intensifique la producción de alimentos y ganado lo más selecto posible, para potenciar las marcas de calidad y crear otras, para favorecer su contacto con los mercados, para que sea sencillo, por remoto que sea el lugar en el que viven y trabajan, acceder al mercado.
Y así, uno a uno. Cuando uno escucha un discurso en el que se abordan sus problemas, ve que el político entiende lo que pasa, por qué pasa y se le ve dispuesto a intentar buscar soluciones, sale mucho más satisfecho que cuando va a un mitin en el que todo se reduce a atacar a los oponentes y dedicar unos pocos minutos a vaguedades sobre los problemas generales, que valen lo mismo para Las Hurdes que para Madrid y se le pide el voto para que se los solucione, sin aclarar nada sobre el programa que ha diseñado para resolverlos.
Sería estupendo que la novedad del Congreso se trasladara a ese otro terreno, dejara a un lado al funcionario y la concejal y se dedicara a ofrecernos un discurso centrado en sí mismo, en sus proyectos, en lo que piensa hacer y cómo piensa hacerlo.
Estoy convencida de que si habla directamente con los ciudadanos de lo que les preocupa y centra en ellos toda su atención y energía, los resultados serán sorprendentes; porque cuando alguien te demuestra que va a trabajar duro para conseguir que tengas trabajo, que tus hijos tengan un futuro en nuestra tierra, que va a corregir tantos desajustes, al menos una parte importante de ellos, creo que tendrá muy poca relevancia la ideología. Ya hemos tenido socialismo a paladas y hemos visto lo inútiles que son los del PP asturiano.
Asturias quiere un líder. Cascos ha demostrado que es un político eficiente y si sabe llevar a los ciudadanos el mensaje de que trabaja para ellos y por ellos, sin restarles un ápice de protagonismo y atención mencionando a otros, creo que tiene muchas posibilidades de conseguir que el ansia de liderazgo que alienta cada asturiano esté por encima de siglas e ideologías.
2 comentarios:
Buenas noches, Carmen.
Está claro que los votantes queremos eso: claridad en el discurso, que implica conocimiento del medio y no simplemente una arenga cuya plantilla se amolda a todo y a todos, proyectos y no promesas vacías, y una democracia interna de partido-con listas abiertas-que nos permitan ser verdaderamente los protagonistas del devenir político del país y no simples votantes.
No sé si Cascos lo logrará, pero puede ser un precedente para cambiar esta maquinaria política que tanto nos perjudica a todos y permite el nacimiento y supervivencia de mangantes e ineptos que medran a nuestra costa.
Un saludo.
Un saludo, Jano. Gracias por su valioso comentario.
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