Cándido Méndez quiere que el presidente dimita de su actual reencarnación
Tomo prestado el montaje que aparece en la portada de Libertad Digital; porque me ha parecido genial lo declarado por Méndez:
Cándido Méndez asegura que no quiere colaborar con la derecha en esta huelga, que lo que pretende es que presidente dimita de su actual avatar, de su actual reencarnación.
Avatar es una palabra que se usa en el lenguaje internáutico para definir un dibujo o representación gráfica que se asocia a un usuario para su identificación. Si yo adopto un apodo para moverme por la Red, puedo asociar a él una imagen gráfica, una foto, incluso una proyección tridimensional, para una completa identificación.
En este sentido, nuestro presidente no es una persona según Méndez, sino un personaje virtual acompañado por un avatar, una imagen asociada a su nombre que no coincide con sus gustos (los del señor Méndez, quiero decir).
Debería saber el señor Méndez que todo personaje virtual tiene derecho a elegir su apodo con absoluta libertad y no es lícito discutir esa elección y pretender que la cambie. Eso reza también para su avatar.
No sólo está vulnerando derechos inalienables de todo ente virtual pretendiendo que cambie su identidad y su señas más relevantes; sino que para conseguirlo, va a montarnos una pirula muy considerable, que nos va a costar a todos mucho dinero, molestias, incluso daños, en un momento en que no podemos permitirnos nada de eso.
Dicho esto, aún es más inquietante la información analizada en su conjunto. No sólo nos dice que el actual presidente es un avatar, por lo tanto un ente virtual, sino que también es una reencarnación y eso ya resulta terrorífico. Para reencarnarse, la persona tiene que morir primero, momento en que libera, según los creyentes en estas cosas, una energía trascendente que se mantiene viva el tiempo necesario para encontrar un cuerpo al que regresar.
En consecuencia don Cándido, persona muy cercana, que conoce mucho al presidente y sin duda tiene gran cantidad de información privilegiada sobre él, nos cuenta que don José Luis ha muerto en un momento inconcreto, liberando su energía trascendente y ha regresado para reencarnarse en un avatar.
Si es un ser reencarnado en un avatar, esa imagen que vemos del Presidente es una proyección tridimensional de su anterior aspecto. Pensándolo, no es descabellado lo que nos dice; porque la imagen del presidente es la propia de un hombre en mal estado de salud y cabe pensar que ante el riesgo que amenazaba, optaron por hacer una copia a tiempo, no vaya a ser que haya que usar la de su cuerpo tras liberar la energía trascendente. Eso impresionaría mucho y, sobre todo, le haría dar muy mal en fotogenia, incluso usando Photoshop para tratar la imagen tridimensional en su fase de elaboración.
Es terrible pensar que estemos siendo gobernados y representados por un ente virtual dotado de energía trascendente encarnado en un avatar tridimensional. Pone los pelos de punta; pero lo más horrible es la crueldad y la falta de sensatez que muestra el señor Méndez intentando obligarle a cambiar de avatar. ¿No se da cuenta de que esa trasmutación podría ponerle en peligro de etereización absoluto, con el consiguiente daño, tanto para él, que ya tiene lo suyo con su estado actual, como para los sufridos vasallos que corremos peligro de enfrentarnos a una situación irreversible si se produjera ese previsible salto al la condición de entidad etérea en él?
En fin, otra perla para la colección de disparates. Soluciones no aportan; pero risas... ¡Qué tropa!
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