2/9/10

La España profunda




La noticia más bonita del día apenas se recoge en los periódicos digitales; pero la encuentro en 'La Razón' tras verla 'poco y entre zarzas' en el Telediario.

Les cuento: El ocho de marzo de mil novecientos sesenta, se estrelló en Sierra Nevada un avión procedente de Nápoles que se dirigía a Rota, a unos dos mil seiscientos metros de altitud en el término municipal de Jerez del Marquesado. 

Era una noche de perros en términos estrictos: ventisca y nieve se confabulaban con la noche para sentenciar la vida de los pasajeros, veinticuatro marines que habían sobrevivido, unos ilesos, otros heridos de diversa consideración; pero los habitantes del pueblo se echaron al monte  desafiando los elementos. No disponían de prendas y calzado adecuados para la gesta en esas condiciones; pero se echaron encima ropa de abrigo y rescataron a los veinticuatro marines en un acto que, dos de los supervivientes calificaron como propio de héroes. 

Hoy se celebró la conmemoración del cincuentenario de esos hechos con la presencia del embajador de los Estados Unidos, don Alan B. Solomon y dos de los marines supervivientes, James Frank Zaio y Francis Jhon Rup. 

Quiero creer que si ocurriera hoy algo parecido en circunstancias similares, los habitantes de esta España cuyos ciudadanos se consideran modernos y cosmopolitas, al escuchar el paso del avión y el estampido del accidente, en lugar de llamar por teléfono y esperar que los servicios de salvamento o cualquier otro de los responsables de que se resuelvan las cosas en cada momento, estarían a la altura de aquellos hombres de la España profunda y se echarían una zamarra abrigada encima, calzarían unas botas resistentes, se arriesgarían monte arriba entre los remolinos de nieve que formaba la ventisca y rescatarían a veinticuatro jóvenes que pudieron contarlo gracias a que no esperaron que llegara alguien a hacer el trabajo. 

Desde aquí mi más emocionado homenaje al pueblo de Jerez del Marquesado y sus gentes.

No hay comentarios: