5/1/11

¿Que nos están preparando?



Llevo días en un sin vivir. Cuando la huelga encubierta de los controladores nos costó a todos los españoles el 'estado de alarma', me pareció fatal; pero no dejé de admirar la astucia de nuestro vicepoderoso. 

Habían aprobado un paquete de medidas inevitable, tras tanto tirar el dinero por la ventana y había que recortar gastos. Hubiera sido mejor que obligaran por decreto a las Autonomías a reducir consejeros, consejerías, órganos que sólo existen para colocar amiguetes y otras bagatelas que seguro que supondrían mucho más rendimiento; pero ya se sabe que pagamos siempre los mismos y lo último que necesitábamos era una ola de protestas, otra huelga y la basca esa que se dedica a agredir y destrozar, suelta por las calles para impotencia y bochorno de los españoles civilizados.

Durante dos semanas los controladores fueron el enemigo público de los españoles, los malos de la película, los que ganaban un congo mientras un millón de familias no tenía ningún ingreso. Se les vapuleó de lo lindo en todos los medios, foros e incluso en persona, los que pudieron hacerlo. Aún hoy salen noticias amenazadoras sobre las acciones legales que se van a dirigir contra ellos, para que no olvidemos que el gobierno nos puede destrozar la vida si nos ponemos tontos.

Cuando la cosa no daba más de sí, apareció la Ley Sinde y durante días, lo único que interesó al país por tierra, redes y saraos fueron los piratas informáticos que están arruinando a los cineastas, a las discográficas y a los autores, no porque los productos que nos ofrecen sean tan malos que nadie está dispuesto a dar un euro por ellos, sino porque los piratas los descargan día y noche y les arruinan el negocio.

Cuando fracasó el intento y se apagaron los ecos de la disputa (cinco días, más o menos, de debate estéril) apareció la inminencia del cierre de CNN+ (que ni los que detestamos la telebasura éramos capaces de sintonizar porque era tan basura como la otra; pero con pretensiones ideológicas) y sobre todo, la entrada en vigor de la ley antifumadores, auténtica obra maestra del estilo totalitarista en la redacción de leyes, en la que se consagra lo que no se admite ni en la normativa penal: la denuncia anónima. ¡El acabose! 

Llevamos treinta y dos días, hasta este momento, que no paramos, oiga. Cada día, el gobierno, por 'b' o por 'c' nos sirve caliente en el desayuno un sobresalto nuevo para que no nos aburramos ni relajemos y hablemos de lo que ellos quieren que hablemos; para que no tengamos tiempo ni energía para hablar de lo que a ellos no les interesa que comentemos. 

No es que me queje. Estoy muy agradecida a nuestro vicepoderoso por el esfuerzo ingente (mis respetos, don Alfredo de todos los poderes y los Pérez Rubalcaba de toda la vida) que hace cada día para que esté en perfecta forma, entrenada a fondo para responder como una ciudadana ejemplar al reto que nos aguarda a todos; pero estoy agotada y sobre todo, me pregunto qué reto es el que nos aguarda, cuál es el objetivo de este incesante ejercicio de 'agit pro' intelectual que nos ayuda a sobrevolar las cosas que tanto nos afectan y tanto nos podrían hacer sufrir si reparáramos en ella con tanta intensidad como en los pros y contras de los temas que nos proponen y que él, con infinito amor y desvelo, aparta de nuestra vista. ¡Ay don Alfredo! ¡Cuanto le debe a su tierna protección nuestra cordura y estabilidad!

Yo quiero ser una ciudadana ejemplar, cumplir todos mis deberes con España, colaborar al bienestar de todos en la medida de mis fuerzas y ayudar en lo que pueda a superar la crisis que nos aqueja. Pero me gustaría saber el objetivo que me aguarda al final del entrenamiento.

Como es indiscutible que ese objetivo existe, rastreo como un sabueso perdiguero la prensa intentando encontrar un indicio de lo que nos están preparando, mientras nos entrenan para no hacer caso de lo que se nos venga encima.

En los momentos de más zozobra, cuando caigo en las garras de aquel espíritu crítico que me inculcaron en la Universidad en el tardofranquismo, para hacer de mí una ciudadana responsable que piensa por sí misma, busca información, contrasta datos y saca sus conclusiones que impregnaba la ideología universitaria necesaria para luchar con el franquismo agonizante y preparar la transición a la democracia, traiciono (lo reconozco, soy así de miserable) a nuestro bienamado vicetodopoderoso y hago recuento de datos.

Hemos terminado el año con 4.100.073 parados, un 4% más que a finales del año pasado. Nuestro presidente, que Dios guarde muchos años, nos cuenta con infinito pesar y total honestidad que en dos años, por lo menos, no empezará a crearse empleo.

Los precios de las importaciones crecieron un 9,6, los de las exportaciones un 5,6%. Mi casa a final de 2010 tiene menos valor que en el 2009; pero más que en el 2011, luego tengo menos patrimonio. 

Los sindicatos negocian «discretamente» con el Gobierno para que no haya una huelga por las pensiones. El Gobierno apuesta por las renovables y el cierre de las nucleares, con lo que seguirá subiendo el precio de la electricidad. 

Las inversiones en patrimonio en territorio español disminuyen en un 15%. El dinero huye de España. Eso sí, vienen los chinos a comprar toda la deuda que haga falta. Ya hemos alcanzado la cota máxima de deuda exterior de nuestra historia y sigue subiendo. Me pregunto cómo vamos a hacer para pagarla, si acabarán embargándome la casa los chinos para cobrar lo que les debemos.

Y de repente, abro ese artículo del ABC y me entero de que, no solo me han incrementado el IRPF 4 puntos, con lo que trabajo cinco meses largos para el Gobierno, más 2 puntos en el IVA, sino que hay mucho más. Cada vez que compro un paquete de tabaco, le entrego al Gobierno 2,60 €. En el recibo de laelectricidad, pago por la que consumo y los gastos para traerla a mi casa, el 45%; el resto son impuestos, déficit de tarifa, primas a las renovables. En la gasolinera: el impuesto sobre hidrocarburos, el IVA al 18%, impuesto de venta minorista de determinados hidrocarburos, repartido entre el Gobierno y la autonomía. En Sanidad, el céntimo sanitario.

Y ahora quieren poner una tasa a los carburantes para que cada vez que llenemos el depósito contribuyamos a sufragar un 75% de las «energías verdes». La confianza en que no va a salir adelante esta medida me ofrece muy poca credibilidad. El Gobierno necesita dinero y sólo dispone de una fuente. Me siento como un limón exprimido y a ratos, imagino que terminaremos en un «corralito» tipo Kirchner. Me daría a la bebida si no fuera porque no quiero pagar más impuestos y los de los licores espirituosos 27% o 15%. 

Vicetodopoderoso que estás en todas partes, vela por mí que estoy cayendo en una depresión. Amén (laico, por supuesto)

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